"Ser leal a Kirchner para acabar con Kirchner".
Clima restituyenteescribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
Según la Garganta, la consigna tácita era:
“Ser leal a Kirchner para acabar con Kirchner”.
Por lo tanto, “la manera más eficaz de terminar con Kirchner consistía en acompañarlo”.
La metodología es ciertamente innovadora. Implica la utilización, pragmáticamente conciente, de la lealtad hacia el Líder que se prefiere aniquilar.
“Si a Kirchner nunca se lo podía detener, y si te podía destruir, lo más racional era acompañarlo. Hasta muy poco más acá de las últimas consecuencias. Hasta que se estrellara, definitivamente, contra la realidad. Después, Rocamora, en lo personal, habría tiempo, o no, para recomponerse”.
La Garganta confirma el marco políticamente demencial que perduró, hasta el último jueves, en los arrebatados alrededores del kirchnerismo.
Para ser francos, hasta la madrugada en que el vicepresidente Cobos, después del magistral suspenso de sus dilaciones, instaló aquel desempate fabulosamente aliviador.
Al Cleto Cobos, sólo por haberlos salvado, hay que castigarlo.
La perversidad interpretativa de nuestra Garganta es ilimitada.
Nostalgias del kirchnerismo
Se impone el “clima restituyente”. Impera una onda de favoritismo colectivo, hacia la consolidación de La Elegida. Debería, de inspirarse en la sensatez, aprovecharla.
A través de la racional condescendencia, la sociedad argentina demuestra, otra vez, que se encuentra infinitamente más madura que la clase política. La dirigencia que la misma sociedad produce.
Tema de tratamiento transversal, ideal para un seminario. Otro ensayo miniserial.
Lo cierto es que, tal como se lo conoció, el kirchnerismo ni debería existir más.
Tiene la oportunidad de generar, en adelante, los mitos de su propia nostalgia.
Caen los exponentes emblemáticamente significativos. Los depositarios marginales de la identidad derrotada.
Moreno, por ejemplo. Trátase de uno de los escasos militantes peronistas que salió a batirse por las proyecciones, tipológicamente delirantes, del Jefe.
Resulta paradójico, pero Moreno, en la actualidad, se encuentra sostenido, sobre todo, por los reclamos de la señora Carrió. Nos lo confirma otra Garganta.
Es la señora Carrió, autodenominada “la máxima líder de la oposición”, quien mantiene a Morenito aferrado a las formalidades del cargo. Al menos, hasta la mañana de este martes. Con el pedido mediatizado, en conferencia de prensa, de la renuncia.
Escenificaciones motivadas en el afán de la señora Carrió por marcar la agenda. Y aparecer en cualquier estampita.
En cuanto alcance a desprenderse de la primera persona del singular, y comience a utilizar los saludables beneficios de otras conjugaciones verbales, la señora Carrió podrá aprovechar, positivamente, su conjunción de atributos.
Al contrario de Moreno, por su condición de instrumento, a D’Elía le basta, apenas, con alejarse.
Se lo culpa precisamente a D’Elía sólo por haber obedecido, estrictamente, las instrucciones del máximo de los derrotados. Kirchner.
Otros emblemáticos mantienen, en cambio, la suerte de disponer del mandato de una banca.
Rejuntes
Cae además el artilugio de La Concertación. Como se llamó a la alianza, en realidad al rejunte, con los Radicales Kash.
Por elemental desconocimiento, queda para la posteridad que La Concertación se desmoronó por el “voto no positivo de Cobos”.
Por la “traición” que motiva la vengativa chiquilinada institucional de despedir a sus medianos colaboradores.
La Concertación cayó más, según nuestras fuentes, por el voto negativo del senador Verani, radical kash de Río Negro. Para tratarlo en próximo despacho.
Sin embargo se desmorona, en definitiva, y pesadamente, el rejunte principal. La concepción corporativa del costoso peronismo a la carta. El que supo armarse a la exacta medida de los desbordes de Kirchner.
Con acierto, Osiris Alonso D’Amomio, analista estrella del Portal, sostiene que a Kirchner, como presidente de la República, le fue mucho mejor que como presidente del Partido Justicialista.
Como presidente de Argentina, Kirchner logró imponer, sin ir más lejos, la erupción del kirchnerismo.
Y como presidente del PJ, logró el milagro providencial de extinguirlo.
En adelante, la Asociación de Víctimas de Kirchner, la ADEVIK (ONG con personería en trámite), debe inscribir a la última víctima.
A Kirchner.
Al que había, tan sólo, que acompañarlo. Hasta que se estrellara. Para terminar, lealmente, con Kirchner.
Oberdán Rocamora
Continuará
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