viernes, 25 de marzo de 2011
UNIDAD NACIONAL
ADHESIÓN AL DR. PEDRO R. COSSIO (H)
Dr. Carlos Tórtora:
Estimado amigo:
Sabe Usted que a los periodistas, tanto de pensamiento de izquierda, centro, como de derecha que me han consultado, les he brindado mi apoyo con material de la época en que viví -desde el ‘70 al ’73- en Madrid, como asesor del Teniente General Juan Domingo Perón, que me honrara al designarse asesor en temas de defensa y militares.
Heredé de Juan Paladino, un hombre de bien, aniquilado por José López Rega, por su firmeza indestructible de lealtad a su Jefe,y descalificado injustamente por una maniobra deshonrosa que omito, todas su correspondencias como asimismo, las mías personales, y los materiales documentales originales y de prensa que guardo silenciosamente.
No me ha gustado hablar, he aceptado el sistema argentino, desde añares, de que le cuelguen a uno un emblema mal, a pesar de tener públicamente probadas gestiones que le permitieron vivir a personas importantes hoy en la vida política argentina, cosa que no ostentan los que sí son potables.
Dios es el único testigo de nuestra vida, y a Él siempre me dirijo. Rompo hoy el silencio para pedirle a usted tenga la amabilidad de publicar una adhesión ratificatoria de todos los dichos efectuados por el Dr. Pedro R. Cossio (h), a cuyo padre tuve el honor de conocer, como departir también con el Dr. Jorge Taiana, un hombre de bien, castigado por el lopezregismo, con quien compartí muchos desayunos en Madrid, cuando reinaba López Rega, y yo estaba exilado, siendo diputado, por su persecución.
En efecto, conocí al Dr. Héctor Cámpora, por intermedio de la senadora y amiga Juanita Larraudi (a quien conocí como abogado de Nora lagos y visitar la prisión vieja de Humberto Primo donde también cronstruí buenas amistades con Delia Parodi y Alicia Eguren, alojadas allí durante el ‘55), en la zona de salida del avión 707, de Aerolíneas Argentinas, quien me lo presentó y al partir primero él hacia el avión, me hizo el comentario y me adelantó que, en ese noviembre del ‘71, iba a ser designado Delegado personal del General por propuesta de López Rega e Isabel.
Me extrañó, porque yo sabía por el General que su candidato era el Dr. Jorge Taiana, lo que hubiese sido un gran logro para nosotros, el movimiento y el país; pero las argucias de Lopecito fueron “que era leal y manuable por el momento”.
En el avión conversamos unas pocas palabras, ya en vuelo, y en la escala en Dakar me contó lo emocionado que estaba por la propuesta que le haría el General, lo que no dudo, puesto que hasta esos momentos siempre había sido un exagerado leal a todos los dichos, sin crítica alguna a dichos, opiniones o ideas del General.
A la llegada lo esperaba López Rega, y a mí un hijo de Jorge Antonio. Tuvimos reuniones conjuntas, en una de las cuales, ante una insinuación mía sobre un título de una nota del General a las Fuerzas Armadas, me permití una sugerencia que aceptó el General. Vi su gesto de molestia por haber osado modificar en algo lo dicho por nuestro Jefe. En el Hotel, en una de las pocas veces que hablamos -puesto que el no tenía estima por mí por mis funciones de diálogo con los militares, Cornicelli y el propio Lanusse, y coroneles de la promoción ‘75 (éstos por ser anti-lanussistas y a los cuales hablaba con indicaciones del General en cada ocasión)-, me felicitó por mi observación, subiendo en el ascensor del Hotel Gran Vía. Le agradecí y me replicó: “no es por mi opinión sino por lo que el General lo ha felicitado...”
