domingo, 20 de noviembre de 2011
POR UN PUÑADO DE DÓLARES
Ansiosos e infatigables
Por Carlos Berro Madero
“Para el kirchnerismo es esencial no entrar en una reconciliación nacional, ni siquiera en una búsqueda de la verdad histórica: necesita reanimar viejos odios igual que los vampiros dependen, para sobrevivir, de la sangre de los otros”.
- Guy Sorman
Infatigable, el gobierno no cesa de denunciar, mediante falacias, a supuestos “conspiradores” causantes de los malestares que provoca cada vez que toma una medida desacertada.
Ninguno de los argumentos elegidos para justificar dichos desaciertos –muchas veces diarios-, se corresponde con la verdad: son solo una búsqueda desesperada para colocarse en víctima de las supuestas embestidas de quienes desean “abatirlo”.
Como sus emociones son “epidémicas”, después de cada error cometido, sus funcionarios se galvanizan detrás de una actitud tóxica que los lleva a efectuar correcciones que empeoran aún más sus malas decisiones.
Finalmente, lo que han logrado es crear en la opinión pública una sensación de incomodidad casi “física”, que está poniendo en jaque la profundidad de las convicciones de quienes los votaron el pasado 23 de octubre.
Guillermo Moreno, el máximo exponente de esta filosofía autista, trata de amordazar lo que cree puede disponerse por decreto y a garrotazos: mover ciertas variables económicas en forma arbitraria para impedir que la gente tome libremente decisiones por su cuenta.
Olvida que las cuestiones referentes a la economía nunca responden a una causa única. En general, son el producto de las “preferencias temporales” de individuos que, de acuerdo con su naturaleza, reaccionan frente a lo que consideran ventajas o desventajas de ciertas cuestiones específicas.
El austríaco Ludwig von Mises demostró que el “precio” del dinero –por dar un ejemplo clásico tan vapuleado en estos días-, es decir, su poder adquisitivo, quedaba determinado en el mercado igual que el precio de cualquier otro bien, por la cantidad del mismo disponible y la intensidad de la demanda consumidora.
Es el individuo quien determina finalmente sus deseos de mantenerlo a la vista o en su cuenta bancaria, para poder gastarlo MÁS PRONTO O MÁS TARDE en bienes y servicios considerados por él atractivos.
Para “inducir” estas decisiones, que pertenecen a la esfera de la “motivación interior” de las personas, lo que debe hacerse es inspirar confianza y establecer reglas monetarias y fiscales duraderas.
En medio de su ansiedad, ignorancia y rudeza conceptual, solo está faltando -para coronar su impericia-, que el kirchnerismo intente cambiar el clima y el régimen de lluvias.
Las gestiones de un gobierno inteligente deben ser elaboradas partiendo de sólidos axiomas praxeológicos centrados en el individuo que actúa dentro de la sociedad y PERSIGUE OBJETIVOS EN EL MUNDO REAL.
Mises hizo notar también que las ecuaciones matemáticas –a las que la “troupe” cristinista parece ser adicta (fraguándolas)-, sirven únicamente para describir un mundo atemporal, abstracto y “estático” que no guarda nunca relación con la dinámica cambiante de la realidad.
Como la perennidad del kirchnerismo está indexada por la confiscación y la redistribución arbitraria, los límites han comenzado a aparecer cuando –como ahora- parece no quedar nada más para confiscar y redistribuir.
De continuar este camino, nuestro futuro consistirá probablemente en seguir todos juntos abrazados en medio de la pobreza, viendo cómo se enriquecen los funcionarios del aparato estatal.
El ejemplo ya lo han dado Néstor y Cristina con la colosal fortuna acumulada -¡EN DÓLARES!-, durante más de veinte años de desempeñar cargos públicos.
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