Por Ricardo Lafferriere
La notable sucesión de apariciones, que parecieran confirmar el dicho popular de que "Dios es argentino", demuestran la ingeniosa organización política diseñada por el matrimonio reinante para ejercer y preservar el poder. Hagamos una breve revista:
1. Ministra de Economía de la Nación. Mejor dicho: baño privado de la Ministra de Economía de la Nación. Aparecieron Sesenta mil dólares (Doscientos mil pesos argentinos), que ayudarían a la ex funcionaria a cambiar su vivienda.
Para no confesar que el dinero le fue entregado por la divina providencia, señaló como prestamista a su hermano, sin que se haya podido probar ante la justicia este hecho.
2. Intendente de Tafí del Valle, provincia de Tucumán. Tuvo la mala suerte de que, mientras cenaba en un restaurante, le robaran el auto, y la buena suerte que ese auto fue recuperado a las pocas horas por la policía. La divina providencia lo premió por el mal rato, dejando en el baúl del auto recuperado –que no había sido abierto por los cacos- Sesenta mil dólares,
3. Claudio Uberti, interventor del ente de control de rutas con peaje. Regresaba de un viaje a Venezuela, donde Dios es generoso. Al pasar por la Aduana, acompañado de funcionarios de PDVSA –la empresa venezolana de petróleos- y de ENARSA –la "empresa petrolera argentina" fundada por K- los funcionarios del organismo de control de dicha repartición encuentran Ochocientos mil dólares americanos, que Dios sabe quién había colocado en el maletín portado por su acompañante, un venezolano que desapareció al día siguiente.
4. Southern Winds, empresa aérea privada pero financiada por el Estado. Dos maletas con un millonario cargamento de drogas aparecen en el aeropuerto de Madrid procedentes de Buenos Aires y curiosamente, al descubrirse, nadie las reclama. La empresa tenía -otra curiosidad- sólo otros dos destinos cubiertos, ¡a Bolivia, desde Córdoba! y viajaban -según información periodística- vacíos de pasajeros la mayoría de los vuelos.
5. Otro milagro, esta vez de supervivencia exitosa: Líneas Aéreas Federales Sociedad Anónima, creada por Duhalde y continuada por K. No vuela ni tiene aviones, no tiene líneas ni oficinas. Lleva gastados más de cuarenta millones de dólares, con sueldos gerenciales de cuatro y cinco mil dólares, que se cobran religiosamente todos los meses... abonados con fondos públicos que no pone Dios, sino provenientes de retenciones a la producción agropecuaria e hidrocarburos, de los impuestos al salario o del 21% de IVA que pagan hasta los mendigos cuando compran un pedazo de pan.
6. Construcción de gasoductos y rutas, antes –hace mucho- realizadas por el Estado ; luego, por privados. Desde que llegó la pareja reinante, se colocó en el medio una figura divina: los fideicomisos. ¿Qué permite esa figura? Pues, que los fondos públicos financien la construcción de los gasoductos sin el molesto control de los organismos estatales anticorrupción; y que los ejecuten privados, a los que se subcontrata, también sin control del Estado.
La figura es "divina", porque hace aparecer por "milagro" costos adicionales tan sorprendentes como las apariciones sobrenaturales, que encuentran canales también milagrosos: fondos públicos que se transfieren a los fideicomisos, que pagan obras a las empresas, y empresas que en lugar de tener que pagar las tradicionales "coimas" a los funcionarios pagan "costos" inexistentes a otros "privados" vinculados al poder.
7. Trenes metropolitanos. Con el propósito de "domar la inflación" la pareja reinante optó por mantener congeladas las tarifas en los niveles previos al derrumbe, a pesar de que los salarios se han duplicado y los precios multiplicado por tres, y a pesar del obvio incremento de costos operativos.
Para compensarlo, creó un sistema de subsidios administrado por uno de sus hombres de confianza, quien sin rendición de cuentas, decide a quién y cuánto se le entrega como subsidio por compensación por congelamiento tarifario. Por supuesto pasó lo que tenía que pasar. Los fondos sin control fueron un "regalo divino" para el concesionario del Ferrocarril Roca -Trenes Metropolitanos-, que se fugó con gran parte de ellos mientras los usuarios incendiaban –hartos de las burlas- las instalaciones de la recién remodelada Estación Constitución.
