domingo, 18 de diciembre de 2011

FORROS KONFRONTANDO


FORROS KONFRONTANDO
. Todo indica que Daniel Scioli tendría que ir buscándose un nuevo jefe policial (el Cristinismo exige un civil, situación que hoy día desautorizaría mucho al ministro de Justicia y Seguridad bonaerense, Ricardo Casal).

Y Scioli debería ir evaluando qué hará con el Consejo Nacional del Partido Justicialista, del que es presidente pero casi de ocasión, y con el Consejo Provincial del PJ bonaerense, vacante desde la enfermedad de Alberto Balestrini, y que temporariamente ocupó Hugo Moyano (por decisión de Néstor Kirchner, vale la pena recordarlo porque, de lo contrario, y al igual que con Grupo Clarín, se pierde la verdadera historia de las sociedades que tuvo el FpV).

Scioli cree que puede consensuarlo todo con Cristina Fernández pero es obvio que siempre son imposiciones de la Presidente, que van reduciendo los espacios de Scioli, quien solo intenta ganar tiempo hasta que los eventuales problemas de 2012 puedan cambiar el escenario.

Pero ya hay un nuevo contexto, con Cristina Fernández y Hugo Moyano en choque casi permanente, y Scioli es presionado por su vicegobernador Juan Gabriel Mariotto a apoyar activamente a Cristina cuando el gobernador anhela participar de la mediación.

Aqui 3 recortes como apuntes para comprender el escenario complejo:

El diario El Día, de la capital bonaerense La Plata, propiedad de Raúl Kraiselburd, explicó la situación en el PJ provincial, conducido en forma interina por la ministro de Gobierno, Cristina Álvarez Rodríguez:

"(...) El cargo era, como se dijo, de (Alberto) Balestrini hasta que se enfermó. Entonces, asumió el líder sindicalista, que era vice 1º, con el respaldo clave de Néstor Kirchner, que le permitió imponerse en la presidencia contra la intención de otros referentes del PJ, que impulsaban una conducción colegiada. Y en la primera reunión formal del partido, en la que no tuvo quórum por una "jugada" de varios intendentes, Moyano se disgustó con Kirchner porque creyó que el ex presidente había ordenado "vaciar" el cónclave. Se supo, sin embargo, que Kirchner, tras el reproche telefónico del camionero, llamó a ministros-consejeros, como Randazzo, para que fueran al cónclave partidario, aunque ya era tarde. Aquella "discusión" entre Kirchner y Moyano ocurrió la noche anterior a la muerte del ex presidente, inscribiéndola, con el PJ bonaerense como "tema", en los antecedentes de la trágica desaparición de Kirchner.

Volviendo a estos tiempos, aunque se mantuvo en silencio y prefirió no formular declaraciones, desde el entorno de (Cristina) Alvarez Rodríguez deslizaron que cualquier movimiento se decidirá luego de una ronda de consultas con los integrantes del consejo partidario, que todavía constituye una reserva del poder de influencia de los intendentes y caciques regionales castigados en el cierre de listas.

Desde el sciolismo, en tanto, dicen que por ahora no se avanzará con ningún movimiento y esperarán señales de la Casa Rosada sobre cómo seguir con el PJ bonaerense tras la salida de Moyano.

Pero entre las opciones que ya se manejan figura de la adelantar las elecciones, para hacerlas coincidir con la renovación de autoridades del PJ nacional, prevista para marzo. Una alternativa frente a la cual en el sciolismo repiten que todo depende de lo que decida la Presidenta.

En el PJ se estima que la "opción lógica" sería que Scioli acceda a la presidencia del partido en la Provincia, para lo que debería dejar la presidencia del PJ nacional, que cubre tras la muerte de Kirchner.

Pero mientras el sciolismo estudia el escenario y envía señales de alineamiento con la Casa Rosada, operadores políticos del kirchnerismo con influencia y presencia en la estructura partidaria del PJ bonaerense ya iniciaron contactos para evaluar la posibilidad de avanzar en la carrera por la presidencia.

Luego del impacto que significó el desplazamiento de históricos referentes del peronismo provincial en la Legislatura a partir del desembarco de una nutrida tropa de jóvenes diputados y senadores que responden directamente a la Rosada, desde el ultrakirchnerismo creen que el PJ "debería ser el próximo objetivo". (...)".


Pablo Morosi, corresponsal en La Plata del diario La Nación:

"(...) Los primeros testimonios recibidos en el sumario iniciado por la Auditoría de Asuntos Internos señalan que Matzkin estuvo activamente, al menos en las instancias previas a los disturbios que dejaron como saldo dos manifestantes lesionados y seis policías con heridas leves.

La directora de la Auditoria de Asuntos Internos, Viviana Arcidiácono, lleva adelante el sumario contra los agentes de Infantería Walter Revolero, Leonardo Dos Santos, Raúl Molina, Roque Barrios, Fernando Loubet y Daniel Maidana. El viernes empezó a tomar testimonios y seguirá mañana. Fuentes cercanas a los instructores estiman que es seguro que, con el avance de la pesquisa, se dispondrá ampliar el procedimiento hacia otros jefes policiales y que, en ese contexto, Matzkin deberá comparecer para explicar su papel en los sucesos.

El kirchnerismo duro exige a Scioli cambios en su política de seguridad. Apunta, sobre todo, al ministro de Seguridad, Ricardo Casal, y exige un mayor control civil de las fuerzas de seguridad. Así, la crisis por los golpes a militantes de La Cámpora suma presión al gobernador en el tema más sensible de su relación con la Casa Rosada.

