jueves, 17 de marzo de 2011

LOS ZORROS


Pronósticos y probabilidades



Por: Carlos Berro Madero


“Un verdadero zorro es el que no solo llama verdes a las uvas que no puede alcanzar, sino también a las que alcanza y no quiere que los demás se las quiten”
-Friedrich Nietzsche


Hay tan pocos indicios ciertos sobre la voluntad de reelección de Cristina, que resulta llamativo el ahínco de sus partidarios al sugerirnos machaconamente que más allá de octubre veremos prolongarse el ciclo supuestamente “exitoso” iniciado por los Kirchner hace varios años, anticipado –según ellos y apresuradamente-, por el triunfo de Lucía Corpacci en Catamarca, hecho que confirma en realidad QUE LA GENTE NO QUIERE MÁS GOBIERNOS “ETERNOS”.

Hace pocos días un ex funcionario kirchnerista –que conoce en profundidad las “entre bambalinas” del poder-, nos manifestó que se mostraba bastante de acuerdo con muchos de los “principios” que perseguían los “K”, pero que era deplorable que dichos postulados hubieran terminado encubriendo finalmente “otra cosa” (sic).

Esto nos recuerda que siempre debe mantenerse una gran desconfianza por quienes demuestran creer en sí mismos casi ciegamente, porque son típicos casos de “satisfacción a ciertas necesidades personales imperiosas”.

En nuestro caso, no son más que signos inocultables de sumisión a una forma de esclavitud del pensamiento, que los han vuelto bastante “indigestos” para muchos ciudadanos libres e independientes.

Hay un gran hartazgo por las “invasiones” que se perpetran contra la libertad, porque todos intuimos que es posible organizar la vida mediante otras alternativas más seguras, que permitirían resolver la sucesión de las cosas “próximas e inmediatas” dándoles una orientación definida, desterrando un ambiente de indeseable “suspenso”.

El gobierno no logró evitar que se expandieran tan rápidamente sus “enfermedades”: la inflación, la inseguridad, el desprecio por las instituciones, la soberbia y la corrupción. Están presentes en todo su “esplendor” y esto ha producido un estado de impaciencia en la sociedad.

La “leyenda que vino del sur” (ese aire fresco con el que se quiso apostar supuestamente a una Argentina diferente), parece haber muerto y solo ha quedado el rescoldo de una marea humana despersonalizada y amenazante, que no responde a idea política alguna y deambula asaltando, asesinando y ocupando propiedades ajenas, exhibiendo su triste realidad: SON POBRES DE UNA NUEVA POBREZA EXTREMA.

Entre ellos están infiltrados algunos vivos y activistas, es cierto, pero ni ellos mismos consiguen controlar a quienes “usan”, una vez que los disturbios se han consumado.

Nuestra impresión es que el sentimiento que hoy anida en el corazón de todos los ciudadanos por igual es la DESCONFIANZA y las turbamultas lanzadas en procura de “reivindicaciones”, no se explican cómo es posible que habiendo crecido explosivamente durante siete años -como les dice el Gobierno-, se haya sumado un nuevo tercio de la población a la pobreza extrema, como ven con sus propios ojos.

La muerte de un proceso es siempre independiente de toda voluntad de sostenerlo. Se asemeja a la muerte “irracional” en la que “el carcelero, débil, enfermo y embrutecido, deja de ser dueño del momento en que debe morir su prisionero” (Nietzsche).

Nuestro pronóstico es el siguiente: Cristina duda todavía y es probable que siga jugando a las escondidas por un tiempo más para no perder poder; pero en algún momento, decidirá bajarse de la reelección. En sus recientes palabras en el estadio de Huracán: “un proceso de cambio no depende solamente de dos o tres personas” (¿despedida anticipada o “lapsus” involuntario?) casi lo dio a entender.

Además algunas actitudes gestuales, parecen estarlo insinuando.

No creemos por otra parte, que en lo íntimo de su alma se vea a sí misma gobernando los enfrentamientos sociales que alimentó con su difunto esposo.

¿Las mejores posibilidades?

Pues que Macri decida presentarse a su reelección en la ciudad por otro período y siga ejercitándose y haciendo experiencia para el futuro –si es que le toca ser votado alguna vez para la presidencia-, y que el resto de la oposición se reúna detrás de un proyecto mínimamente común para controlar la “emergencia política” designando un candidato presidencial “gris” que cultive el diálogo y la apertura.

En ese escenario, los Kirchner pasarían a ser, después de octubre, una etapa más de nuestra historia, y la mayoría de quienes los acompañaron estos años –que pretenden reencarnar de alguna manera la violencia política de los 70-, deberían irse a su casa por segunda vez.

Para algunos “zorros”, las uvas parecerían estar maduras. Para otros, irremisiblemente verdes. Es de esperar que unos y otros sepan reconocerlo por sí mismos.

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