martes, 22 de julio de 2008

HIPERTROFIA DEL RENKOR

LA HIPERTROFIA DEL RENCOR
(Por el Lic Gustavo Adolfo Bunse) (22/7/2008)

No quedaron “de a buenas” con la sociedad. Están enojados con ella.

Como rumiantes psíquicos, elaboran lentamente una secreta maniobra de compensación y acaso de venganza.
Carcomidos por el rencor, esperan agazapados. Esta, se la cobran.

Para su ideología progresista, este tipo de asuntos deben ser rápidamente escarmentados de un modo que quede claro tal objeto y de una manera preferentemente arbitraria y , en lo posible, desproporcionada.

Necesitan ahora, imperiosamente, pasar la factura por este grave oprobio, tan ignominioso como insoportable.
Padecen una especie de hipertrofia del rencor.
Su mundo maniqueo, dividido en blanco o negro, los ahoga hoy en una inquina que sólo pueden dejar zanjada con el pase a degüello de todos los nuevos enemigos y también los sospechosos por simple cercanía.

Tal como han mostrado siempre en su prácticas políticas, la reacción y las explicaciones tuvieron todas las tonalidades… menos la humildad.

No nos han dicho que reconocen algún error, por ellos cometido.
Inversamente, nos envían a todos el “mensaje” de haber tenido toda la razón del mundo… y también de haber sido gravemente traicionados por almas perversas y por intereses oblicuos.

Hasta en el Boletín Oficial y en los decretos de las últimas horas destilaron más justificaciones que medidas de repliegue y más narrativa de víctimas indignadas que correcciones serias o conducentes.




Peor que eso : Expresan haber hecho un enorme sacrificio en honor al pueblo, que acaso quedó patentizado en esta histórica frase :

“Nosotros prometimos que íbamos a respetar lo que decidiera el Congreso y la Presidenta nos demostró que ella acata la institucionalidad como una verdadera estadista” Eurípides Anaxágoras Pichetto.

Hay que hacer un enorme esfuerzo para no indignarse con este verdadero “obsequio” envenenado, de la más pura munificencia retórica stalinista que nos hacen estos señores.

Agradezcamos pues, a los dioses del Olimpo, la gracia celestial que nos han concedido al mostrarnos que estamos en un gobierno que respeta las decisiones del Congreso. (pues en su espíritu… el deseo era no hacerlo)

Elevemos nuestros corazones en una plegaria de gratitud enérgica y sincera, por tener una presidente que se aviene a cumplir y aceptar las leyes que emanan del Parlamento (y que procede a “limitar” lo que allí se ha impugnado o se ha prohibido).

Seamos reconocidos y no caigamos en la ingratitud de quienes van al infierno : Aplaudamos a unos mandatarios que, pese a ser ingénitamente chavistas, nos libran, sin embargo, de aplicar sus designios y adoptan una opción democrática, reconociendo que existe un poder independiente de cuyo seno todavía pueden emerger situaciones contrarias al espíritu de su gobierno o que no coinciden con sus caprichos.

No seamos necios y veamos el enorme esfuerzo que hace esta gente, al resignar varias facultades autocráticas que han sido inherentes a sus costumbres de toda la vida y a sus prácticas políticas… que son capaces de abandonar lo que decretaron en forma unilateral obedeciendo en modo abnegado al Congreso.



Veamos en lo posible con enorme y franca admiración, el modo en que este conjunto de inspirados demócratas de fuste, se encamina a cumplir sin chistar, nada menos que el rigor solemne de la impugnación de una ley, algo para lo que sacrifican humildemente, su infinita potestad.

Agitemos banderas y aplausos en honor a una presidente que, después de no haber podido gobernar más de la mitad del tiempo que lleva en el cargo, finalmente se dispone ahora a reiniciar , pese a todo lo que hemos entorpecido, sus farragosas actividades, no sin antes descansar un tiempo en Calafate.

Reconozcamos en ella que, sujetarse a la ley de un Congreso, súbitamente adverso y sospechosamente traidor a sus deseos, no es fácil para nadie, y mucho menos para quienes, siendo semi dioses, tienen derecho a sentirse sorprendidos con tamaña afrenta de los que han osado tener la virtud de oponer una voluntad tan independiente y digna.

No dejemos de premiar, la rara sujeción a lo que corresponde hacer, en alguien que ha nacido y se ha criado políticamente vomitando sobre esas cosas y que, por lo tanto, hace ahora un enorme despliegue de adaptación a una vida de mayor incomodidad.

Alentemos, con justos honores, a quienes nos demostraron soportar con entereza, una circunstancia tan desafortunada, en la que, algunos, han osado truncar el avance soberano de un gobierno y han interrumpido en forma dramática la discrecionalidad que nadie debía discutir jamás.

En suma : Hagamos un homenaje a quien nos considera pueblo, siendo una piara , como somos… y nos perdona la alegría transitoria de cierto gusto insolente por las alternancias, justo en medio de su propio territorio de sometimientos.



Y por último valoremos mucho que, en sólo cuatro meses de parálisis del país, la gran idoneidad de esta enorme mujer, pudo librarnos de una postración segura, merced a su infinito apego democrático y a su olfato para advertir aquello que la ciudadanía reclamaba.
Indujo el tránsito parlamentario y como si eso fuera poco, ahora además, lo respeta.

Recordemos hoy una vez más (y jamás lo olvidemos) el maravilloso y conmovedor axioma del filósofo Eurípides Pichetto :

“Prometimos que íbamos a respetar lo que decidiera el Congreso y lo hacemos”

Espero haber expresado aquí, el sentimiento de gratitud eterna de todos los argentinos al difícil momento de rencor que brota de quienes mandan.

Lic Gustavo Adolfo Bunse
gabunse@yahoo.com.ar

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