miércoles, 13 de julio de 2011

MACRI

Consecuencias del triunfo de Macri

por Rosendo Fraga

La dura derrota del kirchnerismo en la Ciudad de Buenos Aires no anticipa un resultado nacional, pero cambia el clima político y lo hace en favor de la oposición. Las siete elecciones provinciales realizadas en el interior del país en distritos chicos (Catamarca, Chubut, Salta, La Rioja, Misiones, Neuquén y Tierra del Fuego) y que culminaron con la segunda vuelta de Tierra del Fuego el 3 de julio, crearon un efecto favorable al oficialismo nacional, que ganó en la mayoría de ellas. A la inversa, si bien los porteños suelen votar en contra de la tendencia nacional, que el kirchnerismo haya sido derrotado por 19 puntos y que Macri quedara a sólo tres puntos del 50% necesario paga ganar en primera vuelta genera un efecto político favorable a la oposición. Narváez dijo que este resultado demostraba que no existe una ola cristinista y Carrió que la derrota del kirchnerismo demostró que no era invulnerable. La realidad es que antes que por la gestión, el voto por Macri fue motivado por la oposición al kirchnerismo. Ello explica los bajos resultados obtenidos por el resto de la oposición en el distrito porteño. Los candidatos de Alfonsín, Carrió y Duhalde sumados no llegaron al 7% de los votos. La excepción fue Binner quien, habiendo apoyado a Solanas, estuvo representado por el tercer candidato que obtuvo el 13% de los votos. La paradoja para Macri es que ha obtenido un triunfo que lo proyecta nacionalmente -como sucediera con De la Rúa en los noventa-, pero no tiene una fuerza nacional que lo represente en las elecciones presidenciales del 23 de octubre. La elección porteña también confirmó -como sucedió en 2009- que el oficialismo está manipulando los sondeos para crear clima político a su favor. Las siete empresas contratadas por el oficialismo dieron una diferencia a favor de Macri menor a 10 puntos y las tres que no lo estuvieron la dieron superior dicha cifra, pero entre ellas las dos que más se aproximaron la pronosticaron de 15 puntos, cuando finalmente fue de 19 (47,1% a 27,8%).

Aunque la victoria de Macri en la segunda vuelta del 31 de julio es casi inevitable, la decisión de Cristina Kirchner fue que Filmus compita, aunque ella no participará en la campaña. Con Macri superando el 47% y Filmus más de 19 puntos por debajo de él, resulta casi imposible revertir el resultado y que Filmus gane en segunda vuelta. El estilo kirchnerista de redoblar la apuesta -que en esto no ha cambiado con el cristinismo- se impuso una vez más. Pero la Presidente, que se mantuvo al margen de la campaña en la primera vuelta para evitar compartir el efecto derrota, haría lo mismo y aún más en la segunda vuelta. Dentro el oficialismo el malestar del peronismo con el cristinismo ha aumentado con este resultado. La lista cristinista con los candidatos de La Cámpora tuvo sólo 14% de los votos, la mitad de los obtenidos por el oficialismo, ya que las otras dos listas -la de Ibarra y la que responde a Sabatella- sumaron entre ambas otro tanto. Sus candidatos fueron excluidos de los actos de campaña oficialistas en la última fase de la campaña. Tanto la derrota de la candidata kirchnerista en Tierra del Fuego (Bertone) el 3 de julio, que llevaba un candidato a vicegobernador de La Cámpora, como la elección porteña son así derrotas electorales de esta agrupación y por ende de la estrategia electoral impuesta por la Presidente.

Pero la cuestión es que con la primera vuelta de la elección porteña se inicia un ciclo de elecciones en distritos grandes que favorecen a la oposición. El 24 de julio se realiza la elección de gobernador en Santa Fe -se gana con mayoría simple- donde ganaría el candidato socialista (Bonfatti). El segundo lugar está en disputa entre el candidato kirchnerista (Rossi) y el del PRO en alianza con Duhalde (Del Sel). Si éste llega al segundo lugar, ello sería una derrota de fuerte impacto para el oficialismo nacional. El domingo siguiente es la segunda vuelta en Ciudad de Buenos Aires, donde en principio Macri puede obtener una victoria cercana al 60%. El 7 de agosto es la elección de gobernador en Córdoba, que lo elije sin segunda vuelta y donde el kirchnerismo se quedó sin candidato al no aceptar imposiciones de la Casa Rosada el candidato justicialista (De la Sota). Gane él o alguno de los opositores al gobierno nacional (Juez o Aguad), será una cuarta derrota sucesiva del kirchnerismo en distritos grandes. La interna abierta y obligatoria que se realiza el 14 de agosto se realizaría así en un clima político más alentador para la oposición, que tendrá la oportunidad de elegir de hecho un candidato predominante que posiblemente polarizará el voto para la elección del 23 de octubre.

En cuanto a la política porteña, Macri ganó en las quince comunas que eligieron representantes por voto directo por primera vez y sumó dos legisladores más. Además de ser el resultado más alto de Macri desde que compite electoralmente en la Ciudad de Buenos Aires, fue el más uniforme en todos los barrios, ganando en todas las comunas, las de clase media típica y en las de menor nivel socioeconómico. En cuanto a la legislatura, sobre 60 integrantes, el PRO -que tenía 24- ahora queda con 26. La oposición estará representada por un bloque de 11 legisladores de Pino Solanas y otros 13 del kirchnerismo. Los 10 legisladores restantes de la UCR, Coalición Cívica, de Narváez y del Peronismo Disidente probablemente le permitirán a Macri negociar una mayoría. La influencia de Macri en la política nacional puede aumentar si su candidato en Santa Fe sale segundo el 24 y si él gana -como es probable y en forma contundente- el 31 de julio. La cuestión es cómo podrá jugar políticamente en la interna abierta del 14 de agosto, donde no tiene candidato y su apoyo puede ser importante para elegir uno predominante en la oposición.

En conclusión: el categórico triunfo de Macri en Ciudad de Buenos Aires no anticipa un resultado nacional, pero crea un clima político que favorece más a la oposición; la decisión de Cristina Kirchner de que Filmus compita en la segunda vuelta no parece razonable políticamente, pero marca continuidad de estilo entre kirchnerismo y cristinismo; el problema del oficialismo nacional ahora es que puede enfrentar derrotas sucesivas en Santa Fe, nuevamente en Ciudad de Buenos Aires y en Córdoba, antes de las internas del 14 de agosto; por último, Macri se ha fortalecido como figura nacional, pero al no tener candidato presidencial la cuestión es qué rol juega en las internas abiertas para definir un candidato opositor predominante.

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