martes, 15 de marzo de 2011

VICTORIA DONDA




EL MUERTO SE ADMIRA DEL DEGOLLADO


La diputada Victoria Donda, impulsa en el Congreso de la Nación un juicio contra su colega, el diputado Olmedo, por que este tenía una explotación agrícola donde trabajaban y vivían empleados en condiciones precarias.

Supuestamente para la diputada, esta condición no condice con la conducta que debe observar un legislador, por lo que a su criterio merecería que se le inicie juicio político.

Evidentemente se preocupa por la ética de sus colegas, lo que me parece sumamente meritorio, pero quisiera recordarle a esta señorita, una actitud que ella tuvo por la que sí debería habérsele formado un juri de enjuiciamiento y haberla expulsado del cuerpo.

Es la referida, a aquella oportunidad que en la ciudad de Corrientes, escupió al Dr. Millán que estaba junto a los familiares de los militares que habían sido citados para declarar en esta parodia de juicios que se le siguen a los defensores de la Nación, por su lucha contra el terrorismo comunista que pretendía implantar un sistema de gobierno ajeno a la idiosincrasia de nuestro pueblo, prueba de ello es que siguió con su accionar criminal aun durante el gobierno del General Perón, que había obtenido el triunfo electoral con más del 60 por ciento de los votos.

La circunstancia que menciono del escupitajo lanzado por la diputada nacional fue registrada en una foto, y tuvo poca difusión dado a que por entonces la legisladora formaba parte del bloque oficialista.

Deseo recordar la consecuencia que tuvo una acción similar en el ámbito del fútbol, cuando el entrenador del Club Boca Júnior, conocido como el chino Benítez, salivó a un jugador del equipo contrario cuando este pasaba frente al banco de suplentes de Boca. La TV captó esa imagen que fue repetidas varias veces, por la que el Sr. Benítez tuvo que pedir disculpas y luego renunciar. Y eso sucedió en la esfera del fútbol. Sin embargo un hecho de tamaña bajeza y tan agraviante protagonizado por integrante de un poder de Nación, no mereció ni siquiera el repudio de los demás miembros del Congreso, quizás porque si lo hace una legisladora queda bien. Quizás por eso preside la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara.

Sólo quería recordárselo a la diputada Donda y decirle, lo que usted hizo nos causa vergüenza a todos los argentinos, y no es que quiera hacer defensa del diputado Olmedo, sino simplemente porque entiendo que Ud. es la menos indicada para hacer planteamientos sobre la ética de sus pares.

Luis Razzolini

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