sábado, 28 de marzo de 2009

PLAZOLETA VIOLA


Cartas de lectores


PLAZOLETA VIOLA
Tuvimos una plaza en las calles Muñecas y España, con árboles y juegos donde nuestros hijos se divertían. También era el lugar de reunión de adolescentes; un pedazo de verde que tantas veces fue descuidado por las autoridades, pero era de de todos y nos daba solaz y tranquilidad. Y lo más importante era su nombre, Cristina Viola; Cristinita para quienes la conocimos de chiquita, con las colitas en su cabello castaño y la alegría propia de la niñez brillando en sus ojos inocentes; la recuerdo jugando con mis hijas a la peluquería con las tacitas y la tetera que le habían regalado la semana que la mataron esas bestias, porque no puedo llamarlos de otra forma. ¿Qué apelativo se merecen quienes para su comodidad decidieron destruir la plaza que lleva su nombre y diluir su recuerdo para otras generaciones? Sí, sólo por la facilidad de tener cerca un estacionamiento para sus vehículos. El poder que nos representa decidió arrasarla y reemplazarla por cemento. Y para mayor oprobio, o para tranquilizar sus conciencias, resolvieron entregarle a su madre la placa con el nombre de Cristina Viola; pero, según ellos, en un “acto de honor”. Ojalá que cuando usen ese estacionamiento recuerden que era una plaza y piensen, mirando a sus hijos, que una niñita no puede ser olvidada porque siempre fue y será amor y una lucecita en nuestros corazones.

Inés Blanco
Av. Sarmiento 525- Block D, 10o “C”
S. M. de Tucumán

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