miércoles, 16 de marzo de 2011

MEANDO FUERA DEL TARRO


Opinión

La Gobernadora electa, Lucía Corpacci, cometió un error propio de una amateur a menos de 24 horas del histórico triunfo del Frente para la Victoria. En declaraciones a la prensa, ante una pregunta concreta, intentó una imposible defensa de su primo, el ex gobernador Ramón Saadi. El dislate tuvo una inmediata y feroz repercusión nacional, con el reflote del Caso Morales y la asociación de Saadi al proyecto del FV catamarqueño. Corpacci ya había incurrido en un exabrupto similar en la campaña nacional de 2009 cuando, en su calidad de candidata a senadora nacional y con el extinto ex presidente Néstor Kirchner al lado, invitó a Saadi a subir al palco del cierre de campaña, a los gritos por el micrófono. El "subí, Ramón" dio en aquella oportunidad la vuelta al país, como un papelón en cadena nacional. Pero la experiencia parece no haberle servido de nada. La Gobernadora electa insistió ahora con Ramón. Y sus palabras se potenciaron debido a que la noche anterior Saadi había participado de los festejos por el triunfo, con un oportunismo tan evidente como patético. La noticia nacional del éxito kirchnerista en el primer test electoral del año fue sepultada por la reaparición de Saadi, avalado por su prima Lucía, y el peligro del retorno al pasado. En la Casa Rosada no podían creer la torpeza que les aguaba el festejo. Hubo recriminaciones furibundas.



Como Gobernadora electa, Corpacci tendrá que privarse de algunos lujos si no quiere que el crédito que el domingo le dio la sociedad empiece a consumirse antes de la asunción. La transición hasta diciembre es muy larga y demanda prudencia. La victoria es fruto de una apuesta del electorado catamarqueño al cambio. Y fue precisamente la ausencia de personajes anacrónicos como Ramón Saadi uno de los factores que dotó a la oferta del FV de credibilidad en este sentido. La oposición era otra, encarnó el cambio al no tener a Saadi o tipos por el estilo en sus filas. Saadi es el pasado. El mensaje de las urnas no fue sólo para el FCS. También el FV tiene que hacer su lectura. Catamarca no quiere volver al pasado: no quiere FCS, pero menos quiere Saadi, Caso Morales y las maniqueas controversias que implican. Las palabras de Corpacci encendieron luces de alarma, al margen de cualquier interés en juego.



Ser Gobernadora conlleva responsabilidades. En esta larga transición, esas responsabilidades pasan por dar señales de que la promesa de cambio se cumplirá. El voto del domingo no es un cheque en blanco. Además de pronunciarse a favor del FV, el electorado de Catamarca se animó por primera vez a votar en contra del poder. Derrotado el miedo, no tendrá problemas en hacerlo de nuevo si lo traicionan. En la heterogénea alianza victoriosa, con los nuevos actores de la política y con quienes miran hacia adelante, hay sectores que consideran que ha llegado la hora de la revancha. Corpacci tiene ante sí el desafío nada menor de demostrar que podrá cortar de cuajo con estas pretensiones. La sociedad está siguiendo atentamente sus movimientos. Flaco favor le hizo al proyecto con las apreciaciones complacientes hacia su primo, cuya aparición en los festejos del domingo no fue para nada inocente ¿Se preocupó Ramón por el seguro impacto negativo que tendría su figura? Sabía lo que ocurriría en cuanto apareciera y no le importó ¿Por qué lo defendió entonces? La Gobernadora electa tiene la obligación de ser clara con quienes la votaron. De ella depende que el proyecto del FV llegue a diciembre entero y más sólido o, por el contrario, erosionado por el desgaste prematuro. Catamarca espera el cambio cualitativo, el desarrollo, la paz. Una nueva etapa, superadora. Acá no hay espacio para la inocencia, ni para las ingenuidades, ni para las declaraciones "buenudas".

Silvia Fabiana

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