martes, 15 de marzo de 2011

MUJICA Y SUS SOLDADOS


Así se expresa un ex guerillero,inteligente y que ama a su Patria.

"Soldados de mi Patria" comenzó
> diciendo el Presidente de Uruguay José Mujica, ante los
> oficiales del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea.
>
> Se dirigió personalmente a 350 oficiales y efectivos de
> las tres ramas de las Fuerzas Armadas, encabezados por sus
> respectivos comandantes: el general de Ejército, Jorge
> Rosales, del Ejército; el vicealmirante, Oscar Debali, de
> la Armada y el general del Aire, brigadier José Bonilla, de
> la Fuerza Aérea. Texto:
>
> Soldados de mi patria, y en el término los incluyo a
> todos. Tengo que asumir, directamente ante ustedes, que
> reconozco francamente una postergación en lo económico,
> sobre todo si comparamos la situación del resto de
> trabajadores del Estado.
> Debo asumir también que la mayoría de los soldados rasos
> de mi patria navegan en la pobreza. Debo de asumir que antes
> del próximo presupuesto se impone ayudar concretamente, lo
> que no equivale a reparar. Sé que en gran medida las
> Fuerzas Armadas -hace tiempo- en los hechos vienen actuando
> como un aparato de docencia y de formación de mucha gente,
> que luego termina migrando, buscando un mejor horizonte
> económico.
> Una parte fundamental del presupuesto termina agotado en
> magros salarios y los medios materiales poco se renuevan,
> haciendo difícil cualquier operativa mínima de
> adiestramiento.
> Sé que la seguridad del cielo y de las costas está muy
> comprometida por la falta de medios y por la obsolescencia.
> Sé que contando con los recursos escasos hay una constante
> épica por generar recursos tratando de sobrevivir en todo
> sentido. En fin, no tiene mucho sentido enumerar cosas que
> todos ustedes conocen. Lo que tiene sentido es vislumbrar
> por donde salimos.
> Pero por hechos sustantivos que el país tuvo que priorizar
> otros frentes en estos años: atender a la pobreza y sobre
> todo a la indigencia extrema, atender las obligaciones del
> endeudamiento. Hay coletazos del 2001 y del 2002 que
> todavía nos están golpeando.
> También hay que reconocer que no puede haber Fuerzas
> Amadas ricas en un país pobre, porque sería hasta un abuso
> y nos compete a todos, en primer término al Presidente,
> priorizar la lucha contra la pobreza y la miseria como el
> gran objetivo de la nación entera con todas las
> consecuencias que esto signifique o requiera
> "La unidad nacional"
> Yo no escribo mis discursos, es muy raro que los escriba,
> en este he resuelto escribir algo para ser conciso y dejar
> algunas cosas sustantivas definidas. Es demasiado fácil
> afirmar la generalidad de que hay que luchar contra la
> pobreza y la miseria. Ya no es tan fácil ver la infinita
> ramificación en los hechos que se produce cuando nos
> disponemos a trabajar concretamente. Aquí aparece una
> infinita ramificación, cuando queremos bajar las ideas a
> tierra, pero aparecen dos ramas muy gruesas en las que me
> quiero detener, soldados de mi patria.
> Primero, la necesidad de unidad nacional, la necesidad de
> unidad nacional.
> Segundo, la imperiosa necesidad general de aprovechar todos
> los recursos posibles, agotar todos los recursos posibles,
> estrujar nuestra inventiva.
> La primera exigencia, la unidad nacional, la empezamos a
> plantear la noche misma del cierre electoral, recuerden
> soldados. Dijimos "ni vencidos ni vencedores", aunque como
> cualquier cosa debió haber gente que no le gustó. Todo es
> opinable.
> Pero unidad nacional sólo es posible -hay que definir-,
> sólo es posible si se practica un inmenso respeto a lo
> diverso, respeto a lo contradictorio. Porque en toda
> sociedad hay diferencias de todo tipo que permanentemente
> nos antagonizan por todas las esquinas: nos llevan a
> disputas, a luchas de intereses contradictorios, todos
> válidos. Pero unidad nacional significa que a pesar de eso,
> hay un algo mayor que es causa común que nos envuelve a
> todos, algo así como una gigantesca bandera que nos abriga
> y que nos compromete. Una especie de nosotros "anónimo" que
> más que actuar como un legado del pasado es una afirmación
> hacia el porvenir. Es el sueño -en definitiva- de que
> nuestros hijos sean mejores que nosotros.
