lunes, 31 de mayo de 2010
MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES
Kirchner en Tucumán: Mucho ruido y pocas nueces. Por Luz García Hamilton
El jueves llegó a Tucumán Néstor Kirchner para inaugurar la nueva sede del PJ. Una tenue llovizna esperó al “Presidente” quien eufórico, sorprendió con un discurso conciliador si bien no pudo con su genio y fue duro con la oposición y la prensa, “culpables” de todos los males de la “corajuda” Cristina. La fiesta fue un logro del alperovichismo que se dio el lujo de reunir en Tucumán a los gobernadores Daniel Scioli (Bs. As.) Jorge Capitanich (Chaco), Sergio Uribarri (Entre Ríos), Juan Manuel Urtubey (Salta), José Luis Gioja (San Juan), Walter Barrionuevo (Jujuy), Luis Beder Herrera (La Rioja) y Gildo Insfrán (Formosa); los gremialistas Hugo Moyano, Julio Piumato, Víctor Santamaría y Omar Viviani; los senadores José Pampuro, Rosana Bertone y Luis Viana, y los diputados Agustín Rossi, Eduardo Fellner, Eduardo Camaño y Carlos Kunkel entre otros. Todos tuvieron discursos más ó menos parecidos y quisieron “capitalizar” la emoción del Bicentenario asegurando que había servido para fortalecer la figura de este líder que, a pesar de muchos, sigue siendo Néstor Kirchner. La fiesta preparada al detalle, no fue tal….se esperaba que Kirchner bendijera a José Alperovich como su compañero de fórmula, cosa que no hizo y para colmo de males los cantos de apoyo al Intendente Amaya en el cierre del acto, se tradujeron en un profundo desagrado que el Gobernador no pudo disimular al menos en su expresión.
El despliegue fue brutal. Ya por la mañana circular por la ciudad de Tucumán era un caos, puesto que por un lado se cortaba el tráfico durante el Juicio Oral y Público en el Tribunal Oral Federal, cosa que sólo genera rabia y protestas en medio de la indiferencia en que ha entrado el proceso del juicio y por otro se interrumpía el tránsito para garantizar que Kirchner y sus aliados recorrieran el trayecto desde el aeropuerto hasta la sede del PJ en pleno centro de la capital tucumana con absoluta tranquilidad.
Trece aviones, 13!!!!, se amontonaron en la pista de aterrizaje del aeropuerto Benjamín Matienzo, todos ellos pagados seguramente por el Estado, sea provincial o nacional, es decir, con su plata señor, con la suya señora que no logra todavía que regularicen su jubilación.
Cientos de personas, trasladadas desde el interior en su mayoría, se iban acomodando estratégicamente a la vera del camino, sobre todo en la zona del parque 9 de julio, con la orden de agitar banderas o saludar al paso de la comitiva oficial. Muchos de ellos tenían en sus manos “la famosa bolsita”, que contenía dos sandwiches, un alfajor y una gaseosa de la línea Pepsi. Lo curioso es que también contenía un paquete de 10 cigarrillos Next. Pobre gente, por tan poco aceptó pasar horas bajo el agua.
El escenario fue montado justo frente a la sede del PJ –que valga sea de paso quedó espectacular – un lugar bastante poco acertado a mi criterio. Ocupaba el ancho de la calle y daba de frente a una playa de estacionamiento vacía. Cosa rara. Las vallas puestas todo alrededor y esa calle tan estrecha, mostraban que a simple vista no había demasiado público, más bien todo lo contrario aunque los organizadores aseguran que la movilización fue importante y que los alrededores estaban colmados…quizás sólo por gente que intendentes, delegados comunales y punteros políticos trasladaron, los demás tucumanos, ciudadanos civiles, ni se acercaron.
A puertas cerradas sesionó el Consejo partidario nacional del PJ mientras en una pantalla gigante se podía ver el desarrollo del mismo aunque sin audio. Caras sonrientes y satisfechas, como embriagados todavía con la emoción del Bicentenario que, reitero, todos quieren capitalizar para sí. Kirchner rebozaba alegría y destilaba seguridad, no era para menos con semejante comitiva que acompañó su “lanzamiento encubierto”. Y digo esto porque si bien no arrancó oficialmente su campaña, la inauguración de una sede del PJ en el interior no amerita semejante movimiento de Gobernadores y dirigentes. Implícitamente Néstor Kirchner mostró desde Tucumán que aspira a ser el próximo presidente de los argentinos, que cuenta con el apoyo de “pesos pesados” y que quien manda es él. Todos lo adularon, hubo frases y gestos por demás elocuentes. Eso sí, no les dio el gusto a los anfitriones de oficializar una fórmula con José Alperovich. A pesar de lo rimbombante del acto preparado, Alperovich deberá seguir en “capilla”, haciendo muy bien sus deberes y obedeciendo sin pestañar las órdenes del mandamás mal que nos pese.
