martes, 20 de diciembre de 2011
PRESENCIA DE PASADO Y AUSENCIA DE FUTURO
Editorial de N Gallo del 17 de diciembre de 2011
Un desierto sahariano de ideas se ha adueñado del poder en la Argentina. El discurso presidencial correspondiente a la toma de mando del pasado 10 de Diciembre, fue un dechado de nostalgias y ausencia de propuestas y compromisos para el futuro.
Dicen que hay un cierto parentesco entre nostalgia y sueño. El sueño aquí es que nada cambie. Que el mundo nos siga comprando nuestra soja a buen precio; que Brasil mantenga activa su economía compradora y que llegue alguna migaja de las inversiones mundiales.
La Presidente no sabe cómo se enfrenta una recesión mundial.. Todos en su Gobierno cantan a coro que a los argentinos no nos va a pasar nada, porque hemos hecho las cosas tan bien que estamos a salvo de influencia y coletazos externos.
La Presidenta sí sabe que el descontento social que va a a surgir cuando la quita de subsidios pegue en los bolsillos de la enorme clase media argentina, van a haber reclamos y quejas por doquier. La Presidente va a responder tirándole culpables al pueblo. Ya está preparando a la sociedad para que la acompañen en una nueva gesta épica contra los culpables de los males argentinos. Contra la prensa libre a la que responsabilizará de deformar la realidad; contra los bancos a quienes definirá como los ejemplos más perversos de la codicia humana; contra las corporaciones empresarias a quienes señalará que no tienen otra bandera que el lucro desmedido y, finalmente, tendrá en la reserva de culpables a esa entelequia sin perfil concreto que identificará como los energúmenos de siempre que impiden la alegría de los pueblos.
No dejará de culpar tampoco a las oscuras fuerzas del mal que seguramente dirá que anidan en el imperialismo y a los intelectuales contestatarios a los que acusará de perseguir protagonismo
Los pueblos son afectos a la cacería de culpables. Necesitan de los culpables para no tener que reconocer sus propios defectos y desaciertos y tardan mucho en levantar la mirada y aceptar que los dirigentes elegidos por ellos mismos son los únicos responsables de sus tristezas y angustias.
No tenemos ni una leve noción de nuestro futuro. Todo está en manos absolutas de la Presidenta, de sus humores, de los vaivenes de su inteligencia, de sus visiones y de su permeabilidad ante los consejos cuando confunda la génesis de los problemas.
Cuando en su discurso inaugural de un nuevo mandato dejó en claro que vive relamiéndose de sus éxitos pasados, también dejó en claro que concibe a la Argentina como un país blindado ante el mundo y el “vivir con lo nuestro” basado en lo que su Gobierno hizo, es su forma de sobrevivir. Nadie le supo explicar el significado del “ya fue” en el idioma coloquial de los adolescentes.
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