Me consta que todo lo que dice el Dr. Pedro Cossio es absoluta realidad y verdad, porque en alguna oportunidad, en reuniones que tuviera yo con el General, me sostenía la grave equivocación de “Lopecito o Daniel” al aconsejar esa designación, porque -me dijo- “la influencia nefasta del hijo ha perturbado la lealtad de Cámpora para conmigo”. Es cierto que se hablaba en ese círculo -donde estaban Lorenzo Miguel, Rodríguez, Rosales (secretarios generales de la UOM, SMATA, aceiteros, etc.)- de las grandes “debilidades” que tenía el hijo del Dr. Cámpora, lo que no me consta; su cambio de actitud 180 grados a la de siempre, conservador de pura cepa, en su San Antonio de Giles, y hombre poco proclive a abandonar la derecha intelectual, como cuando era Presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, pudiendo ver sus escasos discursos y de él sacar la confirmación de lo que digo.
Es cierto que el General no quería ser Presidente. Soñaba con ser un Embajador Itinerante de sus ideas latinoamericanistas -y recorrerla-, que reflejaran la construcción y armado de la Alianza llamada A-B-C (Argentina, Brasil, Chile), en donde por primera y única vez y por la admiración que el Presidente Getulio Vargas tenía hacia el General, ese país se encuadró bajo la órbita directriz de Perón, junto con el de Chile, General Ibáñez, a quien motivó Perón por su amistad, cuando el primero había sido ya Presidente conservador de ese país en los ‘30.
Las circunstancias lo obligaron contra su voluntad y Solano Lima se prestó gentilmente a preparar la reunión donde renunciaría, en honor a no tener salida el país, y así se empujaría a Cámpora a renunciar, lo que así fue.
La reunión y sus episodios me fueron relatados por el Dr. Vicente Solano Lima, un leal y fiel amigo del General, cuando siendo yo Interventor del Partido en Santa Fe, en 1973, para dirigir las elecciones acompañé a ambos al acto en el Club Unión de Santa fe y en donde ya Solano Lima me contaba las disconformidades que a su criterio auguraban nubes negras por la conducta ya allí del Dr. Cámpora.
Tiempo después, en la Secretaría General de la Presidencia, cuando lo visitaba como Diputado de Defensa Nacional, él me contó la escena del día de las renuncias.
Perón, ante la evidencia de lo que venía, aceptó y pretendió llevar a Balbín como su vice-presidente, lo que no cuajó de entrada, cuando en el Teatro Cervantes, donde se celebraba la asamblea de elección de la fórmula, la misma fue armada por los gremialistas pro-López Rega y quienes políticamente los seguían, sin permitir hablar y sólo al grito de Perón-Perón se votó sin votar la misma. En la parte de arriba de los palcos del teatro estaban los muchachos, a mi criterio, según dijeron sus representantes abajo armados y salió PERÓN-PERÓN. Contaba luego el Diputado legendario Osela Muñoz, histórico del ‘45, que a Perón no le cayó nada bien la designación de la fórmula. Por supuesto, es de realidad única que el ser hoy camporista es no ser peronista de Perón y Evita, y eso que sostiene el Dr. Pedro R. Cossio es la resultante de una verdad inconstrastable; Perón llegó a tener sumo fastidio por Cámpora en su final y no lo ocultaba a nadie que lo quisiera oír, al extremo que insistió en sacarlo de la Embajada de México.
Ellos tienen todo el derecho de elevar al summum del summum al Dr. Héctor Cámpora, y los respeto, en la medida que no lo confundan con ese HOMBRE EXTRAORDINARIO, que tuvimos en Argentina que, con el Dr. Ricardo Balbín, tuvieron el gesto de los grandes al rectificar ambos sus errores políticos y bregar por la UNIDAD NACIONAL que lamentablemente al morir el último en el ‘81, impidió que la concretara sin duda en el ‘83 y no estar como estamos hoy muy desunidos, muy enfrentados y muy perdidos, para desgracia de nuestros hijos y nietos.
Agradezco su amabilidad de la publicación que esclarecerá algunos temas.
Dr. Luis Sobrino Aranda
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