martes, 21 de agosto de 2007

EL CIRCO ITINERANTE DE LA SOBERBIA

Era una especie de gran desafío que no podía esperar un minuto más en la soberbia oficial del palacio.

Había que regresar a Río Gallegos para demostrarle a todo el mundo que el mito de la hostilidad contra ellos… podía quedar fácilmente fulminado.

Era bastante sencillo preparar un circo, con la ayuda del Gobernador Peralta, un mercenario con trayectoria de aceptable servilismo.

Y hasta era posible algo mucho más temerario :

Se podía ir a decir allí, a Río Gallegos, que ese lugar, que ese escenario, era el resultado de una obra de gestión de muchos años… que era el modelo de una tarea de gobierno ejemplar y que, por eso mismo, era una base de la proyección nacional para mostrar como ejemplo.

Y así fue. Armaron el circo y… allá fueron.

Pero como ocurre en los circos improvisados de pueblo chico, se corría el riesgo de pasar un gran papelón justo en medio de la función.

Como una “troupe” de necios itinerantes, fueron con sus carpas y sus carromatos tratando de predicar el “esfuerzo”, la “honra” y el “progreso”.

Hicieron un malabarismo conceptual tan torpe y simple que les duró media cabriola y se les estrelló contra el piso.

El público… llevado allí por ellos mismos, los miraba entre miedoso y perplejo sin entender demasiado.

En el “Boxing Club” , la candidata revindicaba a los gritos la “unidad provincial”, supuestamente lograda en muchos años de “proyecto”.

“Hemos hecho esta provincia… y, a su imagen y semejanza… haremos el país del mismo modo” (sic)





Apenas terminaba de hablar, el amigo familiar más íntimo, Daniel Varizat ex ministro de su gestión, decidía masacrar a una veintena de personas a sólo seis cuadras de allí.


El enorme contraste, hasta para una mirada neutral… daba, realmente, vergüenza ajena.

Se le desparramaron las clavas en el piso del escenario.

Cuando recibieron la noticia, la carpa del circo enmudeció. Un miedo paralizante recorrió a los patrones, como si una de sus fieras se hubiese escapado al pueblo… mutilando con sus garras a veinte personas.

Un mensaje quedó flotando en el aire en esa carpa raída y en medio de los carromatos oxidados :


“Este es justamente el modelito que vamos a proyectar hacia el país todo en los próximos años”


Sin ninguna duda, tanto Claudio Uberti, como Daniel Varizat, Felisa Miceli y el equipo de Julio De Vido, son sangre de su sangre y lo más estrecho de 20 años de intimidad política.

Parece una gran casualidad que, justamente los adjutores más cercanos e íntimos sean esta cáfila de mercaderes de la infamia y de la deshonra.

Parece una casualidad que la escuela donde todos ellos aprendieron sus procedimientos de conducta, es precisamente la del modelo oficial.

Cabe preguntarse cuántos otros tránsfugas de la moral, quedan todavía entre los repliegues de este circo itinerante.

Pero ya quedan pocas dudas :






Son todos,sin excepción de la misma escuela. Empezando por el matrimonio, que es director y dueño de la carpa del circo itinerante.


El viernes 17, mostraron, en su función especial del pueblo, cual era el “proyecto”, el “modelo” y la “proyección” nacional que se irradiaba desde Santa Cruz , para que todo el país vaya adivinando lo que se avecina.

Desde que la esposa del Presidente confirmó su candidatura, las señales que se reciben en toda la sociedad, son mucho peores que el oráculo de Delfos en una noche de tormenta.

Mas grave que eso :

Todas las señales son arrojadas, con infinita soberbia, desde el plexo del propio gobierno.

Son ellos mismos los que indican el horizonte hacia el que vamos.

Nos muestran su propia provincia… en un circo itinerante de soberbia… para que todos vean lo que se puede lograr en dos o tres períodos de gobierno sin oposición y con absoluta vía libre para las salvajadas.

Nos muestran su propio territorio en el que su genética política subyace no sólo para enorgullecerlos, sino además para convertirse en vidriera abierta bien iluminada, para que nadie se confunda con lo que se ofrece.

Fueron 20 personas al hospital, con ocasión de la visita de su caravana circense, en su propio pueblo, entre la gente que dicen haber gobernado.

Ellos hacen total silencio.

El circo debe irse ahora, a otro pueblo


Lic Gustavo A. Bunse
gabunse@yahoo.com.ar

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