sábado, 29 de mayo de 2010
ES UN ESCÁNDALOOOOOOOOOOO
Santa Cruz: reaparece el escándalo de los fondos y el radical Costa avanza en las encuestas
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Por Guillermo Cherashny
Anteayer, el joven Ministro de Economía de Santa Cruz, Diego Robles, no tuvo mejor idea que confesar que los fondos desparecidos de Santa Cruz -U$S 535 millones- fueron utilizados para superar la situación de ahogo financiero de la provincia. Robles reemplazó al eterno Pedro Campillo, que hace unos meses fue a parar a la presidencia de uno de los antros de corrupción del kirchnerato, la ONCCA, dejando a este discípulo suyo en el Ministerio.
De este modo, reapareció un tema que dos años atrás fue congelado por la justicia santacruceña a través del juez Santiago Losada, quien previamente recibió el expediente de la investigación sobre el destino de los fondos de manos del ex juez Guillermo Montenegro. El mismo que cajoneó prolijamente la causa Skanska y ahora es Ministro de Seguridad porteño. Pero que curiosamente no fue procesado en la causa de las escuchas ilegales, en tanto que Macri y su ex Ministro de Educación Mariano Narodowski sí lo fueron.
El síndrome de Costa
La gaffe de Robles hizo que Kirchner montara en cólera inmediatamente. A raíz de este episodio, trascendió en Olivos que las encuestas sobre Santa Cruz están preocupando muy seriamente al matrimonio presidencial. El Diputado Nacional (UCR) Eduardo Costa, que el año pasado hizo una brillante elección, está midiendo ahora en las encuestas 15 puntos más que la candidata de Olivos, la Ministro de Acción Social, Alicia Kirchner, o que su colega Julio de Vido. Además, se renovará la legislatura provincial, que tiene 30 miembros, y el kirchnerismo es candidato a perder la mayoría. A tal punto hay desconcierto en el gobierno que días atrás trascendió que Lázaro Báez -principal contratista K de la obra pública- podría lanzarse para la gobernación.
Lo cierto es que si Costa y la UCR llegan a la gobernación el año que viene, lo primero que harían sería reabrir la investigación sobre lo ocurrido con los fondos desparecidos de la provincia y con el negociado de las ventas a precio vil de los terrenos fiscales de El Calafate, “el lugar en el mundo” de Cristina en el país de las maravillas. Donde, como se sabe, se vendían los terrenos fiscales a cifras irrisorias y los compradores fueron, invariablemente, los miembros de la nomenclatura. No sin mucho esfuerzo, los Kirchner habían conseguido que los fondos desaparecidos fueran un asunto olvidado. La imprudencia de un ministro inexperto alimenta ahora lo que puede ser el comienzo del derrumbe.
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