Soberbio, No Humilde
Por: Ramon Figuera
Maestro en ciencias bíblicas
La historia biblica registra la vida y las hazañas bélicas de un personaje valeroso, que con el tiempo se olvidó de Dios y como todo hombre soberbio, depositó su confianza en su propio poder y vanagloria, circunstancia que lo llevó, posteriormente, a tener una existencia triste y deshonrosa. Me refiero a Nabucodonosor o Nabu-kudurrí-usur, rey de Babilonia (605- 562 a.C.) El nombre de este antiguo guerrero significa: Nabu ha protegido los derechos de sucesión. Un año después de haber ascendido al poder, Nabucodonosor recibió el apoyo de los reyes de Damasco, Tiro, Sidón, y otros, entre ellos Joacim, rey de Judá, quien permaneció como fiel vasallo sólo por tres años (2 Reyes 24:1; Jeremías 25:1). En el año 596 a.C. Nabucodonosor luchó contra una nación poderosa llamada Elam, y al año siguiente enfrentó y derrotó una rebelión en su propio país.
El reinado de Nabucodonosor, a pesar de vivir en constantes guerras por el poder y dominio de otras naciones (era imperialista) fue floreciente, desarrollado y prospero. Se caracterizó por la construcción de importantes obras públicas, consideradas como maravillas del mundo. Sin embargo comenzó a declinar desde el mismo momento en que mandó a construir una estatua de oro con su figura, "y ordenó a todos los sátrapas, magistrados, capitanes, tesoreros, consejeros, jueces, y a todos los gobernadores de las provincias, que al oír el son de la bocina se postraran y adoraran la estatua que él había levantado; y el que no lo hiciera sería echado dentro de un horno de fuego ardiendo" (Daniel 3: 1-6)
Su reinado se desplomó cuando dijo: "¿No es esta la gran Babilonia que yo edifique para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?... Y vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti… Y fue echado de entre los hombres; y comió hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves" (Daniel 4: 28-33). Mientras el rey se vanagloriaba de su omnipotencia, el juicio de Dios cayó sobre él. Se enfermó mentalmente, y comenzó a vivir como un autentico animal, y fue expulsado, hacia el monte, del seno de aquella sociedad sobre la cual ejercía su férreo autoritarismo. Este siempre será el fin de todos los sátrapas, autócratas, militaristas y fascistas que se divinizan a sí mismos, desplazando a Dios de sus corazones.
El adagio popular dice que "La primera impresión es la que vale" y como quiera que, "somos animales de costumbre", ya existe la costumbre de adsorber de culpas al presidente, y achacárselas a los que están a su alrededor, porque éste dio una buena impresión cuando se presentó por primera vez como candidato. Los ingenuos seguidores del presidente creen que éste es un enviado de Dios y por ende, virtuoso. Nada más ajeno a la realidad que ésta percepción. Chávez está dominado por la soberbia, entendiendo ésta como "sentimiento de superioridad respecto a los demás, que se manifiesta en un trato distante y en el menosprecio hacia ellos". Es un altanero, vanidoso, engreído, impertinente y arrogante. Su práctica tiene el mismo significado que el nombre de Nabucodonosor: Está confeccionando, a espaldas del pueblo, una Reforma Constitucional, cuyo único propósito es incorporar el derecho de sucesión o la reelección indefinida, para él y sus lacayos. El presidente se ha distanciado del pueblo, no lo oye ni le atiende sino que lo desprecia. Basta con oír como se refiere a los estudiantes que protestan, a los directivos de RCTV, a los dirigentes políticos y de la sociedad civil disidente, para darse cuenta de esto. Es un soberbio, no humilde, como algunos creen.
La Biblia dice: "…Por que Dios es excelso, y atiende al humilde, más al altivo mira de lejos" (Salmos 138:4-6) Y el apóstol santiago, interpretando al sabio salomón (Proverbios 3: 34) dice: "Dios resiste a los soberbios, y da gracias a los humildes".
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