sábado, 29 de mayo de 2010

EL BICENTENARIO ES NUESTRO


EL BICENTENARIO TIENE UN SOLO DUEÑO: EL PUEBLO ARGENTINO

Por el Dr. Jorge R. Enríquez

No puede sorprender que el gobierno nacional intente ahora capitalizar políticamente en su provecho lo que fue una celebración de todos los argentinos. Está en su naturaleza. No se detienen ni ante lo más noble.

Pero se les ha ido esta vez la mano. Pretender que los millones de argentinos que salieron a las calles a participar de los festejos del Bicentenario son kirchneristas es tomarnos a todos el pelo.

Yo recorrí también las calles junto a mi familia y amigos. ¿Me hace eso kirchnerista? No, sólo habla de mi deseo de vivir un acontecimiento histórico único, que vivieron mis abuelos y que sólo vivirán otra vez mis nietos o bisnietos.

La argentinidad no tiene dueño. El grito libertario de Mayo nos alcanza a todos.

Es muy reconfortante que la gente haya salido a las calles.

La reinauguración del Colón fue un acontecimiento magnífico. Es una lástima que la presidenta de la Nación se haya marginado de ese hecho histórico, pretextando que Mauricio Macri había tenido palabras duras para con su marido. Fueron palabras bastante suaves al lado de las que cotidianamente profieren a sus adversarios, Néstor Kirchner o Aníbal Fernández, por ejemplo.

Y, en todo caso, no se trataba de una cuestión personal, sino institucional. La falta de republicanismo de los Kirchner los lleva a creer que el Estado es de ellos. No, son moradores circunstanciales de la funcíón pública. No importan las simpatías o antipatías personales cuando se trata de ejercer una representación institucional.

También es censurable el sesgo ideológico de muchas de las actividades organizadas por el gobierno nacional.

Asombra que, entre otros, ni Urquiza, ni Sarmiento, ni Mitre, ni Pellegrini, ni Alem, ni Alvear figuren entre los próceres celebrados, siendo que son figuras de una enorme trascendencia en nuestra historia. En cambio, se le tributaron absurdos homenajes al Che Guevara, cuya contribución a la historia argentina es nula y cuyos valores y principios no son los de la democracia pluralista que debemos consolidar. Es contradictorio alardear de ser los adalides de los derechos humanos - asumiendo una postura falsa y oportunista - y exaltar la figura de un baluarte de la violencia.

Hasta al mismo Saavedra se lo relegó, como si no hubiera tenido un protagonismo central en los sucesos de Mayo.

En esa línea, las palabras despectivas de la presidenta sobre el Centenario sólo pueden provenir de la mala fe o la ignorancia; probablemente, de ambas a la vez.

Obviamente que estamos mejor que hace cien años. En 1910 no había penicilina, teléfonos celulares, tomografía computada. ¡Chololate por la noticia!

Pero era un tiempo de optimismo para los argentinos. El país crecía espectacularmente, se abrían oportunidades por doquier. ¿O los inmigrantes venían por millones porque estaban mal informados o consultaban el INDEC de Moreno?

La Argentina era entonces uno de los países más progresistas del mundo. Hay que compararlo con otras naciones de la época, no con los países nórdicos de ahora.

Ese espíritu de progreso es el que hoy añoramos. Y no lo vamos a recuperar con shows de rock ni con festivales de acrobacia, que están muy bien como entretenimiento popular.

Necesitamos recuperar aquella mística con los valores de hoy.

Y eso no va a ocurrir mientras se predique mentirosamente que se hace un país para todos y no se invita a la celebración principal a Julio Cobos. ¿En calidad de qué, preguntó Aníbal Fernández? Alguien tendría que avisarle que es el vicepresidente de la Nación, electo popularmente y no un mandadero de la señora de Kirchner.

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