Paralelamente, el máximo jefe de la policía bonaerense podría ser citado por el fiscal Tomás Morán, que hizo saber que la semana próxima comenzará a tomar declaraciones "a todos los que estuvieron en el lugar de los hechos". Y requirió a la prensa fotos y videos de los incidentes.

Habituales voceros de la gobernación advirtieron a La Nacion: "Aquí hay una investigación interna en marcha y una causa judicial abierta. Nosotros creemos que hubo una mala actuación policial y que debe haber sanciones, pero no hay, desde el Gobierno, paraguas para resguardar a nadie". Otro alto funcionario que integra el gabinete provincial, remarcó que "esto recién empieza y se va a investigar todo y a todos".

Matzkin se encontraba en un palco cuando fue alertado de las primeras escaramuzas. Cuando salió al pasillo los camporistas intentaban una segunda arremetida para alcanzar los palcos del tercer piso, copados desde temprano por seguidores de Scioli con remeras naranjas. El jefe policial intentó calmar los ánimos, pero no lo logró.

Después de los disturbios, Matzkin y Casal dispusieron desafectar y abrir sumarios a los integrantes de la División Infantería.

En del Ministerio de Justicia y Seguridad no supieron explicar el criterio con que se seleccionó a los agentes sumariados, teniendo en cuenta que el grupo que comandaba el capitán Revolero era de 16 efectivos. "Eligieron a los agentes lesionados que llenamos un formulario para la ART, porque no había dudas de que habíamos participado", fue la interpretación de Revolero.

En el expediente, además, ya hay otros tres funcionarios mencionados como presuntos responsables de ordenar la represión al grupo kirchnerista: el jefe de Custodia de Objetivos Fijos, Personas y Traslado de Detenidos, comisario Sergio Ochoa; su superior inmediato, el director de Custodia del Ministerio de Seguridad, Dardo Héctor Marchiano; y Néstor Santa Ana, un coronel de caballería retirado. Algo favorece a Santa Ana: en los papeles no posee mando formal sobre la Infantería. (...)".


Marisa Álvarez, columnista de los temas bonaerenses en el diario El Día, de La Plata, capital provincial:

"Ocurrió más pronto de lo que preveía el pronóstico más pesimista. El incidente de violencia suscitado minutos después de las juras de Daniel Scioli y Gabriel Mariotto y mientras el Gobernador pronunciaba el mensaje de apertura de su segundo mandato, dejó en la superficie una discusión sobre un presunto exceso de represión policial sobre militantes de La Cámpora. Pero por debajo abrió las compuertas de una confrontación política explícita en el seno del oficialismo -y en su misma cumbre- que hasta ahora se había mantenido larvada, en el terreno de las hipótesis y negada por sus protagonistas y que signará -desde un arranque peor casi imposible- el andar del gobierno provincial.

En términos de la lógica kirchnerista, el incidente en sí mismo, como hecho puntual, fue un enfrentamiento entre "la Policía de Scioli" y "los soldados de Cristina" que en la Provincia responden al Vicegobernador. Un hecho de extrema gravedad según ese planteo, que funcionaría apenas como emergente de una situación que refleja el profundo estado de sospecha, y sobre todo las diferencias políticas y un ánimo, por lo tanto, confrontativo, que anidan entre lo que puede denominarse genéricamente como "la Gobernación" -o como "Scioli", en rigor- y la Casa Rosada.

El Gobernador entendió de inmediato que el choque iba a ser planteado por el universo K como un ataque de "su" Policía a los jóvenes "de" su vice y por ende "de" Cristina. Se lo dijo, virtualmente, apenas terminó su discurso ante la Asamblea Legislativa, el flamante diputado provincial de La Cámpora, Santiago Carreras, al anoticiarlo del incidente con modos que funcionaron como un reproche a los gritos. Y se lo indicó el inmediato debate en el que se sumergieron Mariotto y los legisladores ultra K sobre la posibilidad de no asistir a la jura de los ministros de Scioli -que iba a efectuarse a continuación- como gesto de "repudio".

El Gobernador reaccionó desde esa lectura. Fue con Mariotto a visitar a los dos militantes que con heridas leves habían sido trasladados al Policlínico, concentró la "culpa" en los agentes de Infantería que habían chocado con La Cámpora y se dedicó en las siguientes 48 horas a sancionar con dureza a la Policía: desafectó de funciones a seis de esos infantes y ordenó que se les abriera una investigación sumaria interna y desairó a toda la fuerza no asistiendo a la celebración de su Día, un acto en el que su ministro de Seguridad, Ricardo Casal, además incluyó en su discurso una "advertencia" a los uniformados sobre cómo tratar a los militantes políticos.

Evitó así la que hubiera sido la primera imagen del inicio de la guerra explícita entre él y su vice: logró que Mariotto estuviera a su lado mientras les tomaba juramento a sus ministros. Pero no fue una paz duradera. Mientras sus decisiones le abrían otro frente, con el autoacuartelamiento de Infantería en La Plata reclamando que se reconociera que los agentes sancionados "sólo cumplieron órdenes", en el universo K se coincidía con esa apreciación policial y se iniciaba la búsqueda subterránea de los "responsables políticos" del incidente.

(...) Desde el kirchnerismo le apuntan al jefe de Gabinete de Scioli, Alberto Pérez -unos 300 militantes con chalecos naranja, que respondían al funcionario Juan Vignale, habían copado desde muy temprano todos los palcos, para vivar a Scioli- y desde la Gobernación a las nuevas autoridades del Senado, responsable de la seguridad del acto, más precisamente al "dos" de Mariotto, el ultra K Sergio Berini. El final del capítulo es imprevisible. Pero cualquiera sea, no será el final de la película."

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