miércoles, 9 de marzo de 2011

CORSO A CONTRAMANO


UN CORSO A CONTRAMANO

Por Raúl A. Flores


“La vida es un carnaval” cantaba Celia Cruz. Y no estaba equivocada… en nuestro querido País todos los días son un corso. Lo espantoso es que es un corso a contramano…

Carnaval de saqueos de las riquezas de nuestra Patria, carnaval de piquetes, carnaval de tomas de predios, carnaval de aumentos (pero no en sueldos o jubilaciones), carnaval de inseguridades, carnaval de sin razones de todo tipo, carnaval de desparpajos y palabras vanas, incluidos los aniñados gestos y mensajes de nuestra Presidente: No se hagan los rulos… Qué profundidad, qué prosapia, qué don de gente para con el Pueblo. Nos ha resuelto todos los problemas con su amplio criterio y pensamiento sin igual.

¿Se cambiará este tremendo corso por racionalidad? No. ¿Seguirá gobernando la comparsa de la farsa, la soberbia y la mentira? Hasta diciembre de este año seguro… después veremos.

Mientras tanto, y sin que muchos se enteren, en nuestra Argentina de hoy, gobernada desde la soberbia y sin razón, donde si un medio de comunicación social opina diferente y se expresa mínimamente en contrario, no solo le quitan la publicidad oficial propinándole un garrotazo económico, sino que hasta llegan a la clausura, como ocurrió con algún canal de cable. Hace días sucedió esto último en una señal de la Provincia de Misiones, el Gobernador Maurice Closs mandó 10 gendarmes -como si no tuviesen cosas más importantes que hacer- a cerrar un canal “opositor”. Un poco de diversidad en las opiniones serán bienvenidas cuando termine esta lamentable gestión. Así y todo, muchos, se disfrazan de lo que pueden…

En este festival de máscaras, en donde ningún argentino se reconoce a través de los desbarajustes del Gobierno, tuvimos que soportar los incipientes e insistentes atisbos de censura para con el Premio Nóbel de Literatura Mario Vargas Llosa… ¿Piensa distinto a todos los que defienden el modelo? Sí, claro… Es racional, y tiene sentido común, palabras éstas que desconocen todos los K.

Pero censura no solo ejerce este Gobierno en Argentina, con los intelectuales peruanos (y que encima piensan distinto). En 2009, su hijo Álvaro Vargas Llosa (escritor y periodista) debió soportar no solo prohibición de su voz, su pensamiento y su accionar, sino también prisión en Venezuela. Arribó a las tierras de Chávez a disertar sobre Libertad y Democracias, algo que por aquellos lares hace tiempo que no existe como se pregona.

La Presidente, haciendo gala de ser la viuda del inigualable estadista, se percató de lo estúpido de esa jugada y ordenó dar marcha atrás en el boicot a Vargas Llosa en la Feria del Libro. Ahora el Premio Nobel podrá expresarse libremente, si ningún fanático (o militante de La Cámpora) se lo prohíbe.

Sin embargo, a Vargas Llosa siguen mostrándolo como un “abominable hombre de derecha”. Fue candidato a Presidente de su país, Perú… y escribe de corrido, cosa que muchos de los integrantes de La Cámpora y otras agrupaciones ultra K es dudoso que sepan y puedan hacer. Su básico pensamiento es defender el modelo y a su Presidenta. Mientras les signifique rédito político y económico, lo hacen. Su convicción está disfrazada de dinero, mucho dinero y todo tipo de regalías que reciben como nombramientos y cargos, sean públicos o en empresas privadas que pertenecen a los testaferros.

Y vaya si la defendieron. En Mendoza, donde se desarrollaba La Fiesta de la Vendimia, un sin número de personas abucheó y le dijo de todo a la viuda. Malas palabras por izquierda y por derecha, pero sin lastimar ni agredir físicamente a nadie, hasta que agrupaciones ultra K y La Cámpora sumaron fuerzas en pos de Cristina y desplegaron golpes a cuanta persona se manifestara en disidencia con el acto político allí celebrado.

Nuevamente, la corporación política de Máximo Kirchner cerró filas (como en los festejos del Bicentenario) y protegió de la realidad a la aniñada mandataria. Llenó de banderitas su camino y la Presidente, al igual que en los números que le dibuja el Secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno, vivió en el mejor de los países, Cristylandia. Gracias, ¿habrá pensado? Y se calzó la coronita destinada a las jóvenes bellezas del certamen mendocino. La viuda intenta “disfrazarse” de algo que ya no es: popular. Está claro que donde se presente sin su séquito de seguidores pagos, el improperio más chico se remonta desde lo irreproducible, hasta el abucheo más severo que pueda haber soportado un mandatario de su investidura.

Por todo esto, que saben sucede con su imagen ¿cómo van a permitir que nos muestre libremente un poco de pensamiento crítico y opiniones diferentes el escritor y político, Mario Vargas Llosa?

En la edición anterior de La Feria del Libro, el estadista y periodista Gustavo Noriega, ex trabajador del Indec, “intentó” presentar su libro: IndeK, historia íntima de una estafa. Su disertación fue interrumpida por barrabravas de Chicago (los mismos que amedrentan a los técnicos y personal del Instituto de Estadísticas y Censos) y agrupaciones ultra K que no permiten que surja la verdad.

A Mario Vargas Llosa… ¿lo dejarán hablar? Seguramente… La Presidente está desesperada por mostrarse moderada ante una clase media que no la apoya y su caudal de votos es importante para su “eternización”.

¿De qué se disfrazarán estos soberbios disfrazados de montoneros para captar algunos votos más? Pareciera que ni el carnaval popular y sus mascaritas podrán disimularlos de algo que no les ocasione una absoluta derrota electoral…

Salido de un cuento es el episodio en que Cristina confundió al Gobernador de Mendoza, Celso Jaque, con Evo Morales. Ni disfrazados se parecen. Solo así los ve la mente irreal de la enmascarada en botox, viuda del excelso estadista.

Mientras tanto, a la gente, al ciudadano común y honesto, nos encubren la realidad. Como por ejemplo en la AFIP: a trabajadores en negro, cuasi esclavos tercerizados “los disfrazan” de trabajadores en blanco. ¡En la AFIP! Después hablan de los rehenes del capitalismo, ¡¡¡por favor!!!

Así estamos, viviendo el carnaval que nos impone esta gente… y que en definitiva es un corso a contramano.

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