> "La mochila del pasado"
> Pero esa unidad nacional no sólo tiene los obstáculos que
> acabo de señalar; tiene además, los obstáculos de la
> historia. Por eso estoy aquí, me hago cargo de una causa
> común. No me puedo hacer el distraído.
> Estas Fuerzas Armadas -de hoy- no deben cargar con ninguna
> mochila del pasado ante su pueblo. Pero esto no es cosa de
> decirlo, hay que cultivarlo, hay que hacerlo evidente a los
> sentimientos de la gente. Es esto lo más difícil,
> soldados. Esto no funciona por ordeno y mando. No hay otro
> camino posible -en mi humilde opinión- más que la lenta
> persuasión por la vía de los hechos. Hay que no cansarse
> nunca de servir noblemente a nuestro pueblo, para que éste
> nos termine haciendo parte afectiva de su yo.
> Hoy ese pueblo respeta por distancia, por ajenidad, hasta
> por temor. La propuesta de camino es que como proceso genere
> afecto a sus Fuerzas Armadas y esto es lo más difícil de
> la lucha por la unidad nacional: ser capaces de generar
> sentimientos, afectividad en su pueblo, por sus Fuerzas
> Armadas.
> Y somos diversos como sociedad. Hay que reconocer como
> reales, no podemos esconder la cabeza ante la cruda realidad
> de que existen exigencias que nos desgarran como sociedad.
> Desde el año 1985 sentimos gente que -con razón o sin
> ella- reclama que hay que dar vuelta la página y, al mismo
> tiempo, gente de nuestro pueblo, tan válida como la otra,
> que grita por justicia -también con razón o sin ella-.
> Unos y otros son parte de nuestro pueblo. Yo no juzgo. No
> soy juez, soy Presidente, constato. No me eligieron para
> juez.
> Los ejemplos del mundo
> Y esto lo veo en todas las sociedades que se han desgarrado
> con conflictos duros. Y lo veo por todo el mundo.
> Soldados, allí está España, escudriñando huesos a
> décadas de su guerra civil. He proseado con parte del
> pueblo chileno, de pueblo, de pueblo común y corriente, con
> manifiesto odio para con el pueblo y desprecio para con el
> pueblo boliviano y viceversa. Coletazos de la guerra del
> Pacifico, hasta hoy.
> Podría seguir poniendo ejemplos del mundo, porque al
> parecer la condición humana es así. No estoy juzgando,
> repito, estoy constatando.
> Las guerras generan llagas permanentes, que sólo puede
> suturar la alta política. La alta política, que es, en
> este terreno, el arte de persuadir, sublimando el dolor en
> causas comunes que nos identifiquen, construyendo, desde
> luego, caminos comunes.
> El camino que les vengo a proponer, al fin de cuentas, ya
> lo ensayó este país. ¿Qué fue nuestra historia nacional
> de conflictos de blancos y colorados? Décadas de tensión y
> de guerra terminaron cuando tuvieron la inteligencia de
> construir ciudadanía en común.
> ¿Qué pasó en Europa con el conflicto eterno de Francia y
> Alemania? Sólo terminó cuando encontraron el camino
> común, de una construcción común: la lucha por la unidad
> de Europa.
> ¿Qué pasó en Sudáfrica, desgarrada por el racismo?
> ¿Cuál es el triunfo de Mandela? El haber logrado un camino
> común de convivencia para blancos y negros.
> Sin embargo, estos logros de alta política no han podido
> aparecer por desgracia en Colombia, no han podido aparecer
> en Palestina.
> "Ni renuncia, ni olvidos"
> Yo no veo otro camino, soldados, que encontrar causas
> comunes como nación que nos identifiquen en construcciones
> comunes, participar en procesos superadores, juntando
> pasados distintos a los que no se les impone ni renuncia ni
> olvidos. Respetar lo diferente, pero ser capaces de
> construir: construir cosas que se terminen priorizando en
> hechos del porvenir. No vivir con razones del pasado, vivir
> con razones del porvenir.
