martes, 10 de marzo de 2009

LA BOFETADA


Catamarca abofetea a Kirchner y cobra forma el octubre negro para el oficialismo. Los desafíos de la Operación Limpieza
Sacudió los cimientos del kirchnerismo la derrota sufrida en Catamarca ante el Frente Cívico de Brizuela. La novedad sirve para ir demarcando el camino que se va deshaciendo hacia las elecciones legislativas nacionales de octubre de 2009.
Néstor Carlos Kirchner se volvió a meter de lleno en un nuevo papelón de dimensiones escandalosas, y sin que nadie se lo propusiese.

El hábito del matrimonio presidencial de meterse en hediondos cenagales políticos ya suma un capítulo más, luego del lobby para la aprobación de la resolución 125 en perjuicio del ruralismo, las elecciones de la provincia de Misiones de hace un par de temporadas y otros tantos más.

Es que la literal pasada de trapo que sufrió la Casa Rosada en Catamarca ha cobrado dimensiones notorias luego de que el propio ex presidente en persona, junto a su minúsculo grupo de funcionarios jenuflexos y la mismísima Presidente Cristina Fernández decidieran tomar parte en la campaña electoral provincial para darle al comicio una pincelada de abyecta nacionalización.

La lógica que se sigue del evento no es caprichosa ni mucho menos arbitraria. Los rivales políticos del kirchnerismo más patético ahora pueden concluir sin ataduras que los Kirchner, aún poniendo toda la carne en el asador -como se dice vulgarmente- cosechan derrota tras derrota.

Mas el lodazal del insufrible matrimonio presidencial podría tornarse aún más nauseabundo. Ello sucederá cuando el reducido grupo de aliados que le queda a nivel nacional termine de hacer los análisis de rigor en función de la elección catamarqueña y concluya que pegarse a los de Santa Cruz en octubre equivaldría, ni más ni menos, a un suicidio político de proporciones.

En palabras de la inteligentsia y los analistas de costumbre, el dato de Catamarca servirá para redondear un hecho a estas alturas innegable, y que tiene que ver con un escenario de color negro azabache para el kirchnerismo de cara al próximo octubre y sus elecciones legislativas -que serán nacionales-.

Porque ni Néstor ni Cristina podrían soñar con subirse al caballo de ninguna victoria en las próximas legislativas. No pueden aspirar a vencer en Santa Fe ni Córdoba. El interrogante de lo que podría suceder en la provincia de Buenos Aires ya deja de ser tan difuso. Para los caciques corruptos del conurbano bonaerense, sumarse a la cruzada kirchnerista sería un acto más bien digno de un individuo mentalmente alienado.

Si se sabe que el matrimonio morganático perderá por paliza en todo el país -como se ve venir-, ¿de qué serviría darle una mano al ex presidente para que salga airoso de la elección en el Gran Buenos Aires y sus distritos? El esfuerzo de apoyar a Néstor en provincia sería fútil, habida cuenta de que una victoria pírrica en ese terreno solo le vendría de perlas para aguantar unos cuantos meses más, encaramado en el poder. ¿Tiene sentido sumarse al esfuerzo de la Rosada para arriesgarlo todo y quedar en ridículo?

La derrota de la plutocracia kirchnerista en Catamarca permite soñar con un horizonte en donde el comandante en jefe se vea obligado a abandonar la arena política y a quedarse definitivamente sin fueros y el amiguismo del que viene disfrutando desde hace larga data, para luego poder desfilar tranquilo por los tribunales de todo el país junto con su señora esposa e hijos, y dar cuentas de las indigeribles travesuras que han venido cometiendo desde hace casi siete años.

Los de la vereda de enfrente, que vienen jugando una longeva partida de ajedrez, tomarán la posta en ese momento y colaborarán para confeccionar los expedientes. De todas maneras, el proceso para irradiar el cáncer que los hombres del kirchnerismo han desplegado a lo largo del sistema económico argentino no será breve. Habrá que estudiar caso por caso y se requerirán nuevas leyes para eliminar la tristemente célebre figura del testaferro. Si acaso el matrimonio decide autoexiliarse en París -lo cual coincide con el Plan B de Cristina Fernández-, el proceso será igualmente divertido porque con un sencillo pedido de extradición bastará para aguarles la fiesta.

