Tribulaciones, lamentos y ocaso de un tonto Rey imaginario, o no
Por Humberto Bonanata
www.notiar.com.ar
Yo era el rey
de este lugar
vivía en la cima
de la colina… …Yo era el rey
de este lugar
aunque muy bien
no lo conocía
y habían dicho
que atrás del mar
el pueblo entero
pedía comida.
Sui Generis (1974)
Qué mejor abastecerse del cancionero popular del los hoy casi cincuentones para imaginar lo sucedido esta semana en la febril mente de un soberbio entre los chicos y cobarde entre los grandes.
Néstor Carlos Kirchner y su delegada presidencial comenzaron su cuenta regresiva al encontrar frente a su recurrente estilo de confrontación a la pacífica movilización ciudadana coronada el histórico 15 de julio en Palermo.
Acostumbrados a "ir a fondo" merced a su neurosis gobernante, los Kirchner, a siete meses de la reelección consorcial encontraron –sin quererlo- a un pueblo unido; a una dirigencia rural nunca quebrada y a una oposición que, luego de su letargo de cuatro años y medio comprendió que la razonabilidad del poder se construye en base al consenso y no por figuraciones egoístas y mediáticas que sólo alcanzaban para exaltar un ego tan fugaz como decadente.
Luego nuestros representantes se encargaron de hacer lo suyo.
Quiso la providencia posibilitar a un hombre como Julio César Cleto Cobos colocarlo en un lugar histórico ante un hecho histórico. Aunque no haya sido su deseo, debió merituar entre pasar a la historia como un hombre valiente que no sólo toca la campanilla del Senado o cobijarse en un ostracismo cada vez más próximo a los Kirchner.
Y no podemos olvidar las fuertes críticas que le dirigimos a Cobos cuando al apartarse de su partido político, el lugar de ir al llano, prefirió acompañar a la "reina" en la fórmula presidencial del 28 de octubre de 2008. Confirmamos esas críticas como los actuales elogios, nobleza obliga.
Cuanto más democracia, menos kirchnerismo.
Cuanto más unidad, menos totalitarismo.
Cuanto más valor ciudadano, mayor disgregación del hegemonismo.
Y eso lograron, luego de 127 días de fórceps que pensaban manejar en las calles con sus "grupos de choque" y en las bancas con la "caja rosada" abierta a comprar conciencias.
Y no pudieron. Y comenzaron a caer –no ya sólo en las encuestas- sino en el verdadero ejercicio de poder republicano que nunca respetaron.
No es menos cierto que gran parte de su éxito se debió a la incapacidad de la oposición de abroquelarse en un hecho tan ajeno a la politiquería como digno de justicia. Tuvo que ser el campo con sus luchas quien nos enseñó a la mayoría, ya nunca mas silenciosa, que la perseverancia en las convicciones supera cualquier barrera, por mas autoritaria que fuera.
Y los Kirchner adelantaron su derrota de octubre de 2009, impredecibles quince meses que deberemos soportar con una inflación serpentada; caída diaria del poder adquisitivo de los trabajadores; desinversión energética; inseguridad manifiesta día a día; cataclismo en la educación pública en todfos sus niveles; insalubridad para quienes no pueden pagar los aumentos de las medicinas prepagas; subsidios cruzados y distorsionantes de una economía cada vez mas ficticia y aislada del mundo y la negación de la realidad como escape a la derrota.
Sólo le restan cuarenta y un meses para concluir su mandato.
Pero revivimos la Argentina institucional. A las 04.25 de la madrugada del jueves 17 de julio, el vicepresidente les enseñó a los hasta entonces poderosos que ese poder no residía sólo en un hombre que usurpa el mandato popular conferido a la madre de sus hijos.
Que la ley de gravedad se potencia en política y que cuanto más abuso de poder más fuerte será la caída. Una caída que es deber nuestro evitar ya que el vacío de poder será la constante frente a las crisis sociales que se avecinan.
Que hay que ayudarlos a cambiar en su divisor populismo y enseñarles día a día un poquito de democracia.
Que aunque formalmente lo ejerzan, ya no tienen el poder.
Que la sagrada carta alberdiana renació como el ave fénix frente a la larga noche de la diktacracia.
Que el poder reside en el pueblo que ya les perdió el miedo.
Ese será nuestro mejor aporte a la consolidación de la democracia en sus primeros veinticinco años de reinstauración.
Evitar que su irracionalidad "neronesca" nos convierta en la antigua Roma.
Humberto Bonanata
jueves, 24 de julio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
La Conspiración de Catilina.
Hay ocasiones en que la Historia nos dá pautas sobre los días que vendrán, Hace más de 2.000 años, en la antigua Roma, en el Senado, Cicerón decía: "¿Hasta cuando, Catilina, abusarás de nuestra paciencia?". Las insospechadas circunstancias que se desencadenarían después lograron que La República saliera fortalecida de tal manera que ese hecho histórico marcase un hito insoslayable para comprender lo que nos pasa a los argentinos en los momentos actuales.
Publicar un comentario