
Ocaña está con un pie afuera mientras los Kirchner asisten a la extorsión y manejos de Moyano
Los Kirchner asisten, impávidos, a los manejos extorsivos del sindicalista, Hugo Moyano: Pablo, el hijo del cegetista, pidió en una entrevista “un ministerio” para los muchachos camioneros. El ministerio es el de Salud que Graciela Ocaña lidera desde que asumió Cristina. Allí reside la posibilidad de controlar el dinero de las obras sociales, la caja estratégica que desvela a los sindicalistas.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) El enfrentamiento entre Graciela Ocaña y Hugo Moyano, sumó ayer un nuevo capítulo. La titular de la cartera de Salud aseguró que allegados al secretario de la CGT querían su ministerio.
"El otro día escuché que alguna de las personas que están dentro de su grupo querían mi ministerio", dijo la ministra, en una entrevista con América TV.
Sin decir que quien había hecho esas declaraciones fue Pablo Moyano al diario El Cronista, la funcionaria agregó que "no corresponde ni a Moyano ni a ningún otro poner o sacar ministros", sino que sostuvo que "es una decisión de la Presidenta".
Por otra parte, al ser consultada sobre su posible renuncia, respondió: "Yo estoy trabajando con un enorme compromiso, todos los días, muchas horas, para solucionar en parte los problemas que los argentinos tenemos en los temas sanitarios. La verdad es que esa decisión, la comunicaré oportunamente".
De todos modos, aclaró que "todos los ministros" saben cuando asumen que han presentado su renuncia. "Quizás no sea después de las elecciones, quizás sea mañana mismo. La verdad es que la decisión está en manos de la señora Presidenta".
Por último, insistió: "Los ministros no son más que asistentes, secretarios del Poder Ejecutivo Nacional".
Lo que llama la atención es lo permisivos que son los Kirchner ante este escenario extorsivo frente a los medios de prensa.
Solo se explica con la cercanía de las elecciones del 28 de junio y la debilidad que produce la incertidumbre por el resultado.
Pero la pelea entre Ocaña y la CGT está marcada por una caja de nada menos que unos 1700 millones de pesos de la Superintendencia de Salud.
Allí está incluido el dinero de la denominada Administración de Programas Especiales (APE), fondo destinado a las obras sociales para prácticas médicas complejas extraordinarias.



















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