-Godzilla está suelto y los Kirchner a la intemperie
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La crisis es un monstruo que todavía no decidió como y donde atacará. Mientras, los Kirchner siguen en su burbuja de análisis lineales, como si el mundo fuera el de antes. Una dosis que combina impericia y falta de ideas presagia lo peor. Hugo Moyano, sobre el filo, cuenta las últimas monedas. El plan de Juan Carlos Mazzón para seducir a un peronismo harto del matrimonio presidencial.
Por Ignacio Fidanza
Cristina en Libia.
Godzilla pasea por las calles de la Ciudad, husmea las torres vidriadas de los bancos, posa su enorme ojo en las fábricas, y aterroriza a los obreros. El suspenso es intolerable, pero Godzilla tiene todo el tiempo del mundo y la fuerza de su lado. Espera, mira, y espera.
¿Qué están haciendo en la Casa Rosada? ¿Cómo aprovechan estos instantes preciosos de calma antes del desastre? ¿Acaso convocaron a los mejores cerebros para desplegar los escenarios posibles, las opciones para amortiguar el impacto? No, nada de esto.
La Presidenta pasea entre las momias de África y su marido la ningunea desde las tribunas, mientras se relame contando la plata que sumará con la estatización de las AFJP, a las que obligó a entregar todos sus fondos antes de que termine el mes. Así de desesperados están. Todo ocurre al mismo tiempo que un secretario de Estado como Ricardo Jaime, justo cuando el país va a necesitar cada gota de capital internacional que se digne a acercarse, protagoniza un bochornoso simulacro de desalojo en el hall de Aerolíneas, confirmándole al mundo que algunos peronistas no logran desembarazarse del hábito de la patota.
Frívolos, se deshacen en elogios a Obama y difunden llamadas telefónicas como si hubieran hablado con un amigo entrañable. Harían mejor en mirar lo que hace. El líder norteamericano, se rodeó de los mejores, no de los incondicionales, no de los aduladores, no de los propios. Hillary Clinton, Paul Volcker, Timothy Geithner, Larry Summers, Robert Rubin, Madeleine Albright, y tantos otros que descollaron con los Clinton. Obama suma masa crítica, sabe que esta en territorio inexplorado y en cualquiera de estos talentos ajenos puede estar el principio de la solución. Lidera a los brillantes, y aún así, nada garantiza el éxito.
"Kirchner no quiere colaboradores obedientes, ni siquiera obsecuentes, se maneja con esclavos", exagera, pero sólo un poco, un ex integrante del gabinete nacional. Nadie está autorizado a pensar, salvo él. Así, el ministro de Economía no existe. El presidente del Banco Central instrumenta políticas en las que no cree y el jefe de Gabinete empieza a vaciar lentamente los cajones, mientras le preparan la salida elegante de una candidatura a diputado.
Amado Boudou, el nuevo juguete que descubrió el ex presidente, crece, pero crece implementando ideas que no son suyas. Pero no importa, va a manejar el presupuesto más grande del país, decidirá en línea directa con Kirchner a que banco o empresa se auxiliará, y cuales irán a la quiebra. A que gobernador o intendente les llegará la partida salvadora y quienes sufrirán el fuego de la bronca social. Parece muchísimo poder, pero están administrando los restos.
Porque lo que esconden estos triunfos de Kirchner, esta fuga atropellada hacia adelante, es una gestión de las más pobres que se recuerden. Los gabinetes de los últimos presidentes democráticos parecen elencos europeos, ante el bajísimo nivel, no ya político, simplemente profesional, del actual elenco gobernante. Elenco que además de no esbozar ninguna idea ante la crisis, implementa tarde y mal, las pocas iniciativas que desarrolla. Hay un default administrativo, que la política del manotazo, todavía disimula ¿Pero qué pasará cuando ya no quede ningún conejo en la galera?
Moyano puede ser el que apague la luz
El líder de la CGT es el hombre más importante del país. La válvula que regula el conflicto social que empieza a quemarle la planta de los pies. Tiene al menos cuatro sectores en conflicto real: automotrices, bancarios, curtiembres y construcción. Hay suspensiones y despidos. Los metalúrgicos están en alerta roja, saben que siguen en la lista y se lo hacen notar.
Moyano se balancea. Se saca fotos con Kirchner, filtra la doble indemnización, captura el manejo de la superintendencia de Salud, suma subsidios, pero la contradicción principal sigue allí: ¿Será el títere kirchnerista que niegue la crisis hasta que se lo devore? ¿O está haciendo tiempo, hasta que llegue el momento justo de ponerse al frente de la protesta?
No sería la primera vez que el movimiento obrero le ajusta las clavijas a un gobierno peronista. De hecho es casi el único que puede hacerlo. No hay que olvidar que fue una Plaza de Mayo colmada por el sindicalismo, entonces liderado por Lorenzo Miguel, la que eyectó del gobierno de Isabel Perón a José López Rega. Un hombre que en ese momento concentraba la suma del poder y decidía sobre la vida y la muerte de las personas. Les bastó una movilización de las que hacen cuando quieren movilizar, para voltearlo.
Mazzón, el 2009 y el peronismo
Juan Carlos Mazzón es el responsable de este Kirchner triunfante que consigue holgadas mayorías parlamentarias. Trabaja, como hizo para consagrarlo en el PJ, con paciencia de hormiga. Acerca a Reutemann, restañe las heridas con los cordobeses de Schiaretti, masajea a Das Neves. Cada tanto, Kichner irrumpe en este trabajo de orfebre citando a algún intendente por encima del gobernador. Y otra vez, a restañar las heridas. Y así van.
La lógica de Mazzón para explicar porque es necesario alinearse con Kirchner es simple. "Hay que ganar el 2009 atrás de Kirchner, para que el peronismo tenga chances en el 2011. Si ganamos el año que viene, después se abre el juego para la presidencial y que gane el mejor", trata de seducir a los peronistas que están mucho más enojados de lo que trasciende.
Una razonamiento con trampa. Si gana en el 2009, Kirchner va a poner todo para ser el candidato a Presidente. Y ya nadie podrá decir que no conocía sus métodos. Pero es además un razonamiento que olvida un detalle esencial: Godzilla esta ahí afuera, suelto, esperando su momento para desarmar todos los planes.
En esa intemperie de ideas simples, los Kirchner siguen gobernado para el diario de cada mañana. Hipérbole del corto plazo, imaginan en el 2009 una oposición dividida en distintas expresiones del 20 por ciento, que les permita alcanzar –en la provincia de Buenos Aires, lo único que les queda de lo que importa-, el primer lugar. Aspiran a un 30-35 por ciento. Saben que posiblemente pierdan las mayorías parlamentarias, el quórum propio, pero no importa si el diario del día después dice "El gobierno ganó en Buenos Aires". Con eso se conforman.
Alquimias menores que no logran ocultar el dilema esencial: ¿Cómo harán para gobernar ahora que se intuyen las vacas flacas? ¿De dónde sacarán el talento, la fuerza para administrar la adversidad, si en uno de los ciclos más favorables de los que se tengan memoria, terminaron en esta encerrona?
Fuente: La Política Online
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