viernes, 28 de mayo de 2010

SIGA SIGA EL BAILE


¡SIGA EL BAILE...., SIGA EL BAILE...!!

Por Susana Merlo

Casi inesperadamente, pasó la conmemoración del Bicentenario de la Patria, con sus impactos y sus déficits, que no fueron pocos.

El Congreso, la Corte, los ex presidentes de la República, el campo, fueron solo algunos de los grandes ausentes, a ninguno de los cuales puede negárseles haber sido –y ser- parte más que importante de estos últimos 200 años del país.

Pero el “olvido”, o la arbitrariedad del Poder Ejecutivo, apenas compensado en el caso del campo por un mínimo cuadro alegórico en el desfile final del 25 (que, lamentablemente, hasta fue mucho menos impactante que el de la industria nacional, con las heladeras y los Siam Di Tella flotando en el aire) no impidió, sin embargo, que la dirigencia del sector siguiera mostrando sus cada vez mayores desencuentros, y la falta de un hilo conductor, de un proyecto común, que “enlace” los distintos objetivos de cada una de las entidades.

Sólo una participación conjunta, convocada por el Movimiento Productivo de Eduardo Duhalde, sacudió un tanto la modorra del alicaído frente agropecuario, situación que va a continuar, y se va a profundizar, en las próximas semanas, con más circo todavía, ahora de la mano del Mundial de Fútbol.

¡Siga el baile…, siga el baile…!

Pero mientras se intensifica el nacionalismo deportivo, y buena parte de los argentinos pierde la vista frente a sus extraordinarios plasmas nuevos, y las cuerdas vocales ante cada gol, o casi, que logre la selección local, en el país seguirán sucediendo cosas y, con razón, más de uno teme que varias de ellas puedan pasar “desapercibidas” por la distracción futbolera imperante a partir de acá.

Los importadores ya señalaron que están “alertas” ante la posibilidad de que sigan las restricciones a las compras en el exterior a partir de junio.

A su vez, los brasileños adelantaron que “aplicarán sanciones” si la Argentina mantiene condicionamientos unilaterales al comercio. Y eso, mientras la presidente Cristina Fernández aseguraba que “no había tales frenos”, y el presidente Lula Da Silva cumplía con el protocolo de acudir al convite del Bicentenario, pero no se quedó ni a la cena.

Con el resto de los países, más o menos por el estilo, mientras que el Secretario de Comercio, Guillermo Moreno, sindicado como el “autor” de semejantes medidas (aunque todo el mundo sabe muy bien idea de quién son), aunque silbado o abucheado en público, parece seguir gozando de excelente salud dentro del gabinete, más aún que el propio Ministro de Agricultura que no parece tener mucho que decir en materia de alimentos, o que la Ministro de Industria, teóricamente la jefe de Moreno, que tampoco parece tener demasiado que opinar al respecto, como si la industria alimentaria no fuera la más importante que tiene el país.

Del conflicto con los chinos sigue sin saberse demasiado, ni de los embarques de carne a Europa (Cuota Hilton) que no se van a cumplir por tercer año consecutivo y, mucho menos, que va a pasar con el trigo de la campaña que ya comienza, y que sigue con la misma política restrictiva de los últimos años que derivó, en el ciclo pasado, en una de las producciones más baja en décadas.

Todo el mundo espera algo, pero las “novedades” no aparecen.

En un artículo reciente, el autor señalaba que a mediados del siglo pasado, cuando la Argentina todavía era fuerte, alcanzaba al 2,8% del total del comercio mundial, y había casi plena ocupación con muy buenos salarios. Ahora, el país apenas llega 0,4% del total del comercio mundial, la producción se estancó (excepto la soja) y los salarios son bajos.

La coyuntura se apoderó de la sociedad. No existen los trabajos de fondo, estructurales, ni los planes de mediano y largo plazo. Ni públicos, ni privados.

Nadie sabe adonde se apunta y, más allá de repetir algunas muletillas como la de los impuestos “regresivos”, la necesidad de sacar las retenciones, o las quejas por las “políticas discriminatorias”, no se encuentra demasiada sustancia tampoco en las propias demandas sectoriales, más proclives al oportunismo mediático, que a la defensa de fondo de los intereses del sector.

Y, en ese contexto, no puede extrañar entonces que lo más trascendente que tiene por delante el país en las próximas semanas sea, sin duda, el Mundial de Fútbol.
Y, ¡siga el baile, siga el baile….!

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