sábado, 16 de julio de 2011

CONSTITUCIÓN O DELITO


JUSTAMENTE EN ESO ESTA LA DIFERENCIA
Los comicios recientemente realizados en nuestra Capital muestran claramente que nuestro país está polarizado, profundamente polarizado. Pero no sería tan grave si la polarización fuera solamente política, sino también en otros aspectos que hacen a la convivencia en sociedad, tal como se realiza en las comunidades más avanzadas.
Actualmente todo es blanco o negro, no hay tonalidades intermedias, no hay grises, no hay claros y oscuros. En realidad es casi un extremismo en las conductas en el cual se ha perdido la consideración y respeto al prójimo, los valores básicos, la educación más elemental, en definitiva el “fair play”, el juego limpio, que es elemental en las sociedades más civilizadas.
Dentro del actual universo político, los actores son el partido oficialista por un lado y por el otro, la oposición fragmentada de más de una decena de partidos.
A lo largo de toda la gestión del matrimonio Kirchner el gobierno mostró con toda la claridad sus principales características, las cuales, las más importantes y notorias, enumeraré a continuación:
Una acendrada soberbia y arrogancia, como si fueran los dueños de la “verdad revelada”, autoritarismo, autismo y falta de tolerancia que impide diálogos, consenso y acuerdos, confrontación con el que no piensa igual, resentimiento, rencores y odios, tergiversación de la realidad y de la verdad, ocultamiento de la acción de gobierno.
El kirchnerismo es sectario, desmesurado, irreflexivo, apresurado, confrontativo y frecuentemente irracional, y de muy limitado sentido común. Utiliza la presión política y económica y la extorsión para sumar voluntades y la manipulación, el engaño y la mentira para el logro de sus propósitos.
He mencionado solamente las más salientes, pero la lista es mucho más extensa. No creo que haya argentino que desconozca estas particularidades, verdaderas falencias, algunas de una gravedad tan grande que pareciera imposible que ocurran en un régimen democrático.
Por otro lado tenemos la oposición, muy dispersa que también en alguna medida tiene sus propias fallas y particularidades. Pero fundamentalmente todos piden diálogo, mesura, seguridad, cumplimiento de las leyes, honestidad, paz y perspectiva de futuro.
La gran diferencia entre el oficialismo y la oposición es que el primero simula y utiliza la denominación de democrático, pero sin respetar las leyes, la Constitución y las instituciones que esta prevé. La división de Poderes es solamente una ficción que se agrede y se trasgrede permanentemente, mientras que los partidos de la oposición se caracterizan precisamente en ajustarse a las reglas y al juego democrático.
El presenta nota no tiene como finalidad analizar la gestión de gobierno por el contenido de sus decisiones, por cierto muchas muy polémicas, sino la forma en que se efectúan y los procedimientos que se utilizan.
Simplemente quiero destacar como ejemplo de lo expresado, conductas relacionadas con los recientes comicios. El oficialismo tuvo una aplastante derrota en estas elecciones que se efectuaron con absoluta corrección y orden y sin objeciones ni denuncias de ningún tipo.
¿No hubiera correspondido que la presidente, de poseer un mínimo de don de gentes, saludara y felicitara al candidato ganador? ¿No hubiera correspondido que lo mismo hiciera el candidato derrotado? ¿No debería haber correspondido hacer lo mismo con su propio candidato, pese a que ha sido derrotado y no ocultarlo como lo está haciendo?
En su mezquindad también obligó a Filmus presentarse al ballottage. ¿Que sentido tiene volver someter al perdedor y al FPV a una nueva segura derrota, aún mayor que la anterior, y obligar a los porteños a otra votación y a la Ciudad los consiguiente esfuerzos en organizarla y una nueva erogación de varios millones de pesos?
La tenacidad es una virtud pero la terquedad (característica de los burros y de las mulas) es un grave defecto que no lleva más que al desastre.
Se sabe que Cristina tiene grandes falencias en su formación personal y muy particularmente en el aspecto social. Pero lo planteado es tan elemental y evidente, ya que ocurre hasta en cualquier competencia deportiva, por más antagonismo que exista entre los rivales. Doy por sentado que Macri no es “enemigo personal” de la presidente.
¿Sabrá Cristina que lo cortés no quita lo valiente?
Lo primero que intentó hacer el kirchnerismo es presentar la rotunda y terminante derrota sufrida, como un triunfo del oficialismo. La clásica metodología de tergiversar (engañar) la realidad adaptándola a su conveniencia.
La reacción de la presidente fue como la de una mujer insatisfecha y despechada. Y su torpe comportamiento disparó de inmediato la reacción de sus complacientes y serviles colaboradores quienes públicamente expresaron comentarios y justificaciones insólitas, de toda índole, siempre buscando descalificar y embarrar al claro ganador y su arrasadora victoria. Como siempre en su obsecuencia sin límites el Jefe de Gabinete fue uno que dio la nota por los exabruptos disparatados que pronunció.
Su ejemplo fue seguido por el popular cantante Fito Páez quien con un increíble razonamiento ofendió profunda y despectivamente a los habitantes porteños. “Me da asco la mitad de Bs.As.” manifestó refiriéndose a los ciudadanos que votaron a Macri.
En realidad, por no ser un dirigente político, este personaje tiene derecho y la libertad de opinar lo que quiera sin tener mayor importancia. Pero el exabrupto fue levantado por el periódico oficialista “Página 12”como para dejar sentado el presunto “respaldo popular” y gubernamental a los dichos del cantante.
Probablemente Páez tenía razón en decir lo que expresó. El triunfo opositor reduce sus posibilidades de volver a participar en algún festival “progresista y popular” como lo hizo el año pasado en el cual por unas pocas horas de actuación embolsó la friolera de $700.000, aproximadamente lo mismo que un trabajador gana en veinte años de trabajo.
Los desafortunados dichos del cantante fueron posteriormente defendidos por personajes de la cultura “popular y progresista” con argumentos que por su tenor y contenido no vale la pena reproducir.
Para no hacer excesivamente extensa esta nota y concluyendo, para los comicios presidenciales de octubre los ciudadanos habilitados para votar tienen una opción perfectamente bien definida: La Constitución o el Delito. (ref.1)
Este sencillo y simple enunciado encierra por un lado el censurable accionar del partido gobernante y la posibilidad de cambiar para bien. Utilizando la memorable título de la obra de Sarmiento, debemos optar entre lo que representa la civilización, en todo el sentido de la palabra y por otro, la barbarie corrupta, también en todo el sentido de la palabra, del kirchnerismo.
Precisamente en ello está la diferencia.

14-Jul-11 Dr. ALFREDO RAÚL WEINSTABL
alfredo@weinstabl.com.ar

NOTAS:
(1) “La Constitución o el Delito” por Santiago Kovadloff - Diario La Nación 30-06-11

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