domingo, 31 de julio de 2011

ESPANTAN


ASÍ Y TODO LO CONTRARIO...
Por Gabriela Pousa
“To be or not to be. That’s the question”
Shakespeare (“Hamlet”)

Resulta sumamente interesante observar como en plena campaña electoral, los candidatos, en lugar de seducir o convencer al electorado, lo están espantando. Si bien, estamos presenciando la Argentina de las contradicciones permanentes, es justo aceptar que las incongruencias no son monopolio oficial.

Es cierto que en el gobierno, estas se perfeccionan, profundizan, y sin duda causan mayor daño. Enfrentan la realidad con el relato donde lo ideal y lo fantástico se oponen sustancialmente con aquello que se experimenta a diario.

En auge está la indignación por el uso y abuso que hace la Presidente de la cadena nacional de radiodifusión. Debatir sobre ello distrae inútilmente, y en definitiva termina siendo funcional a sus intereses. Es sabido que cuando algo provoca disgusto, en ciertos sectores sociales, mayor es el afán de la jefe de Estado por reiterarlo.

Hay en Cristina Kirchner cierto gozo en generar malestar entre quienes ya se sabe que no son sus votantes.

¿Quiénes se detienen en esas nimiedades? Gran parte de las redes sociales, la clase media que provoca “asco”, y no se extiende mucho más el “target”. Aquellos que están sumidos en la miseria y el desamparo no tienen tiempo para ese tipo de polémicas. Necesitan asegurarse el pan (o el plan) para que fin de mes no se adelante a lo que marcan los calendarios.

Asimismo, el espectro de gente que presta atención a los discursos de la Presidente se reduce considerablemente, máxime después de 8 años de estar escuchando insensateces y falsedades. Por otra parte, muchos apagan la televisión ni bien ella aparece. En otros ámbitos, quizás, se mantiene encendido sin que ello implique estar prestándole atención (cafés, comercios, y hasta domicilios particulares)

Y finalmente, como sea, hay que admitir que, entre verla hablando y entender la retórica de Cristina Fernández hay trechos abismales. Se requieren traductores o sofistas especializados, ¿o acaso no sale al otro día el Jefe de Gabinete a descifrar, como él mismo dice, “mamarrachos”?

Está claro que a esta altura, el pueblo no maneja su mismo idioma. Pruebas al canto: ¿Cuántos pueden explicar en qué consiste el “modelo de acumulación de matriz diversificada”, por ejemplo? Qué hable no más, peor es si hace…

La realidad pasa por otro lado. Quienes están sometidos por el “Estado” (valgan las comillas) a través de planes sociales o sus equivalentes disfrazados con eufemismos varios, posiblemente se sientan inclinados a votar al benefactor.

Y es que no hay clase dirigente capaz de educar al soberano, ni mucho menos de encarar campañas proselitistas donde en lugar de las críticas y peleas -que nada tienen que envidiarles a las de Moria Casan o Graciela Alfano - se basen en explicar que un subsidio es un candado, pero en el cuarto oscuro hay llave para abrirlo, aunque más no sea por un rato. ¿Es demasiado trabajo?

Aquellos que se hallan en ese indescifrable límite entre el profesional asalariado, y el burgués que se acomoda con el inquilino de turno de Balcarce 50, quienquiera que fuera, pueden estar dudando el destino de su sufragio, pero seguramente no dudan ya a quién descartar.

No hay asesor de marketing que pueda disfrazar, después de dos períodos de gestión K, al lobo de caperucita. Los cuentos, además, están devaluados. Con excepciones, se impone lo digital sobre la tinta y el trazo.

En consecuencia, lo que haga o deje de hacer la primer mandataria en esta etapa, no suma ni resta de lo medianamente esperado. Es por ello que la lógica lleva a detenerse en otros aspirantes, y es entonces cuando lo esperado choca radicalmente con la oferta que hay en el escenario.

Razonable sería que las alternativas, opositoras o similares, no viene al caso, mostraran su “proyecto de país”. Pero no terminan siquiera de convencer que ese binomio haya dejado de ser un slogan vaciado con los años.

¿Quién apostaría hoy en día a un candidato que en lugar de insultarse – con mayor o menor diplomacia – con sus contrarios, se dedicase a explicar el modo como hacer una transición de un país subsidiado a uno que pueda librarse de las ataduras de las prebendas entre funcionarios, empresarios y/o sindicatos?

O tal vez, esbozar un mecanismo a través del cual lograr disminuir el delito organizado y/o desorganizado. Y que ese mecanismo no se acabe en elevar el dedo índice para señalar hacia otro lado: es decir, a legisladores y/o magistrados porque en definitiva, tampoco dan garantía de que puedan llegar a independizarse como corresponde a un sistema republicano.

Probablemente, la gente no desee ya que se le prometa en vano, y por ello los políticos se hayan desentendido de ese tipo de campañas. Convengamos que las contradicciones exceden a la dirigencia, y hacen mella también en los ciudadanos.

Ahora bien, cuando se abre un diario o se escucha que hay un “revival” de “Kramer vs. Kramer”, en versión “Fernández vs. Fernández”; cuando se lee que Eduardo Duhalde considera desembarcar en La Plata para apoyar al pre-candidato del PRO, generando una debacle en su “Unión Popular”, o le manifiesta a Hermes Binner un aprecio subrepticio…

Cuando Ricardo Alfonsín se distancia de Ernesto Sáenz y Julio Cobos para mirar con buena cara a Mauricio Macri, que hasta hace poco era “el límite infranqueable”…

Cuando el inefable Aníbal planta, en Tigre, un hombre de su riñón para engatusar a Sergio Massa (No sé por qué me vino a la memoria cierto verso del Martín Fierro que hace alusión a la pelea entre ellos… Quizás esa sea la mejor receta.)

Cuando de repente aparecen los diferentes actores en malón, adhiriendo desesperadamente a una suerte de “De la Sota para Todos”… Sí, ese ex gobernador cordobés que supo ser kirchnerista para pasar a las antípodas y, ¡oh sorpresa!, nuevamente volver… ¿o no volver?

Cuando, tarde (¿qué podía esperarse?), Carlos Reutemann esboza alguna frase como si fuera un formador de opinión irrechazable -y a sabiendas del resultado adverso al oficialismo en su provincia-, le hace un guiño a Del Sel; y los opositores se abarrotan para mostrar que son ellos los santificados por el “ni” de aquel hombre que vio y se asustó, peleándose encima para ver quienes son peronistas y quienes no… ¡Avísenles que hace 37 años que Perón murió!

Cuando, en síntesis, ya no puede decirse que falta demasiado para los comicios, y todavía no se sabe si segundos o terceros, lograrán ponerse de acuerdo para evitar otro período oyendo sobre el “modelo de acumulación de matriz diversificada”, repartija virtual de merluza, pollos, cerdos, heladeras, LCD, milanesas, “sueños compartidos” (solamente con pocas almohadas), y “ÉL”, que cuando sopla el viento entra por la ventana…

Cuando todo eso sucede al mismo tiempo, es muy difícil convencer al ciudadano medio de las bondades de alguno de ellos. Es decir, los otros candidatos: muchos que han sido pero ya no son, o nunca fueron pero podrían llegar a serlo… “Depende, todo depende”, como dice la canción.

En ese trance, la sociedad pasará las primarias, en general sin saber de qué se tratan, y llegará – entre esperanzada y hastiada- al día de la verdad revelada donde el mítico “Yo, argentino” definirá un Presidente, y se definirá también a sí mismo.

GABRIELA POUSA
http://www.perspectivaspoliticas.info

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