domingo, 20 de noviembre de 2011

CONOCIENDO A PISTOLITA


KONFUSIONES Y MITOS URBANOS
No es Moreno, es Cristina

Guillermo Moreno ingresó al gobierno del Frente para la Victoria recomendado por Eduardo Curia para la Secretaría de Comunicaciones. Desde entonces, inició un ascenso sin pausas, aunque siempre sin controversias. Es más: en 2007, Alberto Fernández llegó a convencer a Cristina Fernández que era mejor desprenderse de él pero Néstor Kirchner lo mantuvo y quien acabó marchándose fue Alberto F. Por lo tanto, Moreno no es Moreno. Moreno es Kirchner.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Desde que Urgente24 informó que Guillermo Moreno había apestillado a Alfredo Piano e hijo con el argumento de que debían bajar la cotización del dólar 'blue' a $ 4,50, mucho se ha escrito acerca de las andanzas de Moreno en la City porteña.

Él ya no es el todoterreno que logró que las telcos aportaran al 1er. fideicomiso que se organizó, allá en 2004, con la excusa de producir computadoras en Tierra del Fuego (luego de que Rudy Fernando Ulloa Igor se asegurara el control de todos los establecimientos fabriles que permanecían cerrados en Río Grande).

Ni aquel que utilizó Néstor Kirchner desde 2006 para presionar a los supermercadistas (Alfredo Coto fue un caso muy anterior a Piano), luego intervenir el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos para mentir sobre el índice de precios y así pagar menos intereses por los bonos públicos, y más tarde protagonizar escenas patoteras durante el conflicto por la Resolución 125.

Tampoco es el Moreno enviado a lidiar con Grupo Clarín y S.A. La Nación en Papel Prensa. Ni el sentimental representante de Kirchner en su última visita a Río Gallegos, a la hora de hablar ante su unidad básica Los Muchachos Peronistas.

No, el Moreno 2011 es diferente porque en el pasado -y en especial mientras estuvieron en el gabinete nacional Alberto Fernández y Sergio Massa-, Moreno era un funcionario en teoría desorbitado que, sin embargo, divertía a Néstor Kirchner pero Cristina Fernández lo tenía entre ceja y ceja.

No era verdad. Y hoy día es evidente que Moreno es una herramienta de Cristina, tal como antes lo fue de Néstor.

No solamente es responsable de enviar mensajes hacia afuera del Ejecutivo Nacional sino también hacia adentro. Casi con seguridad nunca será ministro pero tampoco lo precisa para dejar en evidencia su influencia notable cerca de Cristina Fernández.

El asunto vuelve más patéticas sus apariciones porque no solamente evidencian el doble discurso de Cristina Fernández ante la comunidad de negocios sino que también corrobora la confusión que existe en la Quinta de Olivos acerca del ajuste que le impone la realidad.

Luego, Moreno es ampuloso. Él es afecto al aspaviento, agita aguas y, en todo caso, permite ganar tiempo. El problema es qué ocurre después, si es que él consigue el anhelado 'tiempo muerto'. Ahí la Administración hace agua.

En esta ocasión, el tema es, obviamente, lograr que las menguadas reservas internacionales del Banco Central alcancen hasta el momento cuando ingresen los dólares de la cosecha. Pero ¿eso depende de Moreno o él se encargó solamente de establecer ante los empresarios cuales son las prioridades?

Mientras tanto, él sigue acumulando anécdotas hasta devenir en un auténtico mito urbano.

Aqui algunos ejemplos:


Marcelo Bonelli, en el diario Clarín:

"Guillermo Moreno lo llamó a su teléfono directo y le dio la siguiente orden: “Juancito, frená todos los pagos por importaciones que tiene pendiente el Banco.” Juan Fábrega, el titular del Banco de la Nación, perplejo, escuchaba del otro lado de la línea.

Moreno siguió con su perorata, hasta que el banquero lo interrumpió: “¿Pero vos estás loco? ¿Vos querés que no pague y así quede en default el Banco?“ Fábrega dio por terminada la conversación y decidió desoír la “sugerencia” del secretario de Comercio . Tiene toda una carrera en la entidad como para despedirse de su cargo dejando en cesación de pagos al Banco Nación.

