domingo, 3 de julio de 2011

EL REY DESNUDO



VIDAS PRIVADAS - CORRUPCIÓN PÚBLICA


“Lo que haga con su vida privada es su problema, sus elecciones sexuales nada tienen que ver con lo demás”.

¿Quién no ha escuchado esta frase? Obligatoria, pareciera... ¡Hay que ver al rey vestido!

Voy a tomarme el derecho a disentir: también es mi problema y tiene muchísimo que ver con todo lo demás.

Me resulta imposible concebir un ser humano capaz de desprenderse de alguna de sus partes constitutivas y razonar o decidir con alguna de ellas separadamente. ¿Cómo podría alguien dejar de ser quien es en cada uno de sus actos y decisiones? ¡A tanto no hemos llegado! Todavía...

Un Juez de la Nación, por ejemplo, cuando juzga, lo hace con todo su ser y sentir, o sea, cuando el Juez Oyohervido dicta u omite una sentencia, es TODO (aunque sea algo escaso...) él es quien lo hace, no dejó una parte se sí en Espartacus, o con la Mona Giménez, chichoneando borrachín, o esgrimiendo su desnudo torso de pollito de 60 días en algún carnaval cumbianchero.

Recuperemos la lógica; Carmen Argibay y sus novias, Zaffaroni y sus berrinches amorosos por sus efebos, un Travesti presidiendo Comisión de Familia en el Honorable Congreso de la Nación, Rachid y, su otrora admirador, Morgado... ¿no será demasiado? ¿Serán inocuos en sus cargos? ¿Nada tendrán que ver con el Gaymonio, la Adopción Gay, la Ley de Educación Sexual, el Aborto...? Definitivamente NO.

Tampoco se trata de discriminación, sino de responsabilidad y coherencia. Estos cargos son públicos, sus imágenes son públicas, deben ser expresión viva de su ética y su moral. En cambio, el modelo que presentan a la sociedad es deleznable.

Esta tendencia nacional a la normalización de conductas disfuncionales nos lleva indefectiblemente al deterioro social que no hace falta ya describir, lo vemos y padecemos.

Por mi profesión, hace algunos años, he atendido casos de travestismo y homosexualidad; mi actividad me llevó a conocer a Rachid y su problemática psicológica en las charlas de supervisión y mis conclusiones son claras: el camino de la homosexualidad no es una elección, es una realidad desgraciada que se genera en la infancia y se va descubriendo en la pubertad y adolescencia. Lo único que puede elegirse es cuándo darse por enterado y el modo de vivir con ello, no el hecho, y es, sin lugar a dudas, una ruta de dolor tan profundo que muchas veces lleva al suicidio.

Existen también algunos casos en los que la causa es biológica y no de crianza, los cuales suelen derivar en operación y travestismo.

También cabe destacar que cada vez hay mayor iniciación en prácticas homosexuales a causa de las drogas y el enfiestamiento.

Cae de suyo que el que miente en una cosa, miente en otras; no nos sorprendamos entonces por la corrupción, ya que en su escala, también lo es mostrarse de un modo y ser de otro o pensar una cosa y decir otra.

Independientemente de que un hijo sea como sea, se lo ama más allá de todo y el desvelo por él dura lo que la vida entera.

Ninguno de los que llegaron hasta este punto de la lectura desearía que alguno de sus hijos o sus nietos “eligiera” una pareja homosexual.

Tenemos el deber moral de ser honestos y no normalizar para los ajenos lo que no queremos para los propios.

Por el amor y la responsabilidad hacia ellos, por favor, gritemos de una buena vez: “¡El Rey está desnudo!!!!”

Alejandra Canale

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