martes, 1 de septiembre de 2009

LA DEMOCRACIA NO ESTÁ EN JUEGO




Por el Lic. Claudio Valdez

¡Es verdad!; más aún, porque en realidad nunca estuvo en juego. Ni cuando se declama que lo hecho tiene como finalidad atender las necesidades del pueblo.

Canallesca farsa es pretender favorecer pobladores que no son tales: habitantes extraños, residentes ilegales, desempleados encubiertos asentados en zonas no habilitadas para residencia, usurpadores de viviendas y locales ocupados ilegítimamente, cooperativas que no lo son por no poseer capacidad económica, financiera ni operativa propia. Tan cierto es lo manifestado, que para transformar “en legalidad la perversión” son necesarias resoluciones judiciales contra derecho, modificaciones o sanciones de “increíbles leyes” y algún que otro “decreto de necesidad y urgencia”, además de la discrecional “reasignación de partidas previamente aprobadas por ley de presupuesto”.

De modo similar se han logrado “ganar elecciones”, entregando documentos electorales a granel sin fehaciente constatación de legitimidad. Se han “comprado” candidatos y electores. Se retribuyen malhechores para ocupar con violencia el espacio público a favor de la “oligarquía gobernante”; además de decidirse recientemente, sin debate legislativo, la apropiación autocrática de las transmisiones deportivas futbolísticas sin previos proyectos de factibilidad, ni destino cierto para los resultados comerciales a obtenerse.

La última novedad es pretender disolver con urgencia el monopolio de los medios masivos de comunicación que la política oficial no pudo “seducir”, para reemplazarlo por un nuevo oligopolio: empresas de amigos adictos a la destrucción republicana, que pregonada desde el atril oficial no deja de señalar el temerario futuro que depara para la libertad, igualdad y fraternidad de la mayoría de argentinos.

Para todo sensato ciudadano queda muy claro que los afanes y “afanos” (apropiación de lo ajeno) de la oligarquía gobernante siempre propiciaron la ilegitimidad, habiendo en muchas oportunidades logrado convertirla en legalidad con la intervención de un Congreso en mayoría de “infames traidores a la Patria”. La democracia siempre estuvo ausente. Jamás se benefició al pueblo; por el contrario el pueblo siempre debió pagar las consecuencias y las seguirán pagando sus descendientes.

La deuda pública externa y la deuda pública interna de la Nación para con las Provincias así lo computan. No es casual que a pesar de que el dólar se mantiene bastante controlado, sin dispararse por el momento, los precios internos no marchan al ritmo que pretende el falsario INDEC.

Mientras el régimen político imperante desprecie las decisiones electorales y perjudique al pueblo productor y trabajador, dañando el bienestar general con decisiones dirigidas a favorecer grupúsculos que solo pueden conformar asociaciones ilícitas, muchas de ellas encubiertas como Organizaciones No Gubernamentales, Sindicatos, Partidos Políticos y variadas Asociaciones, la democracia es solo una idea no confirmada por los hechos.

La democracia debe gobernar para el pueblo de la Nación Argentina, siendo este el conjunto de hombres de buena voluntad que por costumbres, tradiciones y valores quieren formar parte de la aventura que desde el año 1810 nos legaron los padres fundadores. La soberanía del pueblo fue el lanzamiento y el límite para sus esfuerzos republicanos. Aunque en aquellos tiempos no se hablase de democracia, en sus actos demostraron un reverente respeto por ese derecho nacional.

En La Argentina de hoy la democracia está ausente. El pueblo no es el destinatario de los beneficios, sino su rehén. Por compulsión o por soborno es violentado a aceptar despropósitos que confluyen en perversión política y cultural. La tergiversación de declaraciones, el desconocimiento de derechos y la violación de garantías constitucionales, transforman al régimen político en usurpador y estafador de la voluntad constituyente. Democracia significa “gobierno del pueblo” y muchas otras definiciones la caracterizan, pero no debería desconocerse que en síntesis implica “hacer lo que el pueblo quiere y defender un solo interés: el del pueblo”.

Que “la democracia no está en juego” desde hace muchos años, lo percibe cualquier ciudadano atento a la evolución del país con solo presenciar sus castigadas instituciones, sus irresponsables partidos políticos, sus oportunistas sindicatos y la pervertida dirigencia en general.

La democracia no sería el problema, más preocupante es la violación al artículo 1° de nuestra Constitución Nacional que establece: “LA NACIÓN ARGENTINA ADOPTA PARA SU GOBIERNO LA FORMA REPRESENTATIVA REPUBLICANA FEDERAL”.

Si el actual gobierno, con democracia o sin ella, no es capaz de cumplir este primer precepto no está en capacidad de gobernar y solo resta esperar el desastre final. Los Constituyentes de 1853 así lo establecieron para dar por finalizados los conflictos que desangraban nuestro país. Surgió entonces la Nación Argentina.
CYA

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