domingo, 23 de mayo de 2010
QUE TENEMOS PARA CELEBRAR ?
¿QUE TENEMOS PARA CELEBRAR EN ESTE BICENTENARIO?
Por Jorge Omar Alonso
¿Qué tenemos para celebrar en este Bicentenario? ¿Con qué ánimo nos aprestamos a recordar una vez más los sucesos de mayo de 1810?
¿Dónde ha quedado la República que pudieron avizorar los hombres de aquella gesta?
La mala suerte que nos persigue y no Dios, ha querido que este Bicentenario se celebre durante la gestión del actual oprobioso régimen.
Los Kirchner están muy lejos del espíritu de aquellos preclaros hombres que en su primera proclama, le dijeron al pueblo: “Tenéis ya establecida la autoridad que remueve la incertidumbre de las opiniones, y calma todos los recelos”. “Fijad, pues, vuestra confianza y aseguraos de nuestras intensiones”. “Reposad en vuestros desvelos y fatigas; dejad dependa de nuestras facultades y arbitrios; entregaos a la más estrecha unión y conformidad recíproca en la tierna efusión de estos afectos”.
Pedían confianza en su gestión y promovían la unión de todos lejos de los recelos que podrían separarlos.
Hoy nos encontramos sumidos en desencuentros y odios cerriles, con un destino de una grandeza cada vez más lejos y más inalcanzable; divididos como sociedad y decapitados culturalmente, nos aprestamos a recordar los trabajos y las vicisitudes de aquellos hombres, que se jugaban la cabeza si la empresa no tenía éxito.
Y así pudo haber sido si tomamos en cuenta, cómo fue sofocado un movimiento similar ocurrido en La Paz, el 16 de junio de 1809.
Los revolucionarios peruanos luego de ser derrotados completamente en los combates que presentaron, sufrieron el degüello de sus principales caudillos, en el mismo campo de batalla.
Los que sobrevivieron a esto, fueron condenados a muerte posteriormente por Goyeneche, quien hizo ahorcar sin ninguna forma de juicio a nueve cabecillas, “mandando clavar de firme sus miembros ensangrentados en las columnas miliarias, que en aquel país sirven de guía al caminante” (Mitre – Historia del General Belgrano)
Los sucesos acaecidos en nuestro suelo y que hoy recordamos, nos muestra el nacimiento de la “primera Constitución política que tuvo el pueblo argentino. Hija de una revolución trascendental, y votada por un solo municipio” (Mitre)
Aquel documento contenía reglas que establecían la división de los poderes, la responsabilidad de los funcionarios, la publicidad de las cuentas, la seguridad individual, entre otras cosas.
En cuanto al presidente de la nueva Junta, exhortó al pueblo al orden, la unión y la fraternidad.
Después de doscientos años de aquella exhortación, hoy carecemos de orden, unión y fraternidad.
Nos presentamos al convite por el cumpleaños de la Patria, repletos de claudicaciones y bajo la férula de un régimen despótico.
Totalmente divididos a raíz de la rotura del tejido social, sin convicciones y descreídos de nuestra heredad histórica.
Completamente huérfanos de valores que hacen al enaltecimiento de nuestra vida cívica, nos aprestamos a “celebrar” la fecha patria, de la única manera con que sabemos festejar: huyendo a gozar del feriado largo. Que es lo único que sabemos aquilatar con total nihilismo.
Esto nos lleva a preguntarnos, haciendo un ejercicio de retrospección: ¿qué hubiéramos hecho como pueblo, en caso de encontrarnos con aquellos desafíos hoy en día?
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