> Nuestra común causa, soldados, sería la lucha contra la
> pobreza y la miseria por todo lo que encierra de justicia
> social, pero por todo lo que propone de unidad nacional.
> Esto no es posible sin unidad nacional.
> La unidad nacional no es un discurso, es un largo proceso
> de construcción, donde no se le imponen renunciamientos a
> nadie, porque no funciona por ordeno y mando.
> No es, por lo tanto, una orden o un decreto del Señor
> Presidente. No es un viejo tan iluso que cree que se puede
> transformar por decreto una profunda realidad. Es una
> política que lleva tiempo, que lleva años. Es un proceso,
> que va a estar lleno de obstáculos y muchas, muchas
> incomprensiones. Ya las tiene. Claro que ya las tiene. Y hay
> que comprenderlo. Es un precio, es un desgaste. Y hay que
> pagar.
> Soy absolutamente consciente, soldados. En lo personal,
> navego en la soledad de la Presidencia. En la obligación,
> en el compromiso del deber de un viejo que no tiene vuelta
> ni tiene porvenir. No me quiero dejar acorralar por mis
> sentimientos, porque los preciso a todos para pelear contra
> la pobreza. A todos, y mi corazón es parte. ¿Cómo no va a
> ser parte si he sido un viejo combatiente? ¡Sería un
> cínico si dijera lo contrario! Pero mi conducta debe ser
> objetiva y tiene que tener el coraje de gritar "patria para
> todos y con todos". ¡Y con todos!
> Inevitablemente me van a pegar tirios y troyanos: lo
> descuento, porque he tomado la decisión muy profunda, ya
> muy vieja, de caminar con todos. No quiero que los de hoy se
> antagonicen por el ayer. Jodida herencia le transmitiría a
> la esperanza de los que estamos convocando a la vida.
> Trato de que salgamos de la trampa del dolor. Por eso no
> queremos que los soldados de hoy carguen con la historia
> como un fardo. Si acaso, como una lección, y que los niños
> que crezcan y palpiten otro tiempo vean otras Fuerzas
> Armadas.
> "Aprovechar todos los recursos"
> La otra gran rama gruesa es más fácil de entender y de
> atender, más sencilla. La necesidad de aprovechar todos los
> recursos posibles para esta lucha contra la pobreza, en el
> sentido más profundo. Que la verdadera pobreza no es solo
> una falta de cosas fundamentales. Está la otra: la pobreza
> del talento, del balero, de la cultura, del conocimiento.
> Resulta natural, casi, que se entienda, que en algún
> momento los convoquemos a tres o cuatro soldados, para tener
> una carpita que cuiden los tablones y los bloques, cuando
> tratemos de reparar heridas sociales en algún asentamiento,
> en el que seguramente viven soldados pobres, también. Es
> fácil de entender, de cuidar un obraje, es fácil de
> entender que pidamos algún maquinista para manejar alguna
> máquina y hacer desagües sanitarios en los barrios
> tugurizados, es obvio que no precisa mucha explicación, se
> entiende.
> Pero también soy consciente de un mensaje libre, "el buey
> que trilla tiene que comer algo del trigo que trilla". Es
> necesario que los soldados que participen se lleven algo en
> el bolsillo, no todo es deber, también hay obligaciones que
> significan compromisos.
> Esto va a estar muy presente en el plan de solidaridad,
> donde vamos a tratar de ayudar a mejorar las viviendas que
> tienen, esas viviendas indignas de gente que está fuera del
> mercado. Por eso se llama solidaridad. Y vamos a sacar la
> plata de donde podamos, la primera de mi sueldo. Porque la
> excusa de que estemos pobres o que tengamos dificultades
> económicas no equivale a decir que tenemos que quedar
> sentados de brazos cruzados lamentándonos. Algo siempre se
> podrá hacer si hay actitud de compromiso.
> Habrá que multiplicar la capacidad de enseñar oficios y
> vaya, vaya que las Fuerzas Armadas tienen experiencia y
> saben de eso, y tienen capacidad. Cuánto potencial
> significa los mil cursos prácticos que hay desparramados en
> las entrañas de las Fuerzas Armadas.
> Habrá que generar nuevas empresas, tal vez con soldados
> que están para irse y saben manejar maquinaria pesada.
