viernes, 4 de marzo de 2011

ADVERTENCIA


ADVERTENCIA DE BRITO Y ESKENAZY A CFK POR LOS RIESGOS PARA LA ECONOMÍA

Por qué no hay que hacerse los rulos: el GAFI podría declararnos país no cooperador

Por Guillermo Cherashny

Pasó casi desapercibida la parte del discurso de la presidente ante la asamblea legislativa en la que ésta advirtió, con marcada precisión, que la Argentina será sancionada por el GAFI si no sanciona las modificaciones a la ley de lavado de dinero que están para tratarse en las comisiones competentes de las dos cámaras del Congreso. El proyecto que la Casa Rosada envió al Congreso para reformar esa norma prevé que el lavado de dinero “sea castigado directamente con penas de prisión, sin la necesidad de que exista un delito precedente, eliminando la restricción existente en la legislación actual para el juzgamiento y la condena del delito de autolavado”.

Hasta ahora, la ley 25.246, aprobada en abril de 2000, prevé penas de entre 2 y 10 años de prisión para el lavado de dinero. Pero para castigarlo, debe demostrarse que hubo un delito previo.

En ese punto están de acuerdo todos los sectores, por lo que el dictamen que se dará a conocer este jueves en la Cámara de Diputados no tiene casi diferencias con el texto enviado por el Gobierno.

Las diferencias aparecen cuando se plantean los límites al funcionamiento de la UIF. La Casa Rosada pretende otorgarle la facultad de presentarse como querellante en donde “se investiguen los delitos que habilitan su intervención”.

En cambio, para la oposición habría que acotar el margen de acción de la oficina que dirige José Sbatella para hacerla más efectiva e inclusive estaría discutiendo si el cargo de director de la UIF debe elegirse por concurso o a propuesta de directa de la oposición.

La vuelta a la racionalidad

Quizás el párrafo sobre el GAFI en el discurso de CFK encierra un significado sumamente importante en la explicación de los cambios en su conducta en esta semana. Para citar los ejemplos más salientes, criticó a los dirigentes sindicales de servicios públicos y privados y desautorizó luego a Horacio González, Director de la Biblioteca Nacional, que había exigido que Mario Vargas Llosa no abriera la nueva Feria del Libro. Estos gestos fueron interpretados como un intento para acercarse a la clase media y darle un tinte de racionalidad a un gobierno que hace una semana se pelaba con la administración Obama por el cargamento del avión de la USAF y la famosa valija con los medicamentos “sospechosos”.

Intimada

La realidad subyacente es que el GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional) está intimando al gobierno para que en un plazo de cuatro meses el Congreso sancione las modificaciones pendientes de la ley de lavado de dinero. En caso contrario, la sanción que nos impondría el GAFI sería declararnos “país no cooperador”, que significa ingresar -como miembro del organismo- en una delicada lista gris. Su significado sería que buena parte de las operaciones financieras pasen a ser fiscalizadas como sospechosas por la banca extranjera y los organismos internacionales. En principio, habría controles más activos y trabas en las operaciones financieras internacionales del país, privadas y públicas. También sobre los seguros, las transacciones monetarias y el transporte.

Esta situación generaría serios inconvenientes y hasta demoras en muchas transacciones, espantando además a unos cuantos inversores, sensibles a cualquier complicación.

Así las cosas y con el plazo de cuatro meses corriendo, los banqueros Jorge Brito y Sebastián Eskenazy se reunieron con CFK para explicarle las graves consecuencias que le depararía a la economía el no cumplir con los estándares del GAFI. Pero en la lista de riesgos habría todavía otro peor. En caso de ser declarado país no cooperador e ingresar en la lista gris, la permanencia de Argentina en el G 20 podría llegar a ser cuestionada formalmente, lo que también repercutiría negativamente en la economía. Tal vez por esto CFK no se hizo los rulos todavía y aterrizó en la cruda visión de lo que le puede ocurrir a su gobierno en medio de la campaña electoral.

La presión del GAFI sería entonces una razón determinante para que el gobierno ingresara en una etapa de racionalidad. Pero no esperaba el kirchnerismo que el Departamento de Estado se cobrara tan rápido las cuentas por el incidente del avión de la USAF, despachándose con una condena a la Argentina como el segundo mayor mercado de cocaína en la región. En otro orden de cosas, también preocupa en el norte la piratería de marcas en gran escala en La Salada.

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