viernes, 27 de abril de 2007

SR.ESTADO OMNIPOTENTE Y OMNIPRESENTE

Señor Estado Omnipotente y Omnipresente
Presente

Se dice que Ud. es "persona", "persona jurídica de derecho público por excelencia". Distinguido con semejante título, nos sentimos obligados a dispensarle el tratamiento de "señor". Se dice también, que Ud. se diferencia del gobierno que expresa su voluntad y que, además, no debe confundírsele con el partido o partidos que lo conforman. Entendemos y compartimos esas distinciones pero, únicamente, cuando se trata del "Estado de Derecho", limitado con precisión en sus atribuciones y respetuoso de los derechos individuales y libertades fundamentales. En cambio, si nos acercamos a la construcción de un Estado totalitario, y nos topamos con un Estado omnipresente y omnipotente, esas distinciones desaparecen para dar lugar a una identificación Estado-Gobierno-Partido (o coalición de partidos).

En el marco de las puntualizaciones efectuadas, le expresamos que estamos sorprendidos e indignados por la manera con que usted se sigue entrometiendo en nuestras vidas: hoy, más que antes, prácticamente para todo se necesita su aprobación, aunque de trámite lento, complicado y siempre costoso. Así, Ud. tranca nuestras iniciativas con su gigantesco, complejo y carísimo aparato burocrático. Casi nada puede hacerse sin su bendición.

Ud. viene invadiendo, desde hace décadas, casi todas las áreas del quehacer humano y se viene apropiando de enorme cantidad de recursos a título de impuestos. Ahora, esos males antiguos, se agudizan, se potencian. Vemos una radicalidad mayor en las formas de estatismo de vieja data que terminará por empobrecernos y esclavizarnos todavía más. Tenemos hoy más estatismo y llevado al extremo. La consecuencia es y seguirá siendo la caída de la inversión, la reducción del número de empresas y, por tanto, la disminución de las fuentes de empleo.

Al mismo tiempo, vemos que, con frecuencia, Ud. hace causa común con los agitadores sindicales para perjudicar a las empresas. Entre las actitudes y el discurso de sindicalistas y burócratas ya casi no se ven las diferencias . Es sabido que esto trae un potente efecto antiempleo.

En todo, estamos obligados a tenerlo a Ud. como socio. Pero observamos que Ud. nada aporta que sea útil o valioso. Prácticamente, lo único que Ud. agrega son molestias y obstáculos. Ahora, eso sí, hay algo que Ud. hace como nadie: quitarnos libertad y patrimonio. Cada día perdemos más y más. Nuestros recursos y nuestro poder adquisitivo siguen disminuyendo.

Parece que Ud. no entendió su misión. Las pocas tareas que Ud. debería realizar bien, no las cumple adecuadamente. Por ejemplo, en materia de seguridad, no podría ser peor su desempeño. La población honesta sufre hoy, más que antes, la inseguridad creciente y está siendo víctimas de delitos de todo tipo por la acción criminal de una delincuencia que se siente más impune que antaño y ahora, además, se sabe respaldada por políticos ineptos que llegan al paroxismo del fanatismo ideológico pretendiendo hacernos creer que los peores delincuentes son víctimas inocentes de la sociedad a la que culpabilizan por no ser solidaria y socialista.

Pero, para colmo, Ud. se mete, además, en otras actividades que deberían estar en la órbita de los particulares. Y todo esto -lo que Ud. hace mal, lo que Ud. no hace y lo que Ud. hace y no debería hacer- nos cuesta -a todos- cada vez más caro. En efecto, la población paga carísimo su demagogia y sus caprichos.

Ud. Sr. Estado, quiere hacerse el simpático, el sensible, el filántropo, con los sectores más modestos y nosotros le pagamos la farsa. No queremos y no podemos seguir pagando este circo cada día más caro por la gran cantidad de payasos que se siguen incorporando a su espectáculo engañoso.

Ya nos hemos ajustado una y otra vez, pero usted, en cambio, sigue tirándonos encima mayores gastos. Ud. sabe que esos gastos nos asfixian...

Sr. Estado: Ud. se viene transformando en un monstruo que todo lo devora, en una especie de dios-Moloch ante quien se siguen sacrificando más bienes, derechos y libertades.

Ud. Estado gigante, mantiene su tamaño enorme con impuestos excesivos, confiscatorios: exacciones forzosas con destino al Fisco...

