martes, 15 de marzo de 2011

JUSTICIA DESNUDA


LA JUSTICIA, SIN PARAGUAS, Y HAY TORMENTA


El caso de asaltos masivos a propiedades ajenas se repite mostrando cada vez más fuerza y frecuencia. Ayer nomás, parque Indoamericano, sin contar por lo menos cuatro réplicas; hoy, parque Avellaneda. Ambos en Buenos Aires. En el primer caso, hasta ahora no se conoce si la acción policial ha sido eficiente, oportuna y pertinente; hubo muertos. La Justicia intervino, hay detenidos, y en la réplica de Lugano, las madres de plaza de Mayo hicieron construir no sé qué cuartel de bomberos en el predio recuperado de un club, lo que no se condice con nada. Hoy, la Justicia actuó, y no se sabe qué sucederá, en parque Avellaneda. El motivo de la inacción policial radica en que, por un lado, el gobierno autónomo metropolitano, no enviará a sus fuerzas, aduciendo que le corresponde al gobierno federal; éste retruca que le corresponde desalojar el parque Avellaneda a la policía local, ocupada la ministra nacional de Seguridad, como sabemos, en descuartizar a la policía Federal en medio de escraches y abucheos. La tormenta arrecia en este encuentro de fuerzas de valencias políticas extremas y opuestas entre los gobiernos de Buenos Aires, ciudad Autónoma, y Buenos Aires, capital Federal. Mientras tanto, los pobres despojan de su techo a otros pobres que lo habían obtenido legítimamente por haber sido desposeídos por la ejecución de obras públicas. La Justicia Federal ordena el desalojo inmediato de los usurpadores pobres, para restituir los bienes a sus pobres flamantes propietarios. Se largó sin protección institucional alguna [que la tiene, pero nadie, nadie se la garantiza], desnuda y sin paraguas, a intentar detener los destrozos sociales que avanzan; y así le fue. Ese Buenos Aires esquizofrénico metropolitano y federal, de uno de sus lados se dice a sí mismo 'a vos te toca', recibiendo del otro lado un 'joder, hacelo vos...'. De modo que la Federal no actúa por no tener mandato de la funcionaria política que está ocupada, como una niña destrozona, en desmembrar a su mejor muñeca, un juguete rabioso; la Metropolitana, ídem de ídem, sin saber qué hacer con su juguete nuevo. En medio, nuestro último garante del equilibrio social: la Justicia, desnuda y a los gritos en medio de la ferocidad del vendaval. 'E la nave va...'. No se sabe muy bien a estas alturas si la esquizofrenia porteña tendrá cura... Pero lo cierto, es que replica en todo el territorio nacional, en donde nadie de nosotros sabe en definitiva en qué lado de ese cuerpo político enfermo está, vive, produce, consume, cree y descree, y también siente que le han quitado el paraguas, como a la Justicia. Sin sospechar, además, quién es el que maneja los botones para desatar las tormentas que despiertan al terrible muñeco, como aquel del Dr. Frankenstein, que se aproxima a la aterida Justicia [y a la sociedad en general] con previsibles ansias de destrucción. Dios nos libre y nos guarde.

Prof. Martín Risso Patrón

DNI 8.174.387

Salta

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