martes, 15 de marzo de 2011

TAMORA


LA REINA TAMORA DE SHAKESPEARE
(Por el Lic Gustavo Adolfo Bunse) (15/3/2011)


Todo el despliegue político del oficialismo talibán, se halla hoy apoyado en mil extravagancias y fuera de la esencia democrática más elemental de toda la historia del país.

Después de ver el acto de Huracán y los festejos de Catamarca, queda claro que lo único que los anima es el odio cerril , la sed de venganza y una clara obsesión por encuadrar a todos los que piensan diferente como enemigos.

El agravio ya no basta. Hay además una promesa de “ajuste de cuentas”.

La mayor fortaleza que tiene la monarca,… si decide desoir los ruegos y las amenazas de su hija Florencia… aceptando la candidatura a la reelección, es sin duda alguna, el andrajo evidente de una oposición imbécil, desperdigada, torpe, egoísta y absolutamente huérfana de ideas.

Ella sabe bien que es minoría…y que va a ser difícil ganar en primera vuelta.
Pero a la hora de decidir… va a mirar con la lupa a este amorfo conjunto de mutilados políticos que todavía no saben bien donde queda el norte.

Por eso… se diría que … en este momento… ella está agazapada.
Algo confusa y bastante enojada por no constituir una amplísima mayoría.
Llegado el momento… se vengará de este clima.
Lo hará con todos ellos…. como una fiera… y así, ha de superar al difunto.

Hay fieras que son sangrientas… acechan… y matan por placer

Y si les llega a ganar… nada será más placentero para ella que someterlos y diseñarles su propio féretro político. Ya casi lo tiene humillado a Cobos.






La venganza es tan antigua y trascendental para los gobernantes perversos que desde la vieja Grecia viven rindiéndole tributo de mil maneras.

La diosa de la venganza era, para los griegos, … Némesis, enfocada ella sin embargo como raíz de la justicia. Una especie de fuerza compensadora que castigaba la desmesura. Y que inducía a los hombres a ser buenos por temor a la cólera divina.

Némesis, controlaba que nadie fuese excesivamente afortunado.

Hay mil ejemplos de la realidad, pero históricamente los “vengadores” que llegaron al poder, se han inspirado mucho más en obras dramáticas de los grandes escritores que en su propia imaginación colibrilla.

Tenemos el caso de Shakespeare, quien no escribía para que lo leyeran, sino para que lo miraran.

Su obra dramática para teatro, es tan fuerte como lacerante.

La más cruda representación de la venganza, fue lograda por Shakespeare, en su obra “Titus Andrónicus” (Tito Andrónico).

Tito Andrónico (emperador romano) le gana la guerra a la reina de los Godos (Tamora) y, como sacrificio ritual, decide matarle a su hijo más querido ante sus propios ojos. La súplicas de Tamora, ocupan tanto espacio de la obra como su juramento de venganza, … que al final, se cumple.

El juramento de venganza de la reina de los Godos es el ejemplo más atroz e impresionante de una conducta que acaso podría explicar algo más del 90% de la liturgia del gobierno maniqueo que hoy nos controla.

Todo ocurre como si estuviésemos asistiendo hoy aquí, a un escenario tan inexplicable y de tanta perversidad, que acaso halle solamente fundamento en alguna especie de antigua genética del mal.





Nuestra Tamora criolla, como puede verse muy claramente, conlleva además, una identificación ética con esa reina, que va mucho más allá de lo retórico.

Y entonces, todo el resto de las cosas, son sólo sangre, que no ha secado.

Flota en este clima preelectoral sucio… un pesado tufo de venganzas.
La venganza es un sentimiento, por antonomasia reactivo, en el que se sufre la incapacidad de olvidar y dejar que el presente cierre las heridas causadas por las ofensas del pasado.
El tiempo no ayuda para que la memoria cicatrice las heridas, por el contrario ésta se torna venenosa y despreciativa : no cesa de lanzar reproches contra un ser odiado y reaviva los recuerdos de dolor, incapaz de sustraerse de las huellas de la excitación rabiosa.
De aquí nacen la frustración y el resentimiento, que son las formas más siniestras de la sed de venganza.
Lo más peligroso en una mujer resentida no es su rabia, sino su voluntad despreciativa, su pasión por reavivar en la conciencia el dolor y el deseo inextinguible de hacerle pagar a alguien. Pero entre el querer y el poder, existe una distancia en el tiempo.
El no poder satisfacer inmediatamente el impulso de venganza engendra una impotencia que se convierte en desesperación… pero llega la etapa de la espera y la construcción de planes y formas para su realización, alimentada por la idea obsesiva del resentimiento.
Esta última, impregna al vengativo en su totalidad, y allí lo convierte en un maniático apasionado por llevar a cabo el acto de venganza.
El resentido… le echa toda la culpa al objeto de su venganza y, además de devolver el daño, busca lograr una objetiva supremacía sobre su ofensor.
Todas sus esperanzas están abocadas a una victoria decisiva y despiadada cuya finalidad es la desaparición, el “no ser”, de ese enemigo.


Frecuentemente, la venganza se medita en secreto : el vengativo intenta ocultar la rabia y la guarda por un tiempo en su interior, atormentándose por el resentimiento y procurando acallar su pasión rabiosa.
Todo apesta, hasta en los festejos… a la venganza de Tamora… de un modo tan parecido, que solamente un experto podría darse cuenta de la diferencia.

Aunque haya que hacer un enorme esfuerzo para enfocar el pensamiento y la percepción retorcida de esta mujer, debe entenderse que, a toda costa, ella quiere mantener o incluso profundizar el escenario inventado por el muerto, agregándole, como ya ha lo dicho varias veces, que los sojuzgados le deberán agradecer “a él” algún día…. y le deberán pedir perdón.

Acaso ha de ser este, un modo feliz y agradable de seguir viviendo sin importarle un bledo el devenir de nuestros hijos (como que no le importa el de los suyos) ni la huella histórica de nuestra conciencia crítica, ni mucho menos cualquier sueño de grandeza.

Y... ya se sabe… Parece superfluo decirlo :
Ella es un perfecto holograma del marido.

Piensa igual, quiere lo mismo, se ensaña con idéntica fruición, usa la misma lente para ver la realidad y se conmueve con las mismas sombras.

Se verá enseguida : Es Tamora rediviva.


Lic Gustavo Adolfo Bunse
gabunse@yahoo.com.ar

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