sábado, 9 de enero de 2010

IRRACIONALES


AUTOINVESTIDURA IRRACIONAL Y ANTIJURÍDICA

Por Jorge Omar Alonso

El Jefe de Redacción del Cronista Comercial, con relación al nuevo escándalo político desatado por los Kirchner en su ofensiva sobre el titular del Banco Central, Martín Redrado, puso de manifiesto la confirmación de que “el gobierno ha radicalizado su postura a partir del resultado electoral de junio pasado, provocando la radicalización de una forma de gestión que fue rechazada por la mayoría del voto popular. La imposición es ley en el mundo k, aunque ello implique avanzar sobre las ya deterioradas instituciones argentinas”.

Prosigue escribiendo dicho periodista: “Para el matrimonio presidencial, el plan está trazado y nada debe impedir su ejecución. Ni el Congreso, ni la Justicia, ni una entidad autárquica, como el Banco Central. Necesita retornar rápidamente al mercado de crédito para despejar su horizonte financiero, sostener el nivel de gasto y reactivar la máquina de la obra pública, piezas clave para llegar con chances al turno de la renovación presidencial. Y si sus deseos no se cumplen, alguien debe pagar las consecuencias. Será Redrado, si finalmente cede a la presión y da un paso al costado. O quizá aquél ministro que pergeñó la idea de utilizar las reservas como garantía para que el plan se concrete y ni siquiera pudo obtener un sí de su candidato para conducir el BCRA. El conflicto con el campo y las retenciones móviles le costó el puesto a más de un alto funcionario. El resultado de esta nueva polémica está por verse”.

Para una mayor contundencia en la decisión adoptada, la presidenta convocó en una puesta en escena a su batallón de serviles de gabinete a estampar sus firmas en el decreto de destitución de Redrado.

Una vez más asistimos pero ya sin asombrarnos, a una nueva canallada puesta en marcha por los KK en sus consuetudinarias arremetidas contra las instituciones del País.

Estamos en presencia a no dudarlo de un régimen dictatorial, presidido por un usurero consumado y su consorte con atavíos de reina, que gobiernan para su propio interés y no el de sus representados.

El economista austro-húngaro Joseph Schumpeter ante el interrogante de cómo hacer para que esto no suceda, había ideado lo que dio en llamar la teoría competitiva de la democracia. Ésta era realmente como un complemento de la teoría de la democracia como tal.

El método implicaba que por parte de los elegidos a gobernar, se acogieran las preferencias, que se escucharan las demandas. Pero como el pueblo vota en periodos, en nuestro caso de cuatro años en ese interregno podría suceder que el gobernante se volviera un déspota y optara por servirse a si mismo, como sucede con el régimen que padecemos.

No sucedería así si a la teoría de Schumpeter se le agregara el “principio de las reacciones previstas”. Esto significa que el gobernante prevé la reacción de sus electores a lo que hace o se propone hacer, lo que constituirá un freno a sus propósitos ilegales.

Este mecanismo obra como un control permanente por parte de los electores.

De todo esto podemos deducir que para que se lleve a cabo una reacción en contra de todo proyecto de tiranía, es necesario una instrucción cívica de calidad en los ciudadanos y un compromiso sin reservas por parte del cuerpo político que compone la oposición.

Son requisitos que lamentablemente no se dan en nuestra sociedad civil y política, y en consecuencia hemos caído en las garras del despotismo kirchnerista.

No existe la democracia si como tal la entendemos como mecanismo que genera una poliarquía abierta, poder al pueblo y capacidad de respuesta de los gobernantes frente a sus electores.

Esto es complicado había escrito Giovanni Sartori, porque la democracia es complicada. Afirmó que la democracia es una cosa; el grado de democracia y la democratización, otra distinta. Nosotros no contamos con ninguna de las dos posibilidades.

En el año del Bicentenario del nacimiento de la Patria, vaya a saberse que hado nefasto nos puso en el camino a esta tiranía.

Nuestra democracia acabó en esta autocracia que es la autoinvestidura de un irracional ilegítimo, que proclamándose jefe a sí mismo luego de haber sido derrotado en elecciones, ha optado por desconocer todo principio institucional.-

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