lunes, 30 de marzo de 2009

VIROLO CONFUNDIDO

¿Qué pasa con la candidatura de Néstor Kirchner?
Varias encuestas lo dan como perdedor y habrían empeorado con la definición en la alianza De Narváez-Solá. Organiza reuniones de urgencia con sus operadores y voceros oficiales salen a enfriar su candidatura. Por su despacho pasan opciones alocadas para intentar controlar la dispersión de poder. Asustado, sabe que igualmente no tiene variantes porque él mismo se encargó de bajarlas.

La Política Online | 30.03.200
A diferencia de sus cuatro de gestión presidencial, donde mostró muñeca y habilidad para manejar situaciones críticas, Néstor Kirchner está confundido. En tal vez el momento más peligroso para el sostenimiento del poder que supo y pudo construir, atraviesa horas de incertidumbre en torno en su candidatura, cuestionada por varias encuestas y algunos asesores, asustado por la ausencia total de variantes para erigir listas y apurado por el adelantamiento de las elecciones que él mismo movilizó.


Hasta hace algunos días, el “operativo clamor” lo tenía como protagonista. Esa situación –su candidatura a diputado por la provincia de Buenos Aires- parecía todavía más definida con la obtención de los votos en el Congreso y la posterior aprobación del adelantamiento de las elecciones. Lo que no sabía Kirchner, es que tal vez con la medida que él mismo –y sus principales asesores- estaba construyendo su propia jaula.

La semana pasada el plan electoral fue sometido a y los resultados no fueron los mejores. Según cuenta Carlos Pagni, ese día Kirchner deliberó en la Quinta de Olivos con varios de sus operadores electorales: Florencio Randazzo, Juan Carlos Mazzón y Mario Ishi. “A partir de esa reunión nadie se anima, ni en la Casa Rosada ni en La Plata, a afirmar con convicción que el esposo de la Presidenta encabezará la lista de diputados del Frente para la Victoria en la provincia de Buenos Aires”, aclara.

Las muestras sobran, pero tal vez la más excluyente sea la voz de Aníbal Fernández. Hoy, el ministro de Justicia no sólo puso paños fríos a ese operativo clamor sino que además congeló la posible candidatura de Kirchner. Según el funcionario, las listas se definirán “dos o tres días antes” del plazo límite establecido por la Cámara Electoral. Esto derrumba también algunos rumores livianos que surgieron de un posible anuncio con bombos y platillos para el 8 de abril.

Números colorados

Las encuestas, hoy, son la mayor preocupación en el bunker K. Una de ellas, publicada hoy por La Nación –y elaborada hace una semana por una consultora de franco compromiso con el Gobierno-, le venía asignando 28% de los votos a Kirchner, 25% a Francisco de Narváez, 12% a Felipe Solá y 10% a Margarita Stolbizer. Según ese sondeo, Stolbizer prevalecía en el interior de la provincia y De Narváez comenzaba a aparecer en los segmentos más sumergidos del conurbano. Los indecisos sumaban un 26% que, al ser proyectado, beneficiaría a la oposición.

Pero no es la única. El analista Jorge Giacobbe explicó en una nota publicada en La Tecla que si bien es el que mejor se posiciona en los números, "el 20% de los indecisos es voto no oficialista" y explicó que "ese porcentaje está discutiendo a qué opositor vota".

Según el analista, el titular del PJ mide 27 puntos en la provincia de Buenos Aires, mientras que en el interior llega a los 14 puntos. Es secundado por De Narváez con un 25,5, y más atrás quedan los candidatos oficialistas con un Sergio Massa en 14 puntos y Florencio Randazzo con 9%.

Hace poco más de una semana, Clarín publicó un sondeo de Management & Fit donde el ex presidente alcanza el 19,9 por ciento contra 18,5 por ciento de De Narváez. Perfil, por su lado, mostró otra del Programa de Estudios de Opinión Pública de la Universidad Abierta Interamericana (UAI). Ésta revela que la alianza entre Solá y De Narváez ganaría el primer lugar para diputados nacionales con el 28,2 por ciento de los votos, contra el 22,8 de Kirchner.

Algo importante a destacar de estas cifras no es sólo el alto índice de indecisos que serían votos opositores, sino que las dos últimas fueron hechas antes de resolverse el armado de listas de la alianza de los dos bonaerenses y Mauricio Macri, lo cual ahora daría algún punto menos todavía al kirchnerismo.

Sin reemplazo

El problema de la candidatura de Kirchner, pese a la posibilidad de perder frente a De Narváez –lo cual sería un golpe de muerte para el gobierno nacional de Cristina Kirchner-, es que no tiene opciones. Hoy, el único oficialista que mide más que Kirchner en la provincia de Buenos Aires es el gobernador Daniel Scioli. El resto, lo mira desde abajo.

Esto, claro, también es responsabilidad del propio Kirchner. Cuando Sergio Massa tenía buenos números, sus celos lo llevaron a bajarle el copete y a desatar una lucha de poder interna en Casa Rosada que acabó con rumores de renuncia del jefe de Gabinete y su retorno a la intendencia de Tigre, donde prepararía su campaña para llegar a la gobernación en 2011.

Lo mismo con otros candidatos, como Graciela Ocaña –ahogada por el amigo persiana de Kirchner, Hugo Moyano, y harta de las operaciones de prensa propias del poder K- o Florencio Randazzo –ninguneado en las negociaciones con el campo-, quienes directamente quedarían aplastados por el frente opositor peronista.

Tan grave es la ausencia de nombres que no faltó quien llegara con una oferta insólita al despacho de Kirchner en Olivos. ¿De qué se trataba? Que al ser el que mejor mide, Scioli renuncie y encabece la lista y dejar la gobernación en el vicegobernador y fiel soldado kirchnerista –premiado con la presidencia del PJ bonaerense- Alberto Balestrini.

La presión del tiempo

Otra posibilidad que evaluaron fue resucitar una con la que ya habían especulado tiempo atrás: la renuncia de Eric Calcagno a su banca en el Senado para abrir una elección por esa silla. El plan acarreaba llevar a Kirchner como candidato a senador y por debajo dos listas a diputado. Una “pejotista”, encabezada por Massa; y otra “progre”, liderada por Ocaña o Martín Sabbatella, intendente de Morón y ya lanzado en carrera a la Cámara Baja.
Esta posibilidad, extrañamente, fue bloqueada por la misma jugada que Kirchner impulsó para tratar de evitar la dispersión de poder, el adelantamiento de los comicios. Según analizaron constitucionalistas consultados por Crítica de la Argentina, los plazos están vencidos para una jugada como la que ensayan cerca de Kirchner.

“Calcagno debería haber renunciado antes de la convocatoria a los comicios o hacerlo ya mismo, cuando faltan todavía 90 días corridos”, le dijo ayer a ese diario el constitucionalista Félix Loñ. “Si hubieran cumplido con los plazos, no habrían tenido impedimento legal. Menem lo hizo cuando asumió su banca en 2005. Sería una nueva muestra de la ingeniería electoral a la que nos acostumbra Kirchner”.

Su colega Daniel Sabsay también puso reparos constitucionales a la iniciativa que se evaluaba en Olivos. “Podrían intentar un llamado a elecciones complementario urgente. Pero eso sería parte de un rosario de irregularidades. El Código Electoral establece que la convocatoria debe hacerse 90 días antes de las elecciones, y ese plazo se venció”.

A la misma conclusión, dicen, llegó el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos “Chino” Zanini, el encargado de estudiar los vericuetos legales para los antojos electorales del ex presidente.

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