Fue uno de los pocos que le puso límites a Moreno en la desenfrenada y alocada carrera que inició para “encadenar” al dólar y aminorar la corrida cambiaria. Y fue un claro ejemplo de los métodos extremos que el secretario de Comercio utiliza para desacelerar el fuerte goteo del dólar.

Despechado por la respuesta de Fábrega, Moreno no dudó en llamar a cada uno de los máximos industriales de Argentina y exigirles que sean ellos los que frenen los pagos al exterior. Así, repitió en múltiples conversaciones telefónicas, y los empresarios acataron: “Vos no pagues las importaciones por 15 días.” Moreno aprovechó los pasos en falso de Amado Boudou y Mercedes Marcó del Pont en la Quinta de Olivos.

La Presidenta reprendió a ambos por su falta de resultados y consideró desleal la versión que el ministro lanzó en el mercado contra Marco del Pont. Frente al desencanto de la Presidenta, Moreno le prometió a Cristina Kirchner una inminente solución. Una semana después tuvo algunos precarios resultados : no hay operaciones en el sistema y el dólar temporariamente se aquietó.

Lo hizo actuando sobre los efectos de la corrida, pero no tocó ninguna de las causas que motivaron la desconfianza cambiaria. Estas son: El atraso del dólar continúa como verdadero motor de la compra de dólares por parte de particulares.

La inflación persiste como verdadero motor del actual atraso del tipo de cambio.

Las recientes medidas que anunció el Gobierno realimentan ambos problemas. (...)".


Jorge Oviedo en el diario La Nación:

"(...) "¡Pará los pagos de importaciones, patealos una semana!", dijo a otras fuentes empresariales consultadas, que pidieron estricta reserva de sus nombres. "Guillermo, no puedo, tengo que pagarles a los proveedores; traemos insumos para fabricar acá y volver a exportar, si eso se frena es peor", trató de convencerlo un ejecutivo. Pero el secretario de Comercio Interior estaba empecinado: "Es una semana nomás, en una semana lo arreglo, tenemos que hacer que fracase [Jorge] Brito, que está detrás de todo esto", le habría dicho Moreno a su interlocutor.

"Acá las pantallas del Central dicen que estás por pagar una importación como de 15 palos, ¡frenala ya!", le dijo a un sorprendido hombre de negocios. Según la versión del informante, Moreno hasta sabía cuál era el banco operador en comercio exterior que estaba utilizando.

Con compañías que operan tanto exportando como importando, la presión tiene un objetivo claro: que se queden en pesos.

"Yo liquido exportaciones y el Banco Central me da pesos, pero de inmediato los entrego para comprar dólares y pagar las importaciones", relató un ejecutivo de comercio y finanzas.

"Hace meses que las compañías hacen eso, de manera de no quedarse con pesos; ahora aparece Moreno, me exige que liquide los dólares y que no pague al exterior y me quede calzado en moneda local. Pero ¿y si devalúan? ¿Cómo explico a mis jefes lo que hice? Me matarían", detalló.

"Guillermo, puedo postergar el pago que me pedís unos días, pero la semana que viene lo tengo que hacer sí o sí", le dijo un ejecutivo que tenía que pagar compras al exterior.

"Antes llamame y avisame", afirman que le habría dicho el secretario. "¿Qué quiere decir avisame?", se preguntaba retórico el informante. "¿Tengo que informar o que pedir permiso?"

Algunas llamadas, afirman, también habrían sido hechas por la ministra de Industria, Débora Giorgi. "Todo el tiempo dicen que es «por estos días», pareciera que están tratando de posicionarse para los cambios de gabinete y que hay muchas peleas internas sobre cómo solucionar los problemas", dijo otro empresario. (...)".


Hugo E. Grimaldi para la agencia Diarios y Noticias:

"(...) Más allá del festival de gasto en el tema subsidios, el experimento de la prohibición de comprar dólares tuvo un correlato inesperado para los funcionarios actuantes (Ricardo Echegaray y Mercedes Marcó del Pont), tras la corrida que generaron ellos mismos entre los depositantes en dólares, con una salida del circuito de U$S 1.500 millones y una caída extra de las Reservas.