Mientras la inflación es un impuesto, masivo y disfrazado, aunque no legalizado; la deuda estatal es un impuesto diferido si la deuda de ayer se paga con el impuesto de hoy. O ambas cosas, diferido y disfrazado a la vez, si la inflación de hoy está pagando deuda de ayer.

Cada peso que perdemos en impuestos que a Ud. le pagamos, lo dejamos de gastar en alimentos, ropa, calzado, transporte, medicinas y otros bienes y servicios que dejamos de demandar y dejan de producirse. Este es uno de los factores que hace caer las ventas, contraer la economía y decrecer el empleo. En suma: es causa de pobreza.

Exageradamente elevados, los impuestos que a Ud. le pagamos (o que Ud. nos quita) se decretan para pagar sus astronómicos gastos. El excesivo número y las elevadas tasas nos dañan. Todo tributo excesivo se traduce en precios más caros porque todos los impuestos se trasladan.

Y ¿qué decir de los aranceles proteccionistas que Ud. cobra?. Son impuestos a las importaciones para perjudicarnos en cuanto consumidores al pago de sobreprecios.

Es imperdonable el carácter deliberadamente engañoso de las promesas que Ud. ha hecho a los más modestos y menos informados. Les hizo creer tramposamente que Ud. resolverá sus problemas, que generará riqueza, que creará puestos de trabajo. Y Ud. sabe, mejor que nadie, que todo lo que Ud. toca, lo estropea. Sabe también que no hay peor administrador que Ud. y que solo la iniciativa privada genera riqueza y genuinos puestos de trabajo.

Muchos han caído en las redes de sus trampas dialécticas pero mire que ya empiezan a despertar y a descubrir las maniobras. Por lo menos, ya están más desconfiados ante sus promesas. Al verlas incumplidas, pronto reaccionarán. Por ejemplo, no pocos ya entendieron que Ud. contrata a sus amigos incondicionales, al tiempo que premia a quienes son serviles a sus pretensiones y que, además, castiga a quienes no están dispuestos a ser cómplices de sus atropellos en las diversas áreas de la actividad pública (Educación, Relaciones Exteriores, intendencias, etc.) afectando a centenares de funcionarios no-izquierdistas que han sido víctimas de esta "vendetta" política. La fórmula implica degollar administrativamente a quienes obstaculizan la formación de la nueva "nomenclatura" al tiempo que se encumbra a socios y aliados. He ahí una de las peores formas de corrupción, la que surge del desvío y del abuso de poder del Estado para favorecer a los incondicionales del gobierno.

Ud. Estado megalómano, tiene algunos empleados que le costarán muy caro al país entero. Por ejemplo, tiene empleados (a la que nosotros le pagamos sueldo y demás), jerarcas de los partidos marxistas, que a lo largo de sus vidas se especializaron en la agitación y en la propaganda con el fin de reclutar para sus grupos políticos a los más pobres y peor informados. Esos militantes que, fiel al dogma comunista, han venido fomentando el odio y la lucha de clases, hoy aparentan ayudar al "proletariado" pero, en realidad, ese "proletariado" solo les interesa como un arma para destruir la "sociedad burguesa" que es la basada en el derecho de propiedad y la libre iniciativa.

Asimismo, otros funcionarios suyos, que cobran tributos, utilizan un lenguaje muy agrio que parece reflejar su convicción de que, mientras el Estado es un gordo bueno, las empresas son "asociaciones para delinquir", enemigas del bien común. Tiene un discurso de tipo policialesco que invita a recordar a la KGB o a Fidel Castro refiriéndose a las empresas privadas cuando dicen que perseguirá y revisará a cada empresa de arriba a abajo, de derecha a izquierda, etc. etc... Parece que en vez de empresarios, en el centro de su pensamiento, estuviesen delincuentes peligrosos. ¿Se estarán postulando para el Ministerio del Interior o para la Policía Política del régimen izquierdista?.

Es necesario, Sr. Estado, que Ud. deje de asfixiarnos. Queremos libertad y sepa que, esa libertad que legítimamente reclamamos, así como los derechos fundamentales que Ud. desconoce, son inherentes a la naturaleza humana. Ud. debe limitarse a reconocerlo así. Su primerísimo deber es respetar y garantizar la libertad y los derechos individuales de cada persona porque son anteriores y superiores a Ud.

Entienda, de una buena vez, que Ud. fue inventado para estar al servicio de las personas y no para que Ud. se sirviese de ellas.

Atentamente

Prof. Alexander Torres Mega

Dir. Resp. de FLASHES Culturales

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