domingo, 11 de diciembre de 2011

BOTOX A LA DERIVA

ASUNCIÓN DEL 2DO. MANDATO
Cristina, capitana de un barco que no se sabe dónde va

El discurso de la Presidente ante la Asamblea Legislativa obvió -algo que siempre hicieron tanto Ella como Él- hablar del futuro. La notoria ausencia de objetivos y cómo alcanzarlos convierten el país en impredecible. Mientras se continúa repitiendo un relato que convierte la suerte coyuntural en logros y la disputa permanente –con muchos enemigos inventados- en gestión.

por JORGE HÉCTOR SANTOS

Después de 8 años y medio de gobierno de los Kirchner se esperaba que la Presidenta se anoticiara que ya no es atractivo seguir comparando el país que Ella y Él heredaron (y del cual ambos formaron parte como gobernantes de una provincia), con la Argentina tocada por la varita mágica de la coyuntura internacional que la hizo crecer como nunca antes, desde que la pareja gobernante se hicieron inquilinos, y por largo tiempo, de la Rosada.

Cuando se inicia el camino de acumular 12 años y medio en el poder, cifra que acopiarán los K en 2015, hubiese sido prudente haber hecho trizas el gastado libreto de listar aciertos -muchos de ellos fruto del relato más que de la realidad- y haber presentado objetivos a alcanzar y cómo lograrlos para el 100% de una sociedad ávida de saber qué pasará mañana en aspectos relevantes.

Los 70 minutos que Cristina usó de la palabra (la que se nota disfruta para alimentar su ego) en el Congreso fueron utilizados para poner en pantalla la mejor versión de la presidenta que sabe decir, llorar, emocionarse recordando a su difunto e innombrable (por ella) esposo, alimentar la creación de enemigos del pueblo contra los que promete luchar y tantos otros matices entre los cuales ahora acumula la irónica sonrisa convertida en atisbo de receta de cómo los K hubieran sabido sacar al mundo de sus penurias actuales, tal como dicen haber sacado al país que gobiernan de sus desdichas pasadas.

La Presidente se colocó nuevamente en un papel, no nuevo, pero ciertamente peligroso, y que cada día ahonda más los antagonismos de clases sociales que los K han impuesto, enfrentando a los argentinos entre sí; como si esta sociedad ya no tuviese demasiados problemas cómo para sumar semejante fragmentación adicional.

Ella, junto con Él, se presenta al frente del bando de los buenos que vinieron a redimir al pueblo de los perversos que buscan su desdicha. Los ricos quieren ser más ricos a costa de los pobres y los K (que son muy ricos) luchan contra ese poder siniestro, cual en ficción con alto rating. Siempre hay un poder nefasto de los cuales solo un gobierno nacional y popular puede rescatar a los pobres. La igualdad social y el paraíso estarán al alcance de los que más lo necesitan si ella (con él como inspirador) logra vencer al demonio.

Mientras tanto, la desigualdad entre los más ricos y los más pobres sigue en niveles altísimos de más de 30 veces; los subsidios llegan a 11 millones de personas que han votado en las últimas elecciones y la vagancia crónica se ha instalado en familias enteras que nunca podrán ser rescatadas de la misma porque ya se han acostumbrado a ser mantenidas por el Estado.

Los 25.200 segundos empleados por Cristina fueron un rosario más de los tantos que ha empleado para hablar del pasado… pero la primera magistrada fue reelecta para llevar a los habitantes de este país, la hayan o no votado, a un nuevo y supuesto mejor puerto que debería explicar qué mejoras tiene en relación al que hoy se encuentra.

Nunca se explicó en qué consiste “profundizar el modelo”. ¿Qué modelo?

El modelo que supone restarle o sacarle el poder a Hugo Moyano; o bastardear a Daniel Scioli (una vez más) para reducirle las pretensiones o posibilidades de este de ser presidenciable en 2015 o el de arrebatarle medios /negocios a Grupo Clarín.

Ninguno de estos posibles hechos le cambiará la vida a la mayor parte de los argentinos.

Lo que le cambiaría la vida a los 40 millones de almas que habitan este suelo sería que se dijera cómo combatir (reconociendo) la inflación; cómo reducir el majestuoso gasto público; cómo asegurar los derechos humanos de los ciudadanos de a pie frente a la inseguridad que aniquila vidas todos los días; cómo combatir el narcotráfico que destruye a los más jóvenes; cómo atraer capitales para brindar trabajos que dignifiquen al ser humano; cómo combatir la corrupción de un gobierno que tiene historias siniestras que lo hermanan con esta; etc.

Un país es en grande como una familia, la cual en más pequeño es como una persona. Un ser humano sin ilusiones carece de esperanzas. Un país que no sabe dónde va, no va a ningún lado; esto les arrebata sueños a sus hijos.

Vivir con mezquinas esperanzas o sin ellas es una verdadera mutilación de la calidad de vida. Esta última ni figura en el discurso oficial y es un derecho fundamental que hace a la esencia de la existencia humana.

No es poco lo que dijo la Presidenta, pero palabra más palabra menos es más de lo mismo; por el contrario lo que no dijo la viuda de Kirchner, convirtieron el discurso de Cristina y a ella en la capitana de un barco que no se sabe dónde va. Lo cual no es poca cosa.

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