CIUDAD DE BUENOS AIRES. Antes de ir a la nota en cuestión hay 3 reflexiones imprescindibles:
> Santa Cruz recibe montos extraordinarias de dinero pero ¿llegan a los santacruceños? No. Los santacruceños ni se enteran de ese dineral que, en definitiva, se lo quedan las constructoras amigas de Néstor Kirchner: Austral Construcciones, Esuco, Gotti, etc. Los santacruceños no viven mejor que los argentinos aún cuando Santa Cruz reciba tanto dinero desde la Nación. Y eso es muy interesante porque lo hacen los Kirchner, que viven hablando -y durante el conflicto agropecuario hasta hartaron- acerca de una mejor redistribució n de la riqueza.
> ¿Qué hará Santa Cruz cuando cambie la dirección del viento político y, tal como ocurre hoy día con La Rioja, reciba un castigo indirecto por haber parido a los Kirchner?
> ¿En qué contexto es viable Santa Cruz? Hay que revisar cuanto antes la división territorial argentina. Hay que recuperar el concepto de regionalizació n. Y eso es tanto para la Patagonia austral como para Jujuy, Catamarca/La Rioja, Formosa y otras provincias argentinas.
Ahora sí, la nota de Alcadio Oña en el diario Clarín acerca del dinero a Santa Cruz:
Con Santa Cruz, la provincia de los Kirchner, se refirma eso de que pertenecer tiene sus privilegios. Lo atestiguan varias cuentas del Tesoro Nacional y la propia información oficial.
Arrancó el año con una partida para rutas, caminos y otras obras viales de $ 236,6 millones: al 13 de julio ya tenía autorizados gastos por $ 637,2 millones. Ninguna otra provincia recibió un trato parecido.
Avalada por Julio De Vido, desde el mismo núcleo del poder, la plata que Vialidad Nacional ya lleva puesta en Santa Cruz duplica largamente la que fue a Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba juntas. Y es doce veces más que los $ 52 millones de Tucumán.
Aun cuando así ya luce enorme, la diferencia deviene abismal si se la mide según la relación recursos por habitante. Para Santa Cruz, la cuenta da $ 2.870 por persona. Para Tucumán, $ 36.
Seguramente, desde los tiempos del ajuste fiscal permanente la provincia de los Kirchner venía con necesidades de infraestructura caminera postergadas: igual que cualquier otra. Sin embargo, la brecha de 2008 no es excepcional, ni se explica porque en años recientes otras provincias recibieron más.
En 2007, Santa Cruz tenía un presupuesto inicial de $ 409 millones y terminó gastando $ 781 millones. Nuevamente, más que Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba juntas. Cinco veces arriba de lo que le llegó a Tucuman.
Así, en apenas un año y medio Vialidad Nacional le giró $ 1.418 millones. Más de US$ 460 millones, casi tanto como los fondos provinciales que migraron al exterior durante la gobernación de Néstor Kirchner. Y la mitad del presupuesto del Ministerio de Salud.
El Gobierno -el Estado, en realidad- pone muchísima plata en Santa Cruz, el actual y el anterior. Eso está claro. Lo que también puede pasar es que allí la construcción salga muy cara o que los contratistas cobren caras las obras. O un poco de todo: en fin, pasto para las conjeturas.
Por eso de que pertenecer tiene sus privilegios, la provincia de los Kirchner también es favorecida por los fondos públicos de una partida llamada "Obligaciones a cargo del Tesoro Nacional", en general dinero para cubrir necesidades financieras del interior. Hasta el 13 de julio, había recibido $ 105 millones. Y $ 275 millones, en todo el año pasado.
En este caso, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires encabeza el ranking; sencillamente, porque de esa cuenta salen los recursos de la coparticipació n de impuestos que no recibe por la vía habitual. Santa Cruz figura segunda. Pero sacando la Capital Federal, otra vez logra más que ninguna otra provincia.
Vialidad, las "Obligaciones a cargo del Tesoro" y un fondo para vivienda, transporte y energía forman parte de lo que en jerga fiscal se conoce como transferencias discrecionales. Traducido: recursos que el Gobierno nacional maneja y distribuye a su arbitrio, usa para fines políticos, con los que a veces premia o castiga; por lo común, bien regados en tiempos electorales o ante urgencias del poder.
Según un trabajo del CIPPEC, una institución especializada en políticas públicas, el año pasado Santa Cruz cosechó $ 1.358 millones por transferencias discrecionales. Más que Santa Fe, más que Córdoba, muchísimo más que Mendoza.
En otro sentido, lo que ocurre con Santa Cruz es también excepcional. A causa de apremios fiscales ya comentados por Clarín, el Gobierno ha recortado los fondos para obras públicas, que este año crecen poco más del 20%; descontada la inflación real, a una tasa negativa. Existe una poda todavía mayor en las transferencias discrecionales y atrasos en los pagos. Sin embargo, tal cual se ve, hay un lugar donde el ajuste no llega.
Parte del mismo paquete de beneficios es una sobrecarga que, desde los primeros años de Carlos Menem, se aplica a todas las tarifas de electricidad del país -exceptuada Misiones- con destino a la empresa de obras públicas de Santa Cruz. En origen, era para financiar la interconexión energética provincial. Pero el subsidio nacional sigue vigente, a pesar de que las obras se concluyeron hace tiempo.
Está visto que Santa Cruz recibe mucho dinero. Y que lo gasta, aun cuando haya denuncias sobre el cómo lo gasta. Otra favorita del poder, Romina Picolotti, la secretaria de Medio Ambiente, no dispone de tantos fondos: la diferencia es que casi ni usa los que tiene.
En lo que va del año, apenas utilizó el 11% del presupuesto que se le asignó para el saneamiento del Riachuelo. Y sólo el 40%, durante 2007. Picolotti suele alegar problemas administrativos, pero las cuentas no juegan a favor de su gestión: justamente, a raíz del enorme atraso en las obras para recuperar la cuenca más contaminada del continente, acaba de ser intimada por la Corte Suprema.
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