Afuera los colaboradores más cercanos de Alperovich estaban eufóricos, en voz baja tejían las más diversas hipótesis y se barajaba el nombre del posible candidato a Gobernador de la provincia, en el supuesto caso claro está, que Alperovich sea el elegido de Kirchner para acompañarlo cosa que, por el momento, parece cuanto menos complicado. Los nombres de Sergio Mansilla, Juan Manzur, Betty Rojkés y Domingo Amaya, en ése orden, se barajaban por allí cuando desde arriba del escenario Sergio “la burra” Mansilla, Senador Nacional por Tucumán y a cargo “de que los muchachos no hicieran desórdenes” según él mismo, dijo con voz seca “acá uno sólo cabalga, se llama José Alperovich”, como queriendo poner fin al debate armado espontáneamente entre algunos subalternos. Daniel Scioli, Beatriz Rijkés, Hugo Moyano y Néstor Kirchner hicieron uso de la palabra, en tono casi idéntico, cada uno habló de las “bondades” del Gobierno de Cristina Kirchner, a quien ponderaron por la fuerza y el coraje para sacar a flote su gestión cuando la oposición y la prensa se ensañaron con ella. Llamó la atención el tono conciliador que pretendió usar Néstor Kirchner, diciendo que saquen la cabeza de las urnas y trabajen por el país, haciendo gala de un ánimo de pacificación que no coincide al menos con la manera de proceder que todos conocemos en esta gestión. “Un lobo disfrazado de cordero”, dijeron por ahí, mientras casi al final se desbocó y criticó a medios y periodistas opositores.
El mensaje de Betty Rojkés de Alperovich fue quizás el más fogoso, defendió a rajatabla la gestión de Cristina y resaltó su coraje y valentía diciendo que varios hombres hubiesen huido con un entorno tan adverso y que ella en cambio con coraje y bravura resistió y sacó el país adelante. Demasiado condescendiente con la Presidenta, como para no dejar dudas de su lealtad ciega a la gestión. Fue la única además que habló de la política de Derechos Humanos, cuando resaltó que fue este Gobierno quien se ocupó de todos los derechos, “Humanos, del niño, de la mujer, etc” y agradeció el apoyo del Gobierno Nacional. Claro, hay apoyo y llegan fondos, pero a cambio de la obediencia debida que de tanto mal humor suele poner a los tucumanos que añoran un Gobierno independiente que se juegue por los intereses de todos.
Para “Beatriz” como la llamaban en cada uno de los discursos, hubo palabras de elogio por todos y cada uno de los que hicieron uso de la palabra. Esta Senadora tucumana, que además ocupa un puesto estratégico en la Bicameral que trata los DNU, es presidenta del PJ provincial y la señora del Gobernador tucumano parece haberse convertido en híper kirchnerista . Tiene la ambición que le gusta al matrimonio presidencial y actúa con obediencia. De manera inteligente ha sabido llegar a ellos y conquistarlos aunque no se da cuenta que el costo político que tiene pegarse a los actuales gobernantes, que tanto han dividido a los argentinos.
Sin embargo y a pesar del mal humor que generan los Kirchner, en el aire se respiró que podría ser el nuevo Presidente de los argentinos aunque nos ponga “los pelos de punta”. Y es que como bien dijo Jorge Lanatta hace unos días con ésa agudeza que lo caracteriza, al día de hoy es posible que los Kirchner vuelvan a ganar, no porque la gente esté contenta ni muchísimo menos sino porque del otro lado, en la oposición, NO HAY NADIE. Y eso sí que nos genera dolor. Porque cómo es posible que quien siembra rencores, arremete contra la familia, contra el campo, contra la Iglesia, contra la prensa, contra productores, contra la Justicia, tenga siquiera la posibilidad de pretender continuar en el poder?. Hay un dicho burdo y conocido señores que dice “la culpa no es del chancho sino de quienes le dan de comer”…´pues bien, hasta acá, la oposición no aparece con la fuerza que merece, está dormida, anestesiada, permitiéndole al oficialismo, soñar a pesar de todo. Y la culpa entonces, es de todos nosotros. En cuanto a la política local, mejor no hablemos, creo que también con sus enormes aciertos y errores, el Alperovichismo se afianza en la provincia ante la falta total de liderazgos en la oposición que está totalmente desmantelada y que apenas tibiamente hace alguna que otra aparición.
