A medida que nos acercamos a los comicios del 28 de octubre, se sigue profundizando el Laberinto Político en que nos encontramos dentro del actual gobierno.
Un laberinto importado de Santa Cruz, donde sólo unos pocos parecieran saber hacia dónde vamos, autotitulándose dueños de nuestro futuro, con visos de hegemonías familiares, con proyectos a los que no tiene acceso la opinión pública.
Actitudes y falsas banderías, amparadas en mentirosas estadísticas, en ocultamiento y defensas de corrupciones, sin ningún espíritu que conlleve unidad y que, por las expresiones de la esposa de Kirchner, superarían el tiempo de mandatos constitucionales.
Una Constitución olvidada que obvia la independencia de poderes (especialmente el Judicial), acompañada de la carencia de sinceramientos y oscuridad de procedimientos.
Nos alejamos a diario de la soñada grandeza nacional, afectados por personalismos, nepotismos y una gran ambición de poder sin respuestas a la realidad actual.
Seguimos atascados en este laberinto, sin que la ciudadanía -salvo alguna prensa independiente- se percate de la falta de contenido de los discursos de Cristina Kirchner.
La crisis argentina ya no puede disimularse en lo social, político, cultural y ético.
Opositores aislados (no es lo mismo que oposición) poco podrán contribuir, si no asumen responsabilidades que permitan encontrar la salida de esta telaraña en la que el oficialismo enredó a la República.
Sólo el voto popular, la toma de conciencia, el interés y protagonismo de la gente, el compromiso de todos los sectores sociales para "saber de qué se trata" nos puede sacar de esta atonía pre-eleccionaria.
Comprender que las soluciones para las crisis, aunque se oculten aviesamente, no pasan por prebendas, subsidios, clientelismos, acomodos o cualquier forma de manejo individual o compra de voluntades y votos, es el desafío.
Con un colchón, un plan, una bolsa de comida, un electrodoméstico, un "puestito" y hasta un mingitorio (y no precisamente el de Marcel Duchamp) regalado, no dejaremos de estar "atrapados sin salida" en los maquiavélicos recovecos de esta "bambalina", carente de participación popular, usufructuada por unos pocos "iluminados" que el capricho histórico nos legó.
Su laberinto, ante la recesión actual, es simplemente la alteración del equilibrio social (que vemos en nuestras calles) que sigue debilitando a todas las Instituciones.
Saludos
sábado, 25 de agosto de 2007
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