Este segundo grupo tiene de algún modo un líder emblemático: el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, casi un Superman de la burocracia que va sumando galones para el nuevo período constitucional. Ante la consideración presidencial lo ayuda mucho su gran capacidad de trabajo, su muy bajo perfil ante la prensa y la pasión que pone en la defensa de sus ideas. Lo que parece es que no conoce otra estrategia que la de meter siempre el elefante dentro del bazar.

El mito urbano en el que se convirtió Moreno dice que se pelea con todos los empresarios, que amenaza, que le temen y que su única manera de actuar es dar órdenes. El funcionario es una verdadera superestructura no demasiado transparente, pero todos los que trataron con él dicen que es honesto. Algunos le hacen caso de inmediato y otros lo escuchan un rato, lo dejan contento, porque saben que cuando se le pasa y se dedica a otra cosa ellos podrán hacer lo que les parece. La mayoría queda a la espera que les devuelva el favor.

Fue Moreno el participante principal de una especial batalla singular que le encomendó nada menos que Néstor Kirchner con el Indec, que realizó con tanta enjundia que las estadísticas nacionales se fueron a la basura. (...)".


Néstor Scibona en el diario La Nación:

"(...) La calma que en los últimos días mostraron tanto el mercado oficial como el paralelo de cambios tiene mucho de efecto anestésico, aunque a un costo elevado. Se desaceleró la demanda de divisas debido a los controles, oficiales y oficiosos; pero también se contrajo la oferta espontánea, por la misma razón.

Sin embargo, se mantienen el drenaje de reservas (aunque a menor ritmo) y las tasas de interés en niveles récord para toda la era kirchnerista. Esto permite a los bancos recuperar tímidamente depósitos en pesos, aunque a expensas de enfriar el crédito, el consumo y la actividad, más allá de las apelaciones oficiales a bajar el costo de financiamiento.

Además, el no pago de importaciones forzado por Moreno amenaza con comprometer la futura prefinanciación de compras externas, sin que ello evite la merma de reservas, ya que los bancos igual deben hacerse cargo de esas obligaciones.

Aun así, entre los banqueros privados predomina cierta sensación de alivio. Ya tuvieron varias reuniones codo a codo con Amado Boudou y Mercedes Marcó del Pont a fin de suturar algunos daños colaterales de los nuevos controles.

Muchos creen, además, que esta cooperación los coloca fuera del rol de villanos que se les asigna en otras áreas del universo kirchnerista.

Por lo pronto, este diálogo permitió flexibilizar normas para que pudieran atender todos los retiros de depósitos en dólares y la venta de divisas a quienes obtengan créditos hipotecarios. Algunas versiones indican además que la AFIP podría validar compras a quienes tengan fondos declarados y no hayan adquirido montos significativos en el último año. No sería el caso de los monotributistas, a los cuales el organismo fiscal impuso un virtual cerrojo, a costa de derivarlos al mercado paralelo y transmitir más desconfianza.

De todos modos, diciembre se perfila como un mes complicado: el Banco Central debe girar al Tesoro unos US$ 2500 millones para atender el pago de Boden y emitir más pesos para financiar el mayor déficit fiscal de fin de año. La estrategia sería entonces "jibarizar" el mercado oficial: contraer la demanda vía controles y forzar la oferta con la liquidación obligatoria de exportaciones petroleras y mineras, más la repatriación sin encaje de las inversiones externas de aseguradoras locales. Todo para pasar el verano, a la espera de los ingresos salvadores del complejo sojero. (...)".


Héctor Huego en el diario Clarín:

"(...) Esta semana, el funcionario responsable del comercio exterior, quien también está jugando un rol clave en la cuestión cambiaria, descubrió que hay 3 millones de toneladas de trigo sin vender. Las exportaciones siguen trabadas.

