martes, 26 de mayo de 2009
EL SOL DEL 25
El sol del 25
© Jorge Milia
para Diario Castellanos
A ciento noventa y nueve años los argentinos seguimos queriendo saber de qué se trata. Y la verdad es que ésta no es la mejor época para hallar una respuesta.
País ambivalente, con una revolución que no lo fue tanto y una declaración de independencia seis años después, que los de afuera suelen confundir con la primera y los de adentro mas o menos, discurrimos entre fechas y aniversarios, entre muertos y heridos, sin haber podido encontrarnos a nosotros mismos.
Repetimos una y otra vez situaciones complejas con las mismas antítesis: el puerto y el interior; unitarios y federales; el campo y la ciudad. A través del tiempo los hemos pintado de colores como conservadorismo, populismo, radicalismo, peronismo, socialismo y cuanto “ismo” hubiera.
Aquellas “catorce tolderías”, al decir de Felix Luna, tuvieron algún elemento aglutinante que les permitió arrancar y luego de más sangre que la necesaria, sentaron las bases para edificar un futuro.
El país creció, llenándose de esperanza adentro y afuera, sedujo a muchos que lo hicieron suyo hasta darle su sangre, su confianza. Lo hicieron su nueva tierra y por ende patria de sus hijos. Con ellos le dieron vida y grandeza.
Quienes estaban lejos lo miraban con asombro, quienes estaban cerca con envidia. Fue el sueño de muchos, hoy nadie entiende cómo se hizo pesadilla.
Aquel país que había nacido con una llama interior que alumbraba su arte y su industria, sus frutos y sus gentes, se volvió un país oscuro que ya no lanza desafíos al futuro como acostumbró en otra época.
Hoy lo gobiernan quienes lo quisieron destruir y lo dirigen quienes lucran con la vida ajena. Se lo han dividido entre el terrorismo que sin dejar de serlo se volvió capitalista y el narco tráfico que todo corrompe.
El camino a la reconciliación, el único que tiene una salida, fue cegado hace seis años y de allí en más las cosechas de odio han sido prolíficas. Todo está en función del enfrentamiento por el gran temor en afrontar la verdad. Y la verdad se calla porque ella es la que hace libre a los hombres. Donde gobierna la mentira la libertad no existe.
No ya ante un cabildo abierto sino ante un estado cerrado, carente de espíritu, esperando el segundo siglo los argentinos seguimos queriendo saber de qué se trata.
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