miércoles, 30 de julio de 2008

PETER PAN AL PODER

Cristina al gobierno, Peter Pan al poder

Si la Argentina no estuviera desde hace meses bordeando la tragedia, podríamos suponer como divertimento que James Matthew Barrie ubicaría geográficamente al País del Nunca Jamás en estas latitudes. Porque la realidad es que la República se mueve con los mismos tiempos que un niño malcriado y camorrista impone a sus compañeros de una sala de un jardín de infantes.

Meses atrás la equivocación de un párvulo al que habían premiado con un ministerio vaya a saber por que, sumió al País en un estado de hostilidad tan artificial como improductiva. Disputa que, si la señora que presume de presidente hubiera sabido que quien ocupa ese cargo debe tener en su alma un mínimo de grandeza – artículo que lamentablemente no se adquiere en Vuitton o Ferragamo – esta hubiera terminado exactamente en el momento que ella hubiera sabido ponerse en su papel de presidente de TODOS los argentinos. Hoy estaríamos viviendo sin crispaciones y el recuerdo del diferendo con el campo sería nada más que un sueño mal soñado.

Pero lamentablemente ella es solo una cara del Jano que nos gobierna. O, mejor dicho es nada más que la cara porque el poder está en manos de un niño mal educado y rencoroso al que una corte de obsecuentes y serviles le ha exagerado sin límites la arrogancia propia de los que han hecho de la pequeñez su estilo.

Para nuestra intranquilidad, tenemos que asumir que el País está en manos de un Peter Pan que desde los años 70 no ha crecido - al menos mentalmente - y que cree que la República es una comarca de arreadero con más borregos que ciudadanos. En su infantilismo sin pausa ha decidido – junto a su barrita de “niños perdidos”- que todas las plazas le pertenecen y nadie puede jugar en ellas si no es con su permiso. Y lleva en su cerebro, como convicción profunda, que los que pensamos diferentes somos clones del Capitán Garfio a los que hay que arrojar dentro de un estanque repleto de cocodrilos relojeros. Porque, inconciente de que es lo que se juega en el País – inflación, déficit energético, aumento de la pobreza, falta de inversión productiva, incremente de la inseguridad - ha resumido todo el problema a un “fulbito” de barrio.

Entonces, como las cosas no salen como el quiere, este Peter Pan de entrecasa, consentido y grosero, ha optado por llevarse la pelota al ver que pierde el partido. Como le resulta insoportable no haber puesto de rodillas al campo, le exige a Wendy que de alguna manera haga algo para herirlo. No importa si lo que la pobre es obligada a hacer bordea el ridículo o la estupidez. Debe, como buena mujer respetuosa del matrimonio, obedecer.

Ni los Granaderos, ni Gendarmería Nacional ni la Escuadra Azul son soldaditos de plomo que se pueden descabezar a consecuencia de infantiles caprichos pero un mínimo de ubicación les podría hacer ver al matrimonio presidencial que no se juega con el nombre y la dignidad de Instituciones republicanas usándolas para satisfacer sus berrinches aunque puedan obligar a sus amiguitos - sabedores de cual es el nivel de obsecuencia que gastan - a cerrar los stands de algunas provincias y reparticiones cuyos “jefes” le deben favores.

Mientras tanto, los artesanos que tradicionalmente venían a trabajar en ellas para mostrar desde la Rural sus habilidades vagan sin rumbo y, dicen, sin comida y abrigo por Buenos Aires.

JOSE LUIS MILIA

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