
Guiñol En “ La Nación S.A .” (26.11.11) la graciosa columna “De no creer” ha redoblado sus sarcasmos con el fatal resultado que producen los excesos. Inversamente cayó en lo serio, acaso respondiendo a las ansias de los patrones, cada día más añorantes del cobijo oficialista. Más claro: ahora el humorístico planteo simula que la Presidenta ha sido secuestrada, supliéndola una impostora trucha que quiere cambiar 180 grados el rumbo del “Modelo”. Pero en realidad ha identificado a la misma protagonista del colapso nacional. El único error –por connatural ignorancia de los medios- es haber desconocido desde el vamos, que la versátil figura nunca fue otra cosa que una marioneta. Con las características tropológicas del fingimiento irresponsable y los rasgos físicos –rígidos, coloreados y atemporales- de las figurillas del guiñol manejadas por manos ocultas con hilos invisibles. Pero misteriosamente y hasta rozando el ocultismo, a través de ella la ex República está siendo oprimida por una voluntad exterior cada vez más desbocada: hasta exhibir sin embozo los hilos que marcan el rumbo. Y este sería el misterio del caso, mal que lo desconozca el gracioso de marras.
Reina Por eso es que ahora, cuando aquel Poder Oculto termina de amalgamar el capitalismo salvaje con el socialismo venecubano y los derechos humanos de las Madres de Plaza de Mayo, la marioneta aparece haciendo y diciendo todo lo contrario de lo que hasta ayer enronquecía al títiritero. Y el tiranuelo venezolano acaba de efectuar devotamente la síntesis de su espectacular cabriola, consagrándola “Mi Reina”.
Y no es de sorprender entonces que ella abomine de la aerocámpora, de los subsidios y de los cortes de calles “no judiciables”, así como los paliativos salariales. La voltereta no es de 180 sino de 360 grados, de manera que con toda naturalidad y la misma cara, seguirá plantado y profundizado el “modelo” en el mismo lugar, mirando hacia el mismo lado. Con un reaseguro, eso sí, que garantiza la continuidad revolucionaria. Seguir y avanzar en el castigo de los “represores” (término que no se le cae de la impresora a La Nación S.A .) y la inmunidad de los criminales terroristas; extensiva a ladrones y asesinos, preservando a sus narcoproveedores. El giro ha sido tan rotundo, que de buenas a primeras se ha determinado saborear por decreto un “revisionismo” sui generis. “Revisionismo a la Reina ”, con la garantía en los ejecutores designados, de no tocar una sola de las figuras patronales de la izquierda y en cambio manosear todo aquello que el Revisionismo auténtico ha rescatado ejemplarmente.
Noviembre de 2011 Casimiro Conasco
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