8. Este es un "antimilagro": exportaciones de partes de armamentos con un valor de Cien mil dólares, que se venden a poco más de Dos mil. La liquidación y desmantelamiento de las Fuerzas Armadas llega ya a las pocas migajas que quedan. No satisfecho con recrear el enfrentamiento criminal de los setenta, de agredir a los compatriotas de uniforme por el sólo hecho de vestirlo, de ignorar los enormes avances en la modernización de las Fuerzas Armadas realizados desde 1983 en adelante, de reabrir heridas que habían sido tratadas con madurez y respeto a quienes sufrieron el baño de sangre, de dejar al país sin capacidad alguna de autodefensa -en un momento en que en el mundo surgen peligrosas nuevas amenazas y otros países de la región relanzan su equipamiento militar-, de ignorar las valiosísimas autocríticas institucionales realizadas por las armas, la administración K justifica hasta el vaciamiento de los almacenes de partes de armas viejas... haciendo con ello un negocio de "bolichero".
Podríamos seguir hasta el cansancio. Todo esto está tomando estado público día tras día. Está en el área de gobierno que miremos. Está en los diarios, y cada vez más en la justicia.
La capacidad de imaginación de los personeros de la pareja reinante no tiene límites aunque la impunidad de que han gozado les hace olvidar otro viejo apotegma de la política criolla: cuando se acerca el fin de un período, todas las cuentas comienzan a saldarse y terminan ejecutándose luego de abandonar el poder, como los viejos "juicios de residencia" de la época colonial, pero sin la sofistificación de aquellos tiempos. Si alguien no lo cree, puede observar al otrora todopoderoso Carlos Menen, que a ocho años de terminar su gestión no termina su calvario, de tribunal en tribunal, sin que nadie de sus viejos amigos lo defienda. Y sin que Dios lo ayude.
¡Cómo se extraña la República!
Aún con los condimentos diversos del mundo "posmoderno", ¡qué lindo sería retomar la senda del "país serio" del que hasta el propio K hablaba en su campaña electoral, donde los gestores del Estado se comportaran como empleados de la sociedad que les paga el sueldo, los ciudadanos vieran ampliar todos los días aunque sea en una pequeña porción su autonomía personal, el debate público recobrara vigencia llevando a los ciudadanos los argumentos de las diferentes posiciones sobre temas trascendentes, sin "apariciones milagrosas" ni "ingenio criollo" mostrando las formas en que el poder se queda con lo ajeno y con autoridades que en lugar de destrozar todo lo que tocan, recuerden que la única justificación de su poder es cuidar a su país y a los hombres y mujeres que lo forman!
A diferencia de quienes añoran una política con "polarización a la europea" con un centro-izquierda y un centro-derecha girando alrededor de un proyecto de país compartido, aquí nos hace falta primero saldar el gran debate que se enraiza en lo profundo de la historia: llegar a la modernidad.
Eso significa hacer triunfar y consolidar el proyecto democrático-constitucional, frente al proyecto autoritario-populista. En el primero, no hay "plata suelta" que valga, y la ley rige antes que cualquier filigrana ideológica. En el segundo, es justamente el desmanejo de la "caja" presupuestaria el que manda, y las construcciones "ideologistas" usables son las que estén de moda y sean funcionales, así como en los 90 se utilizaron las liberales y hoy las desmatizado autoritarismo populista.
El atajo de querer llegar a las ramas sin consolidar las raíces nos coloca periódicamente al borde de las crisis. Una vez más, debemos recordar que "primero, la república", que permitirá enmarcar los debates en una dinámica creadora, tolerante y avanzada. Una vez logrado, habrá tiempo para discutir la filigrana.
Sería bueno que los candidatos presidenciales de la oposición adviertan esta realidad, antes que la "plata suelta" que anda dando vueltas convierta a las elecciones, simplemente, en otro circo más alimentado por los cuantiosos recursos sin controles que asoman cada vez más seguido en los titulares.
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