> Tenemos que juntar agua en gran cantidad por el cambio
> climático, por lo que significan las sequías, las grandes
> represas multiprediales. Hay otras cosas por delante, la
> reconstrucción del ferrocarril o la construcción también
> del ferrocarril.
> No quiero detenerme en estos detalles, no tiene sentido.
> Pero cuidado -quiero aclarar- no venimos a buscar mano de
> obra esclava, no venimos a desplazar a otros trabajadores,
> que quede claro. La lucha contra la pobreza significa
> capitalizar al país como tal.
> Tener líneas férreas es un capital para este país porque
> equivale a bajar los costos del transporte y hay que dar una
> batalla por eso. Juntar agua es hacer patria, agua dulce,
> porque ya sabemos lo que está en juego. Esto no es para
> sacarle el trabajo a alguien, es para generar un capital que
> se transforme en posibilidades a futuro. Yo sé la
> formidable experiencia y la capacidad organizativa de las
> Fuerzas Armadas están construidas para las instancias más
> exigentes que hay arriba de la tierra, que es la guerra; y
> la disciplina, el movimiento de conjunto, la capacidad
> organizativa son A, B, C que recogen una experiencia
> histórica, milenaria, y sus 'por qué'.
> Pero recuerden que les dije que era un camino político, un
> proceso. Porque lo que nos va a ir cambiando a unos y a
> otros, y a los pueblos, es la evidencia de los hechos. Para
> que no vean a las Fuerzas Armadas como una carga, sino vean
> a las Fuerzas Armadas como una parte gestora de nuestro yo,
> de nuestro proceso de transformar las ideas y el discurso en
> sentimientos. Las ideas, hasta que no son sentimientos, no
> son fuertes.
> "Somos irrenunciablemente ciudadanos"
> Pero este encuentro, desusado, que intenta representar y a
> través de todos, en alguna manera, llegar a los dueños de
> la soledad: los soldados, por todo el país. No viene a
> torpedear la línea de mando natural que tienen las Fuerzas
> Armadas. Por el contrario, no viene a otra cosa que a
> reforzar la integración conjunta.
> En el plano del funcionamiento hay jerarquías y mandos, y
> no puede existir otra variable, por la naturaleza obvia de
> todo lo que encierran los militares. Y éstas son cosas
> imposibles de entender para el mundo civil. Pero también,
> soldados, en el fondo somos ciudadanos. Irrenunciablemente
> somos ciudadanos.
> Y en ese plano -en el del ciudadano- existen las ideas y
> existe la libertad. Allí nadie es más que nadie. Todos
> ustedes son mis iguales: tienen, por lo tanto, el derecho
> natural a compartir o discrepar en cualquier caso y en
> cualquier ubicación tendrán todo mi respeto, porque
> también soy ciudadano.
> En materia de funcionamiento la disciplina republicana nos
> encuadra a todos: al Presidente y hasta el último soldado
> recién llegado a las Fuerzas Armadas. Eso no está en
> discusión, tampoco está en disputa; pero no seríamos
> profundamente democráticos y tienen el derecho en cualquier
> parte -si así lo sienten- de opinar y decir lo que les
> parezca con respecto a lo que he dicho. Esa es la relación
> del ciudadano al Presidente. Mañana en el funcionamiento
> '¡cuádrese y póngase firme!'. Es otra historia.
> Quería dejar -por eso lo escribí- dos ejes bien claros.
> La lucha contra la pobreza en el sentido más profundo. Y es
> un poco simbólico porque de acá me iré a discutir con la
> Universidad de la República que se va a hacer cargo del
> interior.
> Los pobres del interior que van a tener algún día la
> oportunidad de mandar a sus hijos a estudiar. Esa es otra
> batalla por el conocimiento y la cultura. Pero les quiero
> dejar esa invitación: participar a fondo en esta lucha.
> Sé que vamos a tener obstáculos de todas partes, y que
> como cualquier cosa humana es opinable, pero con buena parte
> de ustedes colaborando, otra cosa será este desafío.
> La unidad nacional no puede darse el lujo de dejar al
> costado del camino de este envite fuerzas y cosas tan
> valiosas en materia de generar compromiso y energía.
>
> Gracias soldados.
>
>

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