Y ya llega una cosecha de 14 millones de toneladas. Solo ahí tiene a mano 1.000 millones de dólares contantes y sonantes, que entrarían de inmediato con el simple expediente de terminar con el gotero de los ROE. Muchos ya están picando el trigo para ensilarlo, o harán bolsas de grano húmedo para destino forrajero. Ya hemos hablado de esto: es una buena práctica, utilizada en todo el mundo. Pero aquí no se hace por conveniencia sino por necesidad.

Mientras esto sucede, las empresas proveedoras de insumos reciben aprietes telefónicos para demorar el pago de importaciones de fertilizantes y agroquímicos. El producto que más fertilizantes consume es el maíz. Es un cereal tan golpeado como el trigo por las dificultades para vender, y esto diluye el interés que existía por las siembras tardías.

Por un puñado de dólares, se desabastece al mercado, orientando a los productores a pasar de maíz a soja. Más de lo mismo. Sin maíz, el año que viene no hay 110 millones de toneladas, la meta ansiada por al ministro de Agricultura Julián Domínguez, nuevamente elogiado por la presidenta esta semana. Pero los mejores esfuerzos de Domínguez y su equipo terminan naufragando en otras aguas. (...)".


Cristian Mira en el diario La Nación:

"(...) La Presidenta dijo esta semana que el precio del novillo se encontraba en los niveles más altos desde la década del ochenta. Los funcionarios que le presentan este tipo de datos a Cristina Kirchner deberían reflexionar un momento. Si van a pasar por alto, por ejemplo, que el control de precios, el cierre de exportaciones y las presiones a los frigoríficos no tuvieron ninguna influencia en la pérdida de casi el 20% del stock vacuno en tres años pueden volver a aplicar las mismas recetas.

No sería extraño que esto sucediera porque este Gobierno se especializa en darse tiros en el pie. ¿Qué otra cosa podría decirse del pedido del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, a las empresas de agroquímicos y fertilizantes para que suspendieran por unas semanas sus importaciones y giros de divisas al exterior? Cuando la economía necesita más que nunca ingresos genuinos por exportación se provoca un riesgo injustificado en plena campaña de granos gruesos.

A la mayoría de las empresas la orden del polémico funcionario las tomó con stocks suficientes para satisfacer a la demanda, pero los traders que traen mercadería desde China comenzaron a preocuparse. La consecuencia que muchos ya vislumbran es una suba en el precio de los insumos para lo que resta del ciclo agrícola.

Esta falta de visión es la que va a provocar quebranto con el trigo. Según calculó un trabajo preparado por los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA) los rindes de indiferencia del cultivo en un campo arrendado de la zona sur de la provincia de Buenos aires ascienden a 61 quintales por hectárea cuando el rinde promedio de la zona es de 34 quintales por hectárea.

El informe sostiene que por una combinación de la caída de precio internacional del cereal y las distorsiones que persisten por la falta de competencia entre los actores de la cadena, los números del trigo se cerrarán en rojo.

En marzo pasado el cereal llegó a cotizarse en US$ 190, en junio US$ 170 y este mes en US$ 135. Quienes en la época de la decisión de siembra alentaban a cultivar trigo por los buenos precios internacional y por la creencia de que se iba a liberar el mercado se han equivocado. Las distorsiones continúan tan vigentes como en esa época y el intento por establecer un nuevo marco en la comercialización fue abortado por el secretario de Comercio Interior.

De la misma forma se pone en riego el cultivo del maíz. La crisis financiera internacional le volvió a jugar al cereal una nueva mala pasada esta semana. De hecho, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires estimó un aumento del área sembrada con soja (ahora en 18,8 millones de ha.) porque muchos han decidido pasar hectáreas del maíz a la oleaginosa.

Si en vez de liberar sólo 500.000 toneladas el Gobierno hubiera dado una señal más contundente, los números del maíz podrían haber sido todavía más alentadores. Sin embargo, la "matriz alimentaria" es la que domina el pensamiento oficial y los errores vuelven a repetirse.

De nada servirá repetir la consigna de alcanzar una cosecha de 160 millones de toneladas para 2020 si el incentivo para producir se decide en la oscura oficina de un funcionario público. (...)".

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