viernes, 25 de marzo de 2011

TROGLODITAS


BARBARIDADES DE TROGLODITAS

Por el Lic. Claudio Valdez

Aproximadamente en el siglo V aC. los historiadores de la civilización griega utilizaron el término troglodita para referirse a habitantes de las cavernas, bárbaros y crueles, que tenían como particularidad la de ser muy comedores. Toda una caracterización de brutalidad y primitivismo, con el agregado de la falta de moderación para los más elementales requerimientos de la vida.

Ubicaron a estos pueblos antiguos en zonas de Egipto y Asia, por supuesto muy lejanos al mundo desarrollado de aquellos tiempos. Distancia que no solamente señalaron como geográfica, sino más bien como de retraso en la evolución humana. Sin duda el contraste se daba en las virtudes requeridas para integrar sociedades superiores en ética, política, economía y el resto de las manifestaciones culturales. Este tipo de observaciones impresionó a hombres de acción como Jenofonte y a Heródoto, considerado “padre de la Historia”, haciéndolo ellos constar en sus escritos.

Con renovadas distancias temporales y espaciales, el siglo XXI y miles de kilómetros por medio, América del Sur renueva el asombro por el desaprovechamiento y derroche de sus potencialidades materiales, además del primitivismo de sus formas de vida. En ella los beneficios de las cualidades intelectuales se presentan bloqueados por la brutalidad de dirigentes carentes de espíritu de excelencia, sin duda el superior atributo de humanidad.

Excelencia que se manifiesta en las consabidas vías enseñadas por la Filosofía de aquel mundo griego: la razón y las buenas costumbres. En nuestra Argentina, pareciera que “la noche de los tiempos” cubrió su presente. La perversión política, jurídica, económica, religiosa, social y cultural hace estragos en una población que sufre por sentirse ajena de los contravalores que es obligada a aceptar. En algunos casos es demasiado ajena debido a su origen extranjero y en muchos más se manifiesta “enajenada” mediante una patológica anomia que la inhabilita para el ejercicio de una ciudadanía responsable.

Prestando atención a la psicopatía social mencionada, no queda duda de que la misma está inducida, promovida e incluso ocasionada por la acción de funcionarios y dirigentes estatales y sindicales, además de una multiplicidad de “artistas”, “deportistas” y “comunicadores” que exhiben especialidad en malversar sus talentos mediante conductas perniciosas.

Los hombres degradan su condición cuando no hacen el esfuerzo necesario para lograr superación. Superación que debe ser alcanzada individual y socialmente en búsqueda del bien común. Esfuerzo que consiste en superar los vicios y el mal, que es aquello que destruye y corrompe; esfuerzo que demanda procurar el bien, que es todo aquello que conserva y aprovecha. Así lo enseñó Platón, considerado un abuelo intelectual de la cultura occidental.

Las realizaciones excelentes de aquellos tiempos fueron la Filosofía (amor al saber) y la Política (gobierno de la polis) además de la Literatura, el Teatro y el Deporte; todas “construcciones culturales” ubicadas en las antípodas de la caverna. De ella el hombre empeñoso se esforzó por salir, como lo cuenta aquella “Alegoría de la Caverna” en que el prisionero liberado del antro sale a explorar el mundo, busca saber y así contempla otra realidad superior. Abandona las sombras.

Es necio contrasentido de nuestros dirigentes y su “clientela política”, pretender aprovechar los logros de la evolución humana desentendiéndose de que esta es consecuencia de esfuerzo, conocimiento y eficiente pensamiento. El ignorante al emplear esos productos y hallazgos comete errores, se equivoca y de poco aprovecha.

Sócrates advertía que obrar mal siempre es equivocarse, siendo las consecuencias para nuestro país más que evidentes: escamoteado déficit estatal, economía presa de progresiva inflación, sociedad agobiada por la delincuencia, producción restringida por abusos fiscales, impuestos constantemente aumentados, empresariado sin proyectos viables, trabajadores sin futuro laboral, jóvenes desempleados y sin adecuada contención frente a las adicciones, niños con una “asignación universal” de “Seguridad Social insuficiente” que pretende compensar a padres que no pueden alimentarlos, brindarles educación y ni siquiera las más elementales atenciones en salud. Transportes públicos y servicios esenciales subsidiados porque no logran cubrir sus costos. Conflictividad social en ebullición por irresponsables llamamientos y convocatorias de políticos, sindicalistas y “punteros activistas” que incitan a “ganar la calle” a riesgo de inevitables enfrentamientos. Casi todo mal hecho, equivocado, por lo que un destino no querido se instaló

en la nación: la pobreza material y moral, negada con compulsión por los servidores de un Estado mendaz, es realidad indiscutible.

Aquellos antiguos griegos, con sus aciertos y por sobre sus errores, supieron forjar una forma de vida que los distinguió de los trogloditas y que a través de los tiempos conocimos como cultura clásica; en tanto nuestra pobreza de hoy nos orienta hacia una inexorable regresión, pero a diferencia de los trogloditas muchos reconocemos que en otros tiempos supimos vivir mejor y muy lejos del antro, condición que caracteriza a toda dignidad humana.

El presente artículo está reescrito por el autor a partir de una publicación efectuada en el año 2009,

insistiendo en la necesidad de enmendar demasiadas barbaridades.

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