domingo, 11 de septiembre de 2011

LA CONTRACARA DEL RELATO

LA CONTRACARA DEL RELATO
Por Alberto Asseff *
Nadie puede negar que quien obtiene en la gran encuesta obligatoria recientemente practicada un 50% de los votos posee alguna virtud, sean por acción propia o por defecto de los otros. Por eso, esta contracara del relato sólo aspira a completar la visión y a zafar del pernicioso – por no decir devastador – discurso único, de inocultable raíz antirrepublicana y de matriz autoritaria.
Socialmente, aumentamos el consumo de electrodomésticos y hasta coches, pero nos subdesarrollamos humana y colectivamente. La convivencia está minada de violencia, crispación, exasperación. desunión. La calle es una prueba cotidiana de que nos toleramos poco y de que convivimos malamente. Fuegos verbales que suelen derivar en riñas a los puños cuando no a los tiros. La familia, en esas vastas profundidades de las barriadas periféricas – pero también en las zonas acomodadas – sufre de lesiones gravísimas: promiscuidad, alcoholismo, abusos sexuales, drogadicción, mujer golpeada, entre otros azotes. Y sin familia sólida, ¿qué sociedad se puede erigir? ¿Qué escuela puede tener éxito? No quiero internarme en los menores en riesgo, situación dramática que afecta a tres de cada diez chicos del estrato social más bajo.
La pobreza disminuye un par de puntos, pero sigue en pie, lacerante, hiriente, doliente. Máxime en un país rico. Pero, ¿merma la pobreza cultural? Hablamos con quince verbos y cien vocablos. Si es verdad que la lengua es la instalación de la cultura, ¿cómo estamos en esta vital materia?
Tenemos cuatro millones de kilómetros cuadrados, los octavos del planeta. Pero el 40% de la población se concentra en la gran Área Metropolitana. Córdoba, Rosario y Mendoza prometen replicar esa deformación. ¿Adónde está la política demográfica? ¿En qué anda el salvataje de los 600 poblados semirrurales que daban armonía mínima a nuestro poblamiento territorial? ¿Y la rehabilitación ferroviaria cómo va?
La corrupción es la convidada clandestina a nuestra mesa de todos los días. Se lleva cinco veces más que lo que irroga “el plan universal por hijo”. Ella y el despilfarro impiden que tengamos hospitales, salas primarias, escuelas, transporte público, policía, defensa, radares, becas y una centena de buenos servicios como Dios manda y el pueblo necesita. Sin pensar que Buenos Aires es el ombligo, ¿por qué no disfrutan los metropolitanos del tren elevado de circunvalación paralelo a la avenida Gral.Paz y el Riachuelo? Moscú lo tiene. Nosotros no porque la corrupción se hurtó los recursos.
Producimos trigo y maíz como lo pide el mundo consumidor, pero no tenemos permiso para exportarlos. Así de enrevesada es nuestra vida y nuestra economía. Pintamos, en el relato, un país industrial y tecnológico ideal, pero la participación de la industria en el PBI es del 17% cuando en la demonizada década del 90 era del 19%. El empleo industrial está un 4% por debajo del que existía en 1997 ¿Vamos para adelante?
Se pontifica correctamente que debemos diversificar e integrar la estructura económica. Sin embargo, si baja el precio de la soja se acaba la fiesta. ¿En qué quedamos? ¿Cómo estamos parados? ¿Nos estamos industrializando o primarizando?
Crecemos, pero en 2011 se fueron del circuito financiero us$13 mil millones. Lo que ganamos se nos va. Es como vulgarmente se dice de los delincuentes: entran por una puerta y se van por la otra. ¿Cómo capitalizarnos con estas fugas?
Gozamos de un ‘modelo inclusivo’ con us$ 60 mil millones de subsidios en cinco años ¿Es sustentable?
El real se devaluó el viernes 9/9 un 0,23% marcando una tendencia. Así, la economía brasileña será más capaz de exportar y correlativamente menos importadora. Una acechanza que muestra la contracara del relato. Además, todos contraen despilfarros. Nosotros, ¿podremos seguir incrementando el gasto público sin límites?
En orden a cómo votamos – no a quién, sino el procedimiento – estamos como cuando llegamos de España. Más arcaísmo imposible. Miles y miles de boletas de papel que parecen hechas para mezclarnos, confundirnos y posibilitar las mal llamadas ‘picardías’ que no son otras que los añejos delitos electorales, hoy absolutamente impunes. Sin hablar de Ingeniero Juárez, Formosa, cabal ejemplo de que “el fraude patriótico” – abuso imperdonable de la noble palabra que invoca a la Patria -dejó su sitio al simple e infame fraude a secas.
Elegimos sin debatir. ¿Eso es elegir? ¡Qué devaluada está la política! En rigor, la contracara del relato permite mostrar que cada vez hay menos política y paralelamente más negocio disfrazado de política. Sin política, ¿podremos mejorar? ¿Cuál es el horizonte colectivo si no tenemos políticos? ¿Llegaremos al bien común sin laboradores de él?
Existen 1700 pistas clandestinas y villas como la Corea, de San Martín, en el Gran Buenos Aires, donde el Estado no impera. ¿Puede insertarse eso en el concepto de un Estado moderno, legal y eficiente?
La vivienda es la base del desarrollo humano y social de un pueblo. ¿Cuál es el Plan Nacional de Viviendas Sociales ¿ No me refiero a regalos, sino a programas accesibles, sobre todo para los jóvenes trabajadores. Un joven puede comprar a treinta años vista y un plan puede contemplar una financiación a ese plazo y de paso multiplicar la actividad económica y el empleo, movilizando a cuatrocientos sectores.
La educación está degradándose en sus entrañas, golpeada por añadidura por la realidad que coadyuva a su decadencia. Sin clases el lunes 12 de septiembre porque el domingo 11 se conmemoró el Día del Maestro. Paradoja patética: parar de educar en memoria del gran educador. Así son nuestras disparatadas cosas en nuestra amada Argentina.
No es intención de esta contracara aguar ningún festejo. Sencillamente, es el ejercicio del irrenunciable derecho al otro relato. Un poco de democracia real…
*Candidato a diputado nacional del frente COMPROMISO FEDERAL de la provincia de Buenos Aires –www.pnc-unir.org.ar ; www.unirargentina.com.ar

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