lunes, 28 de noviembre de 2011

EL EGO DE LA YEGUA


El ego de Cristina, protagonista político

Tiempo de descuento para el 3er. mandato consecutivo del Frente para la Victoria, el 2do. mandato propio y el 1ro. totalmente independiente de Él, que ya no está. Luego del luto, el reinado del Gran Ego.

Durante el fin de semana, los columnistas políticos escribieron básicamente acerca del ego de Cristina Fernández, hoy día más grande y elocuente que el otro gran ego de los años recientes, el de Hugo Moyano.

Cristina y Hugo, 2 egos gigantescos. También precarios. Tanto ego que no queda espacio para recursos humanos interesantes.

Tanto ego que no hay espacio para ambos.

Al menos por ahora, Moyano tendrá que reducir el espacio del suyo. Y también la codicia, porque el problema de Moyano ha sido la avaricia, que inclusive le impidió administrar las alianzas con alguna inteligencia.

Todos sus colaboradores son de 2da. o 3ra. categoría, y los que tendría que tener como aliados, son sus adversarios, que no simpatizan con su permanencia.

Si Cristina les demostrara que la disciplina será solo para Moyano, ellos serían capaces de sumarse, al menos por un tiempo, al ego de Ella.

Del otro lado, en el Cristinismo más fundamentalista hay quienes le sugieren a Moyano -y Julio De Vido también se suma a la sugerencia-, que guarde su ego por un tiempo y acepte que el de Ella es más consistente, para impedir lo que avizoran: el cambio.

El ego de Ella escalará nuevas cúspides en las próximas horas cuando comience a deslizar el equipo que la acompañará en el 3er. mandato consecutivo del Frente para la Victoria, el 2do. mandato propio y el 1ro. totalmente independiente de Él, que ya no está.

Aqui algunos apuntes:

Hugo E Grimaldi en La Gaceta, de San Miguel de Tucumán:

"Acompañada únicamente por su verba y por su temperamento, la Presidenta ha decidido que, de ahora en más, el sol gire únicamente alrededor de ella. No sólo porque se ha dedicado en la soledad familiar a armar su futuro elenco de colaboradores, sino por la vibración que le puso a las dos piezas oratorias que encaró durante la semana, bien modosita en el tono aunque con mensajes para todos en la Unión Industrial Argentina (UIA) y de encendida defensa de la guardia pretoriana juvenil que administra Aerolíneas Argentinas, ambos discursos pronunciados con firmeza y con látigo flameando.

Dos frases disparadas por Cristina Fernández definen el quién es quién en estos complicados días de una transición que a algunos se les antoja ver como la de dos gobiernos de diferente signo, antes que darle crédito a la continuidad de ocho años de poder:

> "Las clases más vulnerables no me hacen contado con liqui" y

> "a Mariano Recalde no lo puso el Espíritu Santo, lo nombró esta Presidenta".

El "me" autorreferencial y victimizador, marca claramente que CFK ha elegido ocupar el centro del ring y tener a todos los argentinos bailoteando a su alrededor.

Lo tortuoso de la situación es observar que más allá de Cristina hay poco y nada, ya que esta personalísima decisión de pelearla sin fusibles le ha puesto sobre sus espaldas una misión bien delicada. Ella deberá probar, sola su alma, que lo que está diciendo ahora desde los atriles es lo verdadero y que lo que vino sucediendo hasta ahora en materia económica era una cierta ficción atribuible a otros designios políticos que no parecen ser los actuales.

En lo contradictorio de este complicado alambique de prédicas diferentes está el desafío: cómo convencer a puro eufemismo que hay que entallar el modelo sin decir que ya se está ejecutando el ajuste, con el riesgo de defraudar a los votantes, ya que se acaba de saber a través de una encuesta de la UCA que las expectativas económicas de la población se ubicaron en el máximo nivel histórico hacia la última semana de octubre, cuando la Presidenta se impuso por el 54 % de los votos. (...)".


Jorge Lanata en el bisemanario Diario Perfil:

"Cristina está cada vez más enamorada. De sí misma. Este amor creciente llegó a su éxtasis en la noche de la elección nacional. (...)

La devastadora y prematura muerte de Néstor la cambió y al final el dolor encontró un equilibrio y –sostienen algunos cercanos– también una liberación. Finalmente Ella era sin El. Este proceso pudo desarrollarse, en paralelo, con el experimento de entronización de Néstor y la creación del mito. Este Néstor, El, el Nestornauta, el Néstor del majestuoso y exagerado mausoleo de Río Gallegos, es un invento de Cristina. El capítulo 1 del Relato necesita esa épica, que comenzó con una cuidada y premeditada transmisión del velorio y tuvo su preestreno con el despliegue de Fuerza Bruta en el Bicentenario y con Tecnópolis luego.

