miércoles, 13 de julio de 2011
PREFECTURA
SE DICE QUE… Existiría un creciente malestar dentro de los cuadros de la Prefectura Naval Argentina y el tema reviste especiales características ya que el descontento, aunque posiblemente compartido por casi todos los niveles jerárquicos, no provendría de los mandos medios como tradicionalmente ocurre en ámbitos militares y de seguridad, ya que en este caso se trataría de oficiales superiores, en el segmento jerárquico comprendido entre los grados de Prefecto Mayor y Prefecto Principal, equivalentes a las jerarquías en la Armada de Capitán de Navío y Capitán de Fragata respectivamente. Sucede que tradicionalmente quienes ascendían a Prefecto General, grado máximo de Prefectura, permanecían en sus funciones un tiempo razonable que raras veces superaba los tres o cuatro años, y luego se retiraban dejando paso a quienes lo seguían en antigüedad y mérito, pero desde el gobierno de Carlos Menem a la fecha, los Prefectos Generales permanecen décadas en actividad y esto provoca que muchos oficiales superiores se vean obligados a retirarse viendo así frustradas sus legítimas expectativas de carrera. Y si algo agrega condimento picante a esta situación es que sólo los amigos de los altos mandos llegarían a la máxima jerarquía y así prestigiosos jefes con estudios superiores tanto en el país como en instituciones y fuerzas extranjeras de primer orden mundial, se ven desplazados por oficiales de opaca trayectoria. Es el caso del Prefecto General Carlos Edgardo Fernández, ascendido a Prefecto General en el 2001 y designado Prefecto Nacional en julio del 2003, de quien se dice que de no haber mediado la muerte del Prefecto Febrés en diciembre del 2007 en la unidad de Tigre donde estaba detenido imputado en la causa ESMA, el Prefecto General Fernández continuaría todavía en el cargo. Fernández fue reemplazado por un hombre de su entorno y amistad personal, el Prefecto General Oscar Arce, del área de Inteligencia, con 10 años en la máxima jerarquía (ascendido en el 2001), secundado por el Prefecto General Enrique Cingolani (ascendido en el 2002), quienes, al decir de los rumores, continúan aplicando la misma política del amiguismo que impera en la fuerza desde hace más de 20 años, y así la máxima conducción de Prefectura estaría ejercida por un círculo cerrado al que en los pasillos algunos llaman “la banda” y otros “la mafia”, parafraseando al ex marino mercante Roberto Maturana que desde hace años viene denunciando la existencia de una “mafia silenciosa” que gobierna la Prefectura (Ver nota de Maturana publicada en Tribuna de Periodistas, diciembre 2006, http://www.periodicotribuna.com.ar/2605-prefectura-naval-una-mafia-silenciosa.html) Con este esquema se ha provocado un verdadero “embotellamiento” jerárquico, en el que sobran Prefectos Mayores y las vacantes para ascender a General son prácticamente inexistentes, por lo que de no mediar una renovación total de la cúpula, la mayoría de los Prefectos Mayores que se encuentran en condiciones de ascenso deberán pasar a retiro a fin de año, y como este “tapón” escalafonario se proyecta hacia abajo, los Prefectos Principales se encuentran en situación similar. Pero lo que estaría acrecentado el descontento sería el reciente pase a disponibilidad de los Prefectos Generales José Marchello, que se desempeñaba como Director de Educación y Pedro Mele, Secretario General, ambos ascendidos al grado máximo en diciembre último por la Presidente de la Nación. Estos calificados pilotos de la aviación de Prefectura, muy apreciados por sus camaradas, fueron removidos de sus cargos en el mayor silencio para evitar que trascendiera a los medios de prensa, y la medida se habría dispuesto ante la mera sospecha de haber integrado las tripulaciones de aviones Skyvan de Prefectura en los llamados “vuelos de la muerte” denunciados desde España por el ex Capitán de la Armada Adolfo Scilingo, los que habrían ocurrido a fines de 1977 y por los cuales actualmente se encuentran imputados los ex Prefectos Alejandro D'Agostino, Enrique José de Saint Georges y Mario Daniel Arru, en causa que investiga el juez federal Sergio Torres. Los camaradas molestos por estos inesperados relevos han dejado trascender que Arce y compañía, hombres que fueron cuadros de mandos medios durante los años 70, hicieron la “gran Balza” y se lavan las manos removiendo del cargo a dos excelentes profesionales que a la fecha de los vuelos investigados recién habían egresado de la Escuela de Oficiales, ya que Marchello se recibió en diciembre de 1976 y Pedro Mele egresó al año siguiente, y ninguno de los dos integraba el Departamento de Aviación en 1977 y no podrían haber estado porque para ese entonces no habían realizado el curso de pilotos en la Escuela de Aviación Naval. Fruto de este clima enrarecido que se estaría viviendo en Prefectura, en el que no faltan los ya habituales reclamos de equiparación salarial o “blanqueo” de haberes de los retirados respectos al personal en actividad, han aparecido también rumores sobre posibles actos de componendas políticas y corrupción, citándose, por ejemplo, la habilitación de buques gaseros extranjeros de gran porte para operar en el flamante puerto de Escobar, los cuales estarían habilitados violándose normas internacionales de seguridad marítima, ya que por el tamaño de los buques habilitados por Prefectura para maniobrar en dicho puerto, pone en riesgo a los buques que navegan por el canal aledaño al puerto, que quedaría parcialmente obstruido cuando un buque gasero se encuentre operando en Escobar. Las habilitaciones en cuestión estarían enmarcadas en “medidas de excepción” concedidas por el propio Prefecto Nacional Naval a pedido del gobierno nacional.
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