domingo, 17 de mayo de 2009

Y LA REFORMA ???


La Nueva Provincia - 17-May-09 - Opinión


¿Y la reforma política y electoral?

por Guillermo Lascano Quintana


Todo parece armado para desconcertar a la ciudadanía, que todavía no sabe exactamente quiénes serán los candidatos a los que votará en las próximas elecciones y, sobre todo, qué se proponen hacer, si resultan elegidos.

Con el agravante de la casi inexistencia de partidos políticos que puedan llamarse tales y de la consiguiente ausencia de democracia interna que permita participar en la postulación de candidatos.

Este punto es de capital importancia, a pesar de que nadie parece advertir que buena parte de los males cívicos que nos aquejan tienen origen en la casi inexistencia de agrupaciones político partidarias organizadas, capaces de formar dirigentes, promover la participación ciudadana en la cosa pública (res publica) y controlar a sus representantes y sobre todo proponer políticas o programas de acción.

Y no sólo no se advierte sino que ni siquiera se hace referencia a ello. En consecuencia, como si fuera lo más natural del mundo, algunos políticos se dedican a seleccionar candidatos, a "bajarlos" o "subirlos" de listas que casi todos ellos han criticado como ineficaces. Lo hacen, además, con la complicidad de los seleccionados, que ni siquiera se ruborizan por la maniobra hecha a espaldas de la ciudadanía.

Es tal la falta de cordura de quienes así proceden, vulnerando la voluntad ciudadana y la propia letra de la Constitución y las leyes, que ni siquiera piden disculpas por ello.

Un importante, inteligente y dedicado político argentino, respondió, ante mi reclamo de que se hicieran elecciones internas en los partidos o se adoptara algún mecanismo para recabar la voluntad de los ciudadanos sobre ciertos candidatos, que ello no era posible, por falta de tiempo, falta de costumbre y cierta reticencia a perder el control de las listas. Francamente si nos guiamos por los resultados de quienes pueblan el Congreso de la Nación, las legislaturas provinciales y los consejos deliberantes, el último argumento es absurdo. Si "controlando" las listas tenemos los legisladores que tenemos, sería preferible no controlarlas.

Pero lo más chocante del caso, es que a pesar de esta conducta impúdica y descarada, nadie reconoce sus defectos, su ilegitimidad y su ilegalidad y siguen como si tal cosa, sin tener la decencia de reconocer la excepcionalidad de lo que acontece y comprometerse a cambiar para el futuro. Nadie habla de la famosísima reforma política, ni de la no menos famosa reforma electoral, que fue enarbolada por todos los sectores (gobierno, oposición, académicos, periodistas y tantos otros) abandonadas ambas y durmiendo en cajones ignotos de cenáculos intrascendentes.

Así como varios que se comprometieron, en su momento, a desempeñar hasta el final el mandato para el que fueron elegidos y hoy se olvidan de ese juramento, sin excusa valedera alguna, hay que exigirles, hoy, que discutan y elaboren, una vez elegidos. las leyes que permitan reconstruir partidos políticos eficaces y aquellas destinadas a garantizar la pureza del sufragio y la representatividad e idoneidad de los mandatarios de la voluntad popular.

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Guillermo V. Lascano Quintana es abogado.

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