El CEO de una compañía de servicios aún recuerda ese día con escozor:

—Nos juntamos varios tipos de la industria en la esquina del Banco Nación para ir a la Rosada a darle el pésame a Cristina. Al grupo se sumó también un popular animador de la televisión y entramos todos juntos. Al rato, yo estoy al lado de este tipo de la tele cuando abraza a la Presidenta para consolarla. Estábamos todos como entre bambalinas, en la parte más reservada. Cuando a la noche llego a mi casa, veo en el noticiero al tipo este de la tele abrazando a la Presidenta, pero en otro lado, justo frente al cajón. No entendía nada, si cuando la abrazó yo estaba ahí y había sido en otro lado… Entonces me di cuenta: al tipo lo habían hecho abrazarla otra vez, pero para la cámara. Me impresionó que en ese momento alguien tuviera la frialdad de estar marcando esas cosas.

Néstor se convirtió desde entonces en una especie de delivery histórico al que recurrir cuando fuera necesario: su aparición, como si estuviera vivo, en uno de los últimos spots electorales, candidateándose desde el Más Allá, fue el punto cúlmine de ese proceso que incluyó decenas de calles, plazas, torneos de fútbol, campeonatos de ajedrez, becas, aeropuertos con el nombre del ex con un vértigo que nunca antes había sucedido. Pero aquéllos eran, por así decirlo, los tiempos felices del Relato que tuvieron también su luna de miel académica: la insólita e irrespetuosa reescritura del prólogo del Nunca Más se coronó hace poco con la creación del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego, que “reivindicará la importancia protagónica de los sectores populares”, según el Decreto 1.880.

El Ministerio del Relato será ocupado por Pacho O’Donnell (quien quizá debería entender que el buen revisionismo empieza por casa: fue secretario de Cultura radical, militante angelocista, agregado cultural, diplomático, embajador y secretario de Cultura de Menem, senador y diputado justicialista. “Me siento absolutamente leal respecto de los aciertos de Menem pero también de sus errores”, le dijo a La Nación –domingo 2/1/2000–). El Relato (puede leerse “la nueva historia argentina nacional y popular”) será custodiado por 33 esbirros entre los que se destacan tres miembros del minibloque Szpolski con secundario completo: Roberto Caballero y Hernán Brienza (de Tiempo Argentino) y Eduardo Anguita (Miradas al Sur). (...)".


Joaquín Morales Solá en el diario La Nación:

"La decisión política es sólo mía. No se equivoquen. Cristina Kirchner le aclaró así a un grupo de empresarios ese punto nodal de la Argentina política. Quién manda. Esa es su preocupación. Puede oscilar (y, de hecho, oscila) entre los contradictorios discursos de José Ignacio de Mendiguren y de Guillermo Moreno, pero la inquietan los hechos y las imágenes más que las palabras.

Moreno y Mendiguren son ahora las personas tal vez más escuchadas por la Presidenta. Uno le habla de conspiraciones y le ofrece soluciones castrenses para resolver la economía; el otro le dibuja un país como un paraíso probable, pero carece de voluntarios para la tarea de construirlo.

Los adversarios presidenciales son, en cambio, los sindicatos y algunos financistas. Hugo Moyano no es una presunción. Su discurso casi diario desafía el poder presidencial.

Ella tiene el 54 por ciento de los votos y vos sos una de las figuras más impopulares del país. Encima, vos le querés interpretar a ella el pensamiento de Néstor Kirchner, le advirtió a Moyano un funcionario kirchnerista. No hay caso.

No voy a abandonar a los trabajadores ni voy a firmar aumentos salariales cuando no sé de cuánto será la inflación del año que viene, le respondió el líder cegetista.

(...) Moyano está asustado. Teme que la disputa con Cristina termine con él en la cárcel. El nivel del aumento salarial está en el discurso subyacente de su disputa con la Presidenta. Un grupo de empresarios le propuso establecer un primer aumento a la baja (18 por ciento), pero sujeto a una revisión en seis meses si la inflación se desmadrara. Moyano balbuceó un tal vez. Su estilo no es abandonar la pelea cuando se siente acorralado, sino doblar la apuesta. Es lo que está haciendo. (...)"


