jueves, 24 de julio de 2008

SI ES LO MEJOR......................

El mejor Gobierno de los ultimos 200 años?????????, lo dijo Cristina.
En seis meses cayeron en la pobreza 420.000 personas
Según una estimación privada, el problema afecta al 31,6% de la poblaciónSólo en el primer semestre de este año, unas 420.000 personas -habitantes de los centros urbanos- cayeron en la pobreza, en tanto que unas 335.000 pasaron a vivir en la indigencia, lo que implica que ni siquiera pueden procurarse los alimentos más necesarios. Los datos surgen de un estudio de la Sociedad de Estudios Laborales (SEL) que señala que el alza de precios de los productos más básicos determinó que en el período de enero a junio último el índice de pobreza se elevara al 31,6% respecto del 30,4% que el mismo centro de estudios había calculado para el segundo semestre de 2007. A su vez, se estimó que la indigencia afecta al 10,8% de las personas.

Claro que los datos no coinciden con los difundidos por el Gobierno, que sobre la base de las mediciones del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) insiste en que los índices sociales están en un camino de alivio, no interrumpido por los efectos de las subas de precios. La diferencia en ambos cálculos se basa en cuál es el nivel de suba de precios considerado: según SEL, el valor de la canasta básica de alimentos que se usa para la medición de la indigencia se encareció un 13,6% en el primer semestre de este año. En cambio, la suba fue del 2,8% para el Indec, cuya metodología de estimación de precios está fuertemente cuestionada desde que el organismo fue intervenido, a principios de 2007.

Según puntualizó Ernesto Kritz, director del centro de estudios privado, si se comparan los resultados de su análisis con los últimos datos difundidos por el Gobierno, se estaría dejando de reconocer, oficialmente, la condición de indigencia de 1,7 millones de personas y la pobreza de alrededor de 4 millones de habitantes de la Argentina. El dato más reciente dado a conocer por el Indec corresponde al período de octubre de 2007 a marzo de este año, que se refiere a una pobreza del 20,6% y a una indigencia del 5,7 por ciento.

El problema más grave que deriva de retocar las estadísticas, recordó Kritz, es que al no reconocerse la cantidad de personas pobres, no se toman medidas de política social que tiendan a aliviar el problema.

Las estimaciones de SEL indican que el costo de la canasta básica de alimentos para una persona adulta, varón y habitante del área metropolitana, era de $ 175,90 en diciembre de 2007 y de $ 199,76 a fines de junio, una cifra un 36% mayor que la estimada por el Indec. En el medio hubo un período en el que los ingresos necesarios para alimentarse eran aun superiores: "El pico se alcanzó en marzo cuando -en parte por efecto del primer paro agropecuario- llegó a $ 216,90", expresa el informe.

En términos interanuales, siempre según el estudio privado, los alimentos básicos cuestan un 30,3% más que en el primer semestre de 2007.

Familias
Con esos cálculos, resultantes de relevamientos particulares, se estima que una familia tipo, integrada por un matrimonio joven y dos hijos pequeños, necesita como mínimo un ingreso de $ 1345,64 para no vivir en la pobreza, aunque para el organismo oficial de estadísticas ese número es de $ 988,37.

Para estimar la indigencia y la pobreza se consideran los valores de dos canastas de bienes (la de alimentos y la básica total, que incluye otros productos) y, en función de la conformación de cada hogar, se cruzan datos para ver si los ingresos de cada familia alcanzan o no para adquirir los productos.

Basándose en el incremento tanto del nivel de empleo como de salarios que informan diferentes fuentes, el estudio de SEL consideró que en términos interanuales, el crecimiento del ingreso familiar per cápita fue del 19% para el total de la población. Similar a esa tasa promedio fue la mejora que tuvieron, en particular, los ingresos en los hogares del segmento más vulnerable de la sociedad.

Según apuntó Kritz, el incremento de la pobreza es un fenómeno que se concentra en sectores con inserción laboral predominantemente informal y con baja posibilidad de defensa frente a los niveles de inflación. La advertencia con la que concluye el trabajo es que la lucha contra la pobreza debería pasar fundamentalmente por una política para la estabilización de los precios.

Por Silvia Stang
De la Redacción de LA NACION

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