El acto fue para los peronistas y sólo para ellos, una fiesta. Un banquete de visitas que llegaron para apoyar a Néstor Kirchner en primer lugar y para alimentar el ego y de paso asegurarse la obediencia debida del matrimonio tucumano (los Alperovich). Puede gustar más o menos, pero la visita de un importante sector del kirchnerismo a Tucumán, fue un espaldarazo del kirchnerato a los Alperovich en el juego “del toma y daca” de la política actual.
Al terminar el Consejo partidario y habiendo dejado inaugurada la flamante sede, Kirchner, secundado por el matrimonio Alperovich, Scioli, Capitanich, Randaso y Moyano subió al escenario para saludar al público. Fue entonces que, como salidas por arte de magia se levantaron decenas de pancartas que decían Domingo Amaya (es el nombre del intendente, Kirchnerista también, que aspira a la gobernación aunque no lo admita públicamente) y los cánticos de estas personas, ubicadas estratégicamente en las primeras filas seguro por “descuido de alguien”, incomodaron muchísimo al Primer Mandatario. Basta ver las fotos, en las que todos sonríen menos él, que masculla en soledad su bronca, cosa que parece no haber sido advertida por nadie aunque fue evidente.
El cierre del acto debe haber sido un trago amargo para José Alperovich, que seguro jamás imaginó esto. Demasiados elogios para “Beatriz” durante la jornada, “le gustaban pero no tanto”, el protagonista debía ser él. Betty es su mujer y fue él quien la lanzó a la política, ella es fonoaudióloga y no había hecho política. De pronto incurrió de la mano de su marido y en poquísimo tiempo, siempre bajo la bendición de José, fue Diputada Nacional, Presidente del PJ y ahora Senadora por Tucumán. Su lealtad a los Kirchner no pasa desapercibida. Muchos sospechan que es ella mucho más obediente que el Gobernador, de Alperovich se dice que muchas veces por lo bajo reniega como loco con las medidas arbitrarias que toman “los presidentes” aunque todavía jamás se decidió a patear el tablero o contradecirlos públicamente.
Ambos son sus delfines: Betty o Beatriz como la llamaron sus pares, por ser su mujer y el Intendente Amaya, porque fue un invento de Alperovich que decidió arbitrariamente ungirlo intendente cuando detuvieron a Antonio Domingo Bussi cuando ya estaba listo para asumir en el cargo para el que había sido electo pese a la rabieta de muchos. Amaya contó entonces con un fuerte respaldo de Alperovich que le valió luego ser elegido democráticamente. Lo que no sospechó el Gobernador es que estos dos delfines hayan crecido tanto como para poder opacarlo en el acto que con añico prepararon desde el PJ y en el que finalmente no fue anunciado como compañero de fórmula de Néstor Kirchner. Alperovich puede gustar o no, se lo quiere y es resistido con parecida intensidad, pero nadie puede negar que trabaje de sol a sol, al mejor estilo de Bussi, aunque se declare enemigo del ex Gobernador y que es él y no su señora, el protagonista de la historia.
El saludo desde el palco duró “lo menos posible”. Raudamente subieron a una combi que los aguardaba para llevarlos otra vez al aeropuerto Benjamín Matienzo. Kirchner saludaba con “la ñata” pegada al vidrio, se lo veía contento. Betty o Beatriz, iba feliz tirando besos por la ventana, el Ministro Manzur, sentado más atrás, filmaba con su celular y sonreía, José Alperovich no aparecía por las ventanillas, habrá ido mascullando su bronca sin que nadie se dé cuenta. Atrás de la combi, caminando con “sonrisa odol” salió el Intendente Domingo Amaya a quien vitoreaban mientras él estiraba manos para saludar, según sus propias palabras “muy emocionado”. ¿Significa esto su lanzamiento como candidato a Gobernador?, pregunté. Sólo me miró y sonrió ampliamente.
En síntesis, una visita que no dejó nada. Aplausos y más aplausos a su propia gestión, estar todos ellos convencidos de que el pueblo salió a respaldarlos masivamente el 25 de Mayo sin darse cuenta que en realidad, salieron a gritar Argentina, a decir Viva la Patria y a reivindicar a los próceres que hicieron de nuestra Patria una Nación “libre e independiente” como la que todos soñamos volver a tener.
Mucho ruido y pocas nueces. Les dura la borrachera (ó la macha como decimos los tucumanos) de alegría por los actos del Bicentenario que fueron emocionantes pese a los grandes errores cometidos, especialmente por la Presidente. Se sienten los dueños de la Argentina y de los aplausos. En realidad, no hay peor sordo que el que no quiere escuchar, ni peor ciego del que no quiere mirar.
Luz García Hamilton
Periodista. Lic. En Comunicación Social
Periodismo de Verdad
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