PRESUPUESTO 2008
Algunos tratadistas de Finanzas Públicas acuñaron la frase
"El
presupuesto es la ley de leyes"”, y se sintieron orgullosos con su
frase. La
realidad es que los presupuestos nacionales son un mamotreto que nadie
sabe lo que contienen, agravado últimamente por la facultad delegada
inconstitucionalmente por el Congreso al Poder Ejecutivo para
modificarlos.
La confección del presupuesto se inicia por el pedido del
Director
de Presupuesto de cada ministerio o sector público, del cálculo de
gastos
de cada dependencia. El Director, sin controlarlos, los ordena y los
eleva
al Ministro, que no los controla, pero puede incluir gastos para sus
proyectos nuevos. Los presupuestos ministeriales, sin control, los
ordena
en miles de hojas, el Director de Presupuesto de la Secretaría de
Hacienda, la que eleva el presupuesto, sin controlarlo, al Ministro de
Economía, el que, sin controlarlo, lo eleva al Jefe de Gabinete, el
que,
sin controlar, lo eleva al Presidente, el que, sin controlar, lo envía
al
Congreso, el que sin controlar lo aprueba a libro cerrado, observando
solo temas puntuales.
La evolución del PBI y el cálculo de los recursos son
dibujados sin
que nadie los controle. Es el delirio.
La Auditoria General de la Nación, dependiente del Congreso,
debe
tener como responsabilidad primaria, controlar la verosimilitud del
presupuesto e informar al Congreso de sus falencias. Los funcionarios
responsables del control, deben ser sancionados administrativa y
penalmente por el incumplimiento de esas obligaciónes.
28/8/2007
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
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