TSUNAMI KIRCHNERISTA

-Pese al tsunami político, el poder "K" insiste con un discurso de ataque permanente
Por Ernesto Behrensen DyN

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La gestión de Cristina Fernández atraviesa un nuevo tsunami político, pero, a diferencia de otras ocasiones, lo hace sin el poder del que disfrutó tanto su marido en el lapso 2003-2007 como ella misma durante su primer año de gestión.

Los funcionarios nacionales utilizan un discurso de ataque permanente que, en otras épocas, les dio resultados. Hoy, sin embargo, queda al borde del surrealismo:

* Martín Redrado es un "okupa" del Banco Central y muestra su verdadera personalidad y ambiciones personales.

* La oposición, con Julio Cobos "Iscariote" a la cabeza, son conspiradores.

* Los medios de comunicación, golpistas.

* Los jueces que fallan contra el gobierno, delivery o embargadores seriales.

¿Conclusión? Existe una confabulación universal y una formidable maniobra política para desestabilizar a una administración que lo único que hace es velar por los intereses del pueblo.

Redrado, cuya permanencia en el cargo parece insostenible hasta para la oposición, alimenta la hoguera con fuego propio. "Ellos creen que me matan y yo creo que se suicidan", disparó.

Como siempre, la realidad no está en los extremos.

En el gobierno se confiaron en que nada pasaría con la creación del Fondo del Bicentenario mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia. El antecedente del pago al FMI con menos reservas que las actuales los envalentonó. También pensaron que alcanzaría para remover a Redrado con un pedido telefónico. Lo que no imaginaron es que se abriría un escenario complejísimo con aristas judiciales, políticas, económicas e internacionales.

Se considera conspiración y maniobras políticas a los pedidos de debate parlamentario y a los fallos judiciales adversos (tanto nacionales como foráneos).

¿Por qué no llamar a sesiones extraordinarias y poner fin a este conflicto? ¿O el tema no amerita la participación rápida del Congreso? El kirchnerismo demostró que, cuando quiere, convoca a los legisladores a sesionar en cualquier día.

Es la nueva realidad surgida de las elecciones del 28 de junio lo que, quizás, haya intentado evitar Cristina al no acceder a convocar a extraordinarias. El 1 de marzo, sin embargo, el Congreso comenzará a funcionar y ya no habrá gambetas.

La oposición, a su vez, intenta sacar provecho de esta crisis, pero exhibe un pobre desempeño. Ya surgieron diferencias que no hacen más que debilitar su rol.

La denuncia de Elisa Carrió (Coalición Cívica) sobre un pacto radical-kirchnerista abrió una grieta importante. También fue "Lilita" quien pidió cordura a la hora de reclamar la autoconvocatoria del Congreso sin sumar, primero, las fuerzas propias.

Los errores se acumulan y trascienden las fronteras nacionales. Cada vez es más costoso salir de los laberintos construidos a partir de decisiones polémicas.

Esta crisis tiene, hoy, un final incierto y abierto a cualquier opción. ¿La dirigencia estará a la altura de las circunstancias o primarán los intereses personales por sobre los generales?

Fuente: La Nueva Provincia (Bahía Blanca)