Desde luego, para los amaneceres de las legislativas habrá que estar preparado para soportar oleadas de operaciones políticas burdas, elaboradas desde Balcarce 50. Amenazas a lo Hugo Chávez, autosecuestros y otras yerbas no constituirán sorpresa. Mucho menos en estos tiempos en que la proposición "Nosotros o el Caos" ya es menos creíble que la historia infantil del ratoncillo que intercambia dientes de niños por dinero contante y sonante.

Lo que no será grato tiene relación con los pedidos de explicación que los medios hoy kirchneristas deberán responder ante la sociedad a partir del monumental apoyo mediático que el oficialismo ha venido explotando en estos años. Medios de la talla de Clarín deberán dar cuentas de una nueva apuesta que ha puesto en jaque a las instituciones de la Nación. El Grupo Clarín de Ernestina Herrera de Noble y Héctor Magnetto ha venido sosteniendo a los últimos presidentes argentinos de manera vergonzante y deleznable, pasando por Carlos Menem, Fernando de la Rúa y llegando ahora los K.

Han atropellado a la sociedad argentina en su conjunto en virtud de proteger fabulosos negociados y esta actitud no deberá pasar inadvertida. Casi directamente, han aprobado el saqueo nacional en la figura de los más controvertidos personajes. A la postre, estos pasquines del poder le han dado el OK al corralito, a las privatizaciones de los activos nacionales a precio vil, a la tenebrosa fuga de capitales de 2001 y un sinfín de hechos que el público no conoce pero que, si salieran del clóset, provocarían escalofríos que podrían destruir la médula espinal de cualquiera.

Reproches para Página 12, Revista Veintitrés y otras publicaciones mediocres carecerían de gran sentido, dado que desfilan sin pena ni gloria ante la percepción de los lectores serios.

El poskirchnerismo no ha comenzado después de Catamarca ni tampoco hace dos meses. Dio inicio desde mucho antes de la puesta en marcha del Operativo Resolución 125; sucedió que la ciudadanía estaba en otra cosa.

Desde este medio se ha venido alertando hace años de la acentuada caída del matrimonio presidencial en las encuestas de opinión serias, para llegar hoy a un techo del 15% con mucha suerte.

Todo esto sucedía mientras La Nación, Clarín y el resto de la prensa tradicional miraban hacia otra parte y se convertían en oscuros cómplices de las tácticas para distraer la atención que se desparramaban desde el poder. Pues bien, se avecina la hora de poner las barbas en remojo para muchos. Consideración que también vale para los organismos de derechos humanos y organizaciones sociales que, desvirtuándose de su esencia, oportunamente elevaron sus pulgares ante los elefantiásicos actos de desfalco y defraudación ejecutados con habilidad de titiritero por este gobierno.

La próxima administración, sea del color político que sea, deberá -cuando menos- apuntar seriamente y con agenda al combate de la pobreza y la inseguridad con medidas de shock, a la reconstrucción de la industria nacional en un marco de verdadera competencia y a una depuración creíble de los sistemas político y judicial en sus respectivos conjuntos, para que este pandemónium no vuelva a repetirse.

De cualquier modo, en la consideración de quien esto escribe y de gran parte de la opinión pública, el próximo gobierno deberá iniciar la senda de la campaña con la promesa creíble de promover a un combate monumental contra el crimen organizado, elocuentemente enquistado en el poder y cuyo subproducto más acabado, la corrupción, es la explicación más racional para el actual y decadente estado de la República y del país.

Los Moyano, los Barrionuevo, los Díaz Bancalari, los Fortabat, los D Elía, los Duhalde, los Fernández y otros reputados nombres deberán ser marginados de cualquier nuevo proceso, les guste o no.

Todo lo demás es retórica vacía.


Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Política.
Email : elojodigital.com -arroba- gmail.com.

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