Eduardo van der Kooy en el diario Clarín:

"(...) Para Moyano, entonces, no sería indiferente la presencia de De Vido o de Zannini en la Jefatura de Gabinete. El secretario Legal es mucho más compinche de La Cámpora que el ministro de Planificación. Y siempre el sindicalismo peronista resultó agrio a su paladar. Deberá acostumbrarse aunque el camionero deje al final la CGT: el sucesor será también irremediablemente peronista.

La estrella de De Vido pareció afirmarse después de la victoria electoral de Cristina. Había sufrido un nítido bajón con la Presidenta tras la muerte de Kirchner. Pero no faltó desde el domingo 23 a ninguna de las citas que podrían insinuar algún cambio de rumbo en el Gobierno: los recortes de los subsidios, el ajuste en Aerolíneas, y el encuentro en la UIA donde la Presidenta habló de inflación –una novedad– y de inversión.

El protagonismo no fue nunca un costado fuerte de Zannini.

Al secretario Legal le agrada trabajar e influir en la penumbra . Pero se unta con el barniz de progresismo que le encanta a Cristina. Un dato más: compartió con la Presidenta el diseño electoral que empinó a La Cámpora. Esa organización tendrá también sillones en el futuro gabinete, tal vez varios en la segunda línea.

A Cristina le importa más la lealtad y la disciplina que la capacidad y la decencia de los hombres camporistas. La Presidenta ha dejado de hablar del supuesto blindaje argentino frente a la crisis mundial y de las bondades distributivas del modelo. Al contrario, sus últimas referencias apuntarían a una inmediata austeridad, como si tuviera evidencias de que las inconsistencias del modelo son más profundas y extendidas de lo que presumía. Tampoco promociona las paritarias libres: al contrario, viene pidiendo moderación en los reclamos salariales y una baja en los conflictos que se replican.

Quizás, aquellas inconsistencias del modelo alteren también la paz social .
Esa posibilidad la habría llevado a adoptar otro giro conservador para armar el gabinete que viene. (...)".


Eugenio Paillet en La Nueva Provincia, de Bahía Blanca:

"Hacia el interior del gobierno, las cosas suelen verse un poco más simples de lo que parecen. "Acá, la lucha es por el poder, no hay que equivocarse, y en esa lucha ha empezado a jugarse la mala suposición de algunos de que la pelea por la sucesión empieza el 11 de diciembre", sostiene un operador político que lleva años en el mismo despacho de la Casa Rosada. (...)

En ese marco, la presidenta salió, como pocas veces antes lo había hecho, a mostrar que es la única dueña del poder, dentro del gobierno y fuera de él. Y que no está dispuesta a compartir decisiones con nadie. Sabe, lo sostienen a su lado, que tratarán de encorsetarla. (...)

La decisión de aplicar un duro ajuste en los servicios públicos, que, con más o con menos, pagará con aumentos siderales buena parte de los ciudadanos, puede haber sido suya. Pero reconoce su origen no tanto en el pregonado "sentimiento de equidad" que expusieron los encargados de la puesta en escena, como Amado Boudou y Julio de Vido, sino una urgente necesidad del gobierno de hacerse de una nueva caja.

Pruebas al canto: en el gobierno, se responde con evasivas, y no hay un solo dato oficial hasta ahora que se haya publicado, cuando se pregunta qué harán con los casi 34 mil millones de pesos que esperan recuperar en 2012 con el aumento en las facturas de luz, gas y teléfono.

Y el reconocimiento de que fue ella quien designó a Recalde en Aerolíneas bien podría, al mismo tiempo, suponer una encerrona para la mandataria: ahí está el profundo plan de reorganización y del recorte de beneficios sindicales (que, en algunos casos, rozan derechos adquiridos de los trabajadores) anunciado también con bombos y platillos, que, en el fondo, esconde que la gestión del joven de La Cámpora hasta ahora no había sido buena. Y para mucha gente, incluso del propio gobierno, ha sido, sin medias tintas, desastrosa.

(...) Queda la fuerte impresión, después de lo ocurrido esta semana, que Cristina y Moyano se aprestan, otra vez, para una nueva batalla de poder. Una más de las que han librado, no por casualidad, desde que Néstor Kirchner no está entre ellos para mediar y apaciguar. ¿Será la última? Se verá si la presidenta logra doblegar definitivamente al hombre al que su extinto marido, aun cuando habitaba su